El concepto de adicción conductual o comportamental surge de la idea de que el elemento esencial en todos los trastornos adictivos es la falta de control sobre una conducta determinada. Esto significaría que las adicciones no se limitarían al consumo incontrolable de sustancias, como el alcohol, el cannabis, la nicotina o los opiáceos; sino que, además, existirían ciertos hábitos que pueden salirse de control, transformándose en patrones conductuales que dominan las vidas de aquellas personas que los practican (Cía, 2013).
Es importante señalar que algunas de estas conductas ya son reconocidas formalmente por profesionales y legos como manifestaciones de alguna adicción; siendo estudiadas y tratadas dentro del ámbito de la psicología clínica desde hace mucho tiempo. No obstante, existen muchos otros hábitos adictivos que aún son considerados, por las personas en general, como triviales e inofensivos; o bien, cuya reciente aparición ha impedido que sean analizados a profundidad; sin poder evaluar su verdadero potencial nocivo.
Contenidos relacionados:
- Conducta sexual compulsiva o ‘TOC sexual’
- Adicción a la tecnología: tecnoadicción o cyberadicción
- Vigorexia, qué es, síntomas, prevención y tratamiento
Características de una adicción conductual o comportamental
Las adicciones conductuales o comportamentales también son llamadas adicciones psicológicas o adicciones sin droga, por los profesionales que las estudian (Echeburúa, 1999; Cía, 2013; Fernández, López, 2018). Estas pueden ser definidas como todas aquellas conductas repetitivas que producen alivio o placer en sus primeras etapas; pero que, con el tiempo, se salen de control afectando diferentes áreas de la vida cotidiana de las personas que las practican. El aspecto nuclear de una adicción conductual o comportamental no es el tipo de conducta implicada, sino la forma de relación que una persona establece con ella. Esto quiere decir que cualquier actividad que nos resulte placentera puede transformarse en una conducta adictiva (Cía, 2013).
De acuerdo a esta postura, lo que distingue a un hábito normal de una adicción, es que ésta última tiene efectos contraproducentes para quienes la practican (Echeburúa, 1999). Pensemos, por ejemplo, en una actividad tan trivial como la lectura de novelas de ciencia ficción. Cuando esta se reserva para el tiempo libre y los “espacios muertos” durante el día, es posible reconocerla como un simple pasatiempo. No obstante, si una persona se obsesiona tanto con la lectura, que no solo lee durante las horas que debería dedicar al trabajo o al estudio; sino que, además, no puede dejar de pensar en la historia cuando no lo está haciendo, experimentando un deseo incontrolable por retomar el libro; es posible decir que nos enfrentamos a una posible adicción conductual o comportamental.
En términos muy generales, la adicción conductual o comportamental puede definirse por dos aspectos centrales:
- Pérdida de control sobre la conducta.
- Establecimiento de una relación de dependencia.
Estos criterios son muy importantes en el ámbito clínico, ya que nos previenen de caer en el error de patologizar la vida cotidiana (Fernández, López, 2018).
Mecanismo de la adicción conductual o comportamental
En una adicción conductual o comportamental, el comportamiento se activa por emociones que van desde un deseo intenso, hasta una auténtica obsesión. Situación que puede generar un “síndrome de abstinencia” cuando dicha conducta no se concreta. Si se interpreta esto de acuerdo a la teoría del aprendizaje, el sentimiento de excitación funcionaría, en un inicio, como un refuerzo positivo que ayuda a conservar la conducta. No obstante, cuando ésta se perpetúa, dicho reforzador termina tornándose negativo, respondiendo a la necesidad de no experimentar el malestar que conlleva no realizar el comportamiento deseado (Echeburúa, 1999).
Por otro lado, se ha comprobado que la práctica de ciertas conductas asociadas a adicciones conductuales o psicológicas, produce un aumento considerable de dopamina por parte del sistema nervioso central. Este es el caso de las apuestas, las relaciones sexuales descontroladas, el consumo de alimentos ricos en carbohidratos, o las compras compulsivas. De esta forma, es posible decir que el refuerzo obtenido por dichos comportamientos posee un componente orgánico muy importante (Cía, 2013).
