Actualmente, los términos refuerzo, reforzador y reforzamiento, provenientes de la psicología experimental, forman parte ya del lenguaje común. Dichos conceptos son utilizados por profesionales y legos de manera cotidiana, aun cuando muchas veces no conozcan su verdadero sentido. Debido a ello, existen muchas confusiones sobre el significado y correcta utilización de estas dimensiones.
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Conceptos de reforzador y reforzamiento
En psicología, el término reforzamiento surge dentro del modelo conductista. En términos muy generales, el reforzamiento es el proceso de hacer que un comportamiento sea más probable que ocurra recompensando la conducta o aproximaciones sucesivas de la conducta. Dentro del condicionamiento clásico, este se establece tras la presentación de un estímulo incondicionado inmediatamente después de la presentación de un estímulo condicionado; mientras que, en el condicionamiento operante, el reforzamiento se define a partir de cualquier estímulo que haga más probable que ocurra un comportamiento particular (Matsumoto, 2009).
En este sentido, el término reforzador implica dos significados asociados. En primer lugar, este alude a una operación dónde se presenta un reforzador. Por otro lado, dicho concepto también denomina al proceso conductual que ocurre cuando dicha operación tiene lugar; es decir, cuando la conducta se ha modificado como consecuencia de la presentación del reforzador (Pérez, 1995).
Por lo general, una operación de reforzamiento implica que existe un proceso de reforzamiento. Cuando no se observa un cambio conductual como resultado (proceso), no se le suele llamar reforzamiento a dicha operación.
Un reforzador se define como cualquier cosa que pueda usarse para aumentar o disminuir la probabilidad de aparición de un comportamiento; cuando se asocia adecuadamente con dicho comportamiento en el tiempo y el espacio (Matsumoto, 2009). Dado que un reforzador tiene un efecto sobre la conducta, se puede afirmar que este evento es un estímulo. Por otro lado, ya que se pone en relación con una conducta a la que sigue, se puede afirmar que es una consecuencia. Es muy importante notar que un reforzador se presenta en relación con una conducta, y que carece de sentido hablar del mismo sin relación a algún tipo de conducta (Pérez, 1995).
¿Qué significa refuerzo?
Por otro lado, cuando hablamos de término ‘refuerzo’, hacemos alusión a una consecuencia producida en la tasa de una determinada conducta. Específicamente, a su ‘fortalecimiento’. Por ejemplo, al entrenar un perro a que ‘de la pata’, es posible diseñar un proceso de reforzamiento positivo, donde se utilice un tipo de comida específico como reforzador. Si tras este programa, la conducta se presenta más veces, es posible decir que hubo un ‘refuerzo de la conducta’. De la misma forma que un proceso de castigo podría haber ocasionado el debilitamiento de dicho comportamiento.
No obstante, es necesario aclarar que, aunque el reforzamiento de una conducta mediante el uso de un reforzador puede dar lugar al refuerzo de la misma, dicho fortalecimiento no se presenta solo a través de este proceso. Es decir, el refuerzo o debilitamiento de una conducta puede presentarse aun cuando no exista un proceso de reforzamiento.
¿Por qué se confunden los términos: refuerzo, reforzador y reforzamiento?
En primer lugar, es necesario recordar que los términos: ‘refuerzo’, ‘reforzador’ y ‘reforzamiento’, son traducciones al español de nociones originalmente en inglés. Específicamente de las palabras ‘reinforcer’ y ‘reinforcement’, surgidas de libros y artículos sobre conductismo. Curiosamente, estas dos expresiones son transformadas en tres términos diferentes en nuestro idioma; surgiendo el término ‘refuerzo’ como una palabra equivalente, tanto para ‘reforzador’, como para ‘reforzamiento’, en muchos textos académicos. Esto, aún cuando ‘refuerzo’ tiene su propio significado.
La razón de esta simplificación arbitraria puede ser el resultado de que estos conceptos hacen alusión a procesos psicológicos básicos que ya forman parte del lenguaje cotidiano, y que ya han dejado de ser cuestionados y analizados de forma crítica (Pérez, 1995). De esta manera, el significado real de términos como reforzador y reforzamiento, es dado por hecho por muchos profesionales de la psicología, que solo los utilizan para justificar sus propias ideas.
Además, es necesario considerar que la adopción de muchas palabras propias de la psicología por parte de la cultura popular, ha provocado que su uso se encuentre en boca de muchas personas no especializadas en tal disciplina. Debido a ello, la expresión de términos técnicos, como reforzador y reforzamiento, puede haber sido sustituida por la palabra refuerzo, con el fin de ser transmitidos con mayor facilidad; aun cuando esto haya significado distorsionar su verdadero significado.
El empleo inconveniente del término refuerzo
El empleo de la palabra refuerzo para representar tanto el concepto de reforzador como el de reforzamiento, implica un problema potencial importante. Sobre todo, cuando esto se realiza en la traducción de textos en inglés, donde tales sentidos se encuentran perfectamente definidos por sus términos equivalentes en tal idioma.
El principal inconveniente de sustituir el término reforzador por el de refuerzo, radica en que este último no explicita su relación con una conducta. De esta forma, facilita el error común de considerar cualquier cosa como un reforzador, sin considerar su naturaleza como estímulo y el comportamiento que modifica (Pérez, 1995). Por ejemplo, el considerar un chocolate como un ‘refuerzo’, aun cuando su presentación todavía no ha logrado que un niño presente la conducta deseada.
Así mismo, el uso de la palabra refuerzo en lugar de reforzamiento siempre es incorrecto, ya que no denota ni la acción ni el resultado característico del evento que el término original significa (Pérez, 1995). Por ejemplo, el afirmar que ha existido un refuerzo del lavado adecuado de dientes, no implica que ha tenido lugar una operación de reforzamiento, ni la asociación de un estímulo o reforzador con dicha conducta.
Dado lo anterior, se recomienda que, en todo caso, se utilicen los términos reforzador y reforzamiento cuando sean pertinentes, y se evite emplear la palabra refuerzo en su lugar, ya que esta tiene su propio significado.
Uso apropiado de los términos refuerzo, reforzador y reforzamiento
Los términos reforzador y reforzamiento describen conceptos distintos de una misma noción. En términos simples, un reforzador denota un estímulo con ciertas propiedades respecto a una conducta; mientras que la palabra reforzamiento indica la acción o el proceso resultante de presentar un reforzador (Pérez, 1995). Planteado de otra manera, cualquier comportamiento ocurre en una situación dada y es seguido por consecuencias particulares. Si con el tiempo la conducta aumenta en frecuencia, las consecuencias se caracterizan como reforzadores y la operación se denomina reforzamiento (Drossel, Waltz, Hayes, 2007).
Como ya se ha comentado, el uso del término común ‘refuerzo’ puede dar pie a distintos errores cuando este sustituye la palabra reforzador. En primer lugar, abre la posibilidad a que objetos o eventos que no son reforzadores, sean denominados como tales. Por ejemplo, cuando estímulos que posiblemente puedan reforzar conductas más adelante, sean ya considerados, o incluso ya administrados como reforzadores; o bien, cuando la palabra refuerzo es considerada un sinónimo de premio, y en virtud de esta asociación, cualquier recompensa sea vista como un reforzador (Pérez, 1995).
Existe, además, un error muy frecuente en el uso de los términos reforzador y reforzamiento que vale la pena señalar. Este consiste en afirmar que los reforzadores refuerzan sujetos, en lugar de conductas (Pérez, 1995). Por ejemplo, al afirmar que ‘se reforzó’ a una paloma cada vez que bajó una palanca, se sugiere que es el animal, y no la conducta la que se encuentra en relación con el estímulo o reforzador. Para evitar este tipo de incidentes, se sugiere replantear esta clase de expresiones evitando el lenguaje técnico. Por ejemplo, simplemente decir: se le dio una migaja a la paloma, cada vez que bajó la palanca.
El problema de confundir los términos refuerzo, reforzador y reforzamiento
Aunque pueda parecer un problema superficial, la confusión entre los términos reforzador, reforzamiento y refuerzo, constituye un problema serio en la práctica; ya que puede originar errores conceptuales importantes en aquellos profesionales que aún se encuentran en formación académica o entrenamiento; o bien, en aquellos que solo tienen una noción limitada sobre los principios de la psicología experimental y el conductismo.
Además, la poca claridad en la codificación de conceptos tan elementales en psicología, puede dar lugar a obstáculos importantes en la transmisión de conocimiento hacia otras disciplinas y profesiones.
Ante este dilema particular, la solución propuesta es bastante simple: profundizar en el verdadero sentido de los conceptos, sin darlos por sentado; y evitar en lo posible el uso de términos genéricos como la palabra refuerzo; la cual solo da lugar a confusiones innecesarias.
Referencias:
- Drossel, C., Waltz, T., Hayes, S. (2007). An Introduction to Principles of Behavior. Understanding Behavior Disorders: A Contemporary Behavior Analitytic Pespective, pp. 21.46. researchgate.net
- Matsumoto, D. (Ed.) (2009). The Cambridge Dictionary of Psychology. Cambridge University Press. web20kmg.pbworks.com
- Pérez, L. (1995). El uso correcto de los términos reforzador y reforzamiento. Análisis y Modificación de Conducta, volumen (21), número (79). dialnet.unirioja.es
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