Vulnerabilidad a la adicción conductual o comportamental
Cabe señalar que algunos autores han podido distinguir ciertas características individuales que harían a una persona más vulnerable a padecer una adicción conductual. En este sentido, se ha identificado que las personas que, por alguna circunstancia, ven frustrado su desempeño o éxito en alguna área específica de su vida, tienen un riesgo más alto a padecer este tipo de trastornos (Fernández, López, 2018). Por ejemplo, personas que han perdido su trabajo, individuos que cruzan por una separación, o jóvenes que no logran destacarse académicamente.
Así mismo, se han identificado ciertas características de personalidad o emocionales que aumentan la vulnerabilidad psicológica a las adicciones. Algunas de ellas son:
- Impulsividad
- Oscilaciones frecuentes de humor
- Baja tolerancia a la frustración
- Intolerancia a los estímulos y sensaciones displacenteras
- Necesidad de experimentar cosas nuevas
- Baja autoestima
- Estilos inadecuados de afrontamiento ante las dificultades cotidianas
(Cía, 2013; Fernández, López, 2018).
Por otro lado, el tipo de relaciones que las personas sostienen con quienes los rodean, también es un factor determinante en la adopción de algún tipo de adicción comportamental. De esta forma, la carencia de un afecto consistente, una cohesión familiar débil, o la presencia de relaciones sociales pobres, pueden ser factores que contribuyan al padecimiento de este tipo de trastornos (Fernández, López, 2018).
Síntomas de una adicción conductual
Aunque las adicciones conductuales o psicológicas tienen un factor común: la pérdida de control sobre una conducta; éstas se manifiestan de diferente manera y pueden formar parte de procesos psicopatológicos más complejos. No obstante, es posible identificar ciertos síntomas que son comunes a este tipo de trastornos adictivos. Algunos de los más importantes son los siguientes:
- Deseo o necesidad incontrolable por concretar la conducta placentera.
- Pérdida progresiva de control sobre el hábito, hasta llegar al descontrol.
- Descuido de las actividades cotidianas en el área personal, familiar, laboral o escolar, en favor de la práctica de la conducta adictiva.
- Abandono de actividades placenteras previas para centrarse en el hábito placentero.
- Focalización de las relaciones, actividades e intereses en torno a la conducta adictiva.
- Advertencias por parte de las personas cercanas al individuo sobre la existencia de una afición incontrolable. Situación que es respondida negando el problema.
- Imposibilidad de suspender la actividad adictiva por periodos prolongados.
- Sensación de irritabilidad, malestar o desesperación cuando no existe la posibilidad de concretar la conducta.
- Incapacidad para concentrarse, mantenerse tranquilo o incluso dormir, debido a pensamientos relacionados con la conducta adictiva.
- Tendencia a repetir los patrones tempranos de la actividad problemática, aún después de haber intentado retirarse de ella.
(Fernández, 2013; Cía, 2013; Fernández, López, 2018).
Es importante mencionar que es muy poco frecuente encontrar pacientes que padezcan adicciones psicológicas múltiples. Es decir, que un solo individuo se vea aquejado por dos o más trastornos adictivos comportamentales al mismo tiempo. Por ejemplo, presentar ludopatía y, además, adicción a las compras. Sin embargo, lo que sí es habitual es que una adicción conductual se combine con alguna relacionada con el abuso de sustancias. Por ejemplo, la adicción al trabajo y el tabaquismo, o la hipersexualidad y el alcoholismo (Fernández, López, 2018).
Ejemplos de adicciones conductuales
De acuerdo a los criterios considerados por los expertos, las adicciones conductuales son muy diversas. No obstante, es posible identificar ciertos trastornos de este tipo que han sido objeto de estudio por diferentes profesionales de la psicología clínica. Entre los más destacados se encuentran los siguientes:
- Ludopatía o adicción al juego: se caracteriza por una incapacidad para controlar el impulso a participar en juegos de apuesta, desarrollando una relación de dependencia con respecto a este tipo de actividades. La conducta de juego es llevada a cabo a pesar de las consecuencias adversas que esta ocasiona.
- “Workaholism” o adicción al trabajo: es una implicación progresiva, excesiva y desadaptativa a la actividad laboral, la cual implica una pérdida de control respecto a los límites del trabajo; afectando negativamente otras áreas en la vida de los y las individuos.
- Hipersexualidad o adicción al sexo: consiste en un exceso desbordante de deseos y conductas de carácter sexual que no pueden ser controladas por aquellas personas que las padecen. Esta situación conduce a las personas a entablar numerosos actos sexuales poco satisfactorios, a despecho de las consecuencias negativas que este tipo de comportamiento podría atraerles.
- Oniomanía o adicción a las compras: es un impulso incontrolable para adquirir objetos innecesarios o inútiles. La gratificación de esta actividad proviene del mismo proceso de comprar, y no de los artículos en sí. Por lo tanto, suele caracterizarse por un sentimiento de insatisfacción y de remordimiento tras la adquisición.
- Adicción a la comida: implica la sobre ingesta voraz de comida en atracones sin control. Suele realizarse en solitario o a escondidas, consumiendo grandes cantidades de alimentos ricos en azúcares y carbohidratos.
(Fernández, López, 2018).
Adicciones relacionadas con Internet
Dentro de las adicciones psicológicas, existe una categoría que se destaca por su fuerte penetración y vigencia en nuestra sociedad. Esta es la que comprende los distintos tipos de adicción conductual o comportamental relacionadas con la Internet. Entre las más relevantes encontramos las siguientes:
- Adicción a Internet: implica una pauta de uso anómala, excesiva y desadaptativa de la Internet. A diferencia del usuario común que utilizaría la red como una vía de información, comunicación o diversión, la persona “enganchada” en este tipo de conducta suele conectarse para aliviar sentimientos de malestar emocional como: soledad, aburrimiento, rabia o excitación.
- Trastorno por juegos de Internet: consiste en una preocupación anormal por los juegos de Internet, que los transforma en una actividad dominante. Esta situación obstaculiza el desarrollo de otras áreas en la vida de las y los sujetos; ocasionando, además, síntomas de abstinencia cuando no se está jugando.
- Adicción a las redes sociales: consiste en un uso descontrolado de las diferentes plataformas sociales en línea, invirtiendo grandes cantidades de tiempo en la actividad e incremento de la presencia en ella. Se caracteriza por que aquellas personas afectadas, ven sus estados emocionales alterados por los eventos ocurridos en dichas redes sociales. Además, suelen manifestar un sentimiento de inquietud y desagrado, cuando no se encuentran conectados, prefiriendo la interacción virtual a la real.
- Adicciones a Internet con contenido sexual: se dividen en el cibersexo y el uso de pornografía a niveles adictivos. Dichas actividades son fomentadas por su fácil accesibilidad, asequibilidad y anonimato. Cuando estas actividades trastornan la vida de quienes las practican, ya sea por el tiempo dedicado a ellas o por que se experimenta un sentimiento de abstinencia cuando no se realizan, es posible hablar de estas como adicciones comportamentales.
(Sánchez, Iruarrizaga, 2009; Fernández, 2013; Cía, 2013; Fernández, López, 2018).
Las adicciones conductuales o comportamentales en la clínica actual
Es muy importante puntualizar que las adicciones conductuales o psicológicas no son consideradas como trastornos formales dentro de manuales diagnósticos como el DSM-V o el CIE-10. Lo más lejos que se ha llegado en este aspecto, es la clasificación de la ludopatía como un trastorno relacionado con el control de impulsos, y la posibilidad de englobar los otros tipos de adicciones comportamentales en la categoría de trastornos adictivos no relacionados a sustancias (Cía, 2013).
A pesar de lo anterior, diversos profesionales se han dado a la tarea de profundizar en el estudio de estas dimensiones. Algunos considerándolos entidades independientes, mientras que otros los representan como distintas expresiones de la adicción conductual o comportamental. Los trabajos en este sentido han llegado a tal punto, que incluso algunos autores han desarrollado instrumentos de evaluación que pretenden ser de utilidad en el estudio de las adicciones psicológicas (Echeburúa, 1999).
Tratamiento de la adicción conductual o comportamental
A pesar de que la categoría identificada como adicciones psicológicas o conductuales abarca una gran cantidad de trastornos de diferente naturaleza; ésta se encuentra conformada a partir de un factor común: la pérdida de control sobre una conducta. Debido a ello, algunos profesionales han desarrollado una propuesta general de atención psicológica, que considera este elemento como el eje de su intervención. De esta forma es posible describir un tratamiento en diferentes fases:
- Corto plazo: comprende la enseñanza de estrategias adecuadas de afrontamiento frente a situaciones que desencadenen el deseo de repetir la conducta adictiva; así como una fase de exposición progresiva a dichos escenarios de riesgo. El objetivo es adquirir control sobre las propias respuestas.
- Mediano plazo: se centra en prevenir las recaídas. Esto se logra a partir del análisis de los factores que pueden propiciar el regreso a una conducta adictiva; con el fin de aprender estrategias que permitan confrontar dichas situaciones de forma efectiva.
- Largo plazo: consiste en tratar los problemas de fondo. Es decir, en brindar atención a los trastornos psicológicos específicos que se encuentran detrás del comportamiento adictivo, así como a las situaciones reales y concretas que los detonan o refuerzan.
(Fernández, López, 2018).
Dificultades en el tratamiento y estudio de las adicciones conductuales
Finalmente, es muy importante resaltar que, aunque la clasificación de fenómenos de este tipo bajo el término de adicción conductual o comportamental facilita su comprensión y manejo; ésta tiene, sin embargo, limitaciones muy claras.
En primer lugar, los diferentes padecimientos considerados por este concepto son distintos entre sí; lo que significaría que pueden ser impulsados por distintos factores, e incluso ser parte de dimensiones patológicas más complejas (Fernández, López, 2018). Considerando esto, el uso de bases comunes en un tratamiento podría ocasionar que la verdadera naturaleza de un problema de este tipo sea dejada de lado o confundida como una motivación secundaria.
Por otro lado, algunos autores han hecho notar una clara tendencia a patologizar la vida cotidiana por parte de algunos profesionales de la salud mental y personas legas con buenas intenciones (Sánchez, Iruarrizaga, 2009). De esta forma, la noción de adicción conductual puede ser utilizada como una excusa para la censura de cualquier conducta que salga de los criterios establecidos por un juicio particular, una ideología o una cultura determinada.
Debido a esto, se recomienda no tomar a la ligera el uso de este término, tanto en el ámbito profesional como en la vida cotidiana. Como en muchos casos, sólo partir de considerar los diferentes hallazgos y propuestas en torno a este concepto, tomando en cuenta el contexto, las limitaciones y reservas que rodearon su formulación, será posible entender el verdadero valor de este tipo de dimensiones teóricas dentro y fuera del ámbito clínico.
Referencias
- Cía, A. (2013). Las adicciones no relacionadas a sustancias (DSM-5, APA, 2013): un primer paso hacia la inclusión de las Adicciones Conductuales en las clasificaciones categoriales vigentes. Revista de Neuro-psiquiatría, volumen (76), número (4). revistas.upch.edu.pe
- Echeburúa, E. (1999). ¿Adicciones sin drogas? Las nuevas adicciones: juego, sexo, comida, compras, trabajo, internet. Bilbao, España. Desclée de Brouwer. [Documento PDF].
- Fernández, N. (2013). Trastornos de conducta y redes sociales en Internet. Salud Mental, volumen (36), número (6). pdfs.semanticscholar.org
- Fernández, J., López, J. (2018). Adicciones Conductuales: Características y Vías de Intervención. FOCAD. [Documento PDF]. researchgate.net
- Sánchez, S., Iruarrizaga, I. (2009). Nuevas Dimensiones, Nuevas adicciones: La Adicción al Sexo en Internet. Intervención Psicosocial, volumen (18), número (3), pp. 255-268. scielo.isciii.es