En la actualidad, no existe un acuerdo generalizado sobre los objetivos, intereses y alcances de la psicología social. Sus bases teóricas, su objeto de estudio, así como su metodología, aún son motivo de constantes debates entre autores, especialistas y académicos. Debido a ello, el desarrollo de la psicología social ha tomado diferentes caminos, dividiendo su estudio en distintas vertientes. En este sentido, existen diversas formas de clasificar esta disciplina de acuerdo a muy variados criterios; como la población que analizan, la problemática a la que responden, o las estrategias de investigación e intervención que utilizan. No obstante, una de las ramificaciones más importantes generadas en este campo, es aquella que surge de las diferentes formas en que se concibe la relación entre individuo y sociedad (Moscovici, 1984). Actualmente, esta divergencia ha generado, principalmente, tres corrientes: la psicología social psicológica, la psicología social sociológica y, más recientemente, la psicología social constructivista.
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¿Cuáles son las vertientes de la psicología social?
Las vertientes de la psicología social mencionadas se distinguen entre sí por la forma de concebir tanto ‘lo social’ como ‘lo individual’; asumiendo una postura propia sobre la relación entre estas dos dimensiones (Sewell, 1989).
- PSP- Psicología social psicológica: este término es aplicado a la psicología social nacida de la tradición de la psicología como ciencia. Esta corriente se centra en el estudio de los procesos psicológicos individuales, como percepción, cognición, motivación, aprendizaje, formación y cambio de actitudes; en tanto operan en relación con los estímulos y situaciones sociales. Es posible definirla como una subdisciplina de la psicología que implica especialmente el estudio científico del comportamiento de los individuos en función de los estímulos sociales.
- PSS- Psicología social sociológica: esta corriente surge como una alternativa más “social” frente a la psicología social experimental. Esta se basa en la idea de que lo social y lo individual no deben ser concebidos como dos entidades separadas; sino como dos dimensiones interdependientes y en interacción. Dentro de esta postura, se destacan dos corrientes distintas:
- Interaccionismo simbólico: considera que el significado no es inherente a las personas u objetos que un ser humano confronta y percibe; sino que le es dado a estas personas y objetos por la persona que los percibe.
- Sociología psicológica: teoría e investigación sobre la relación de las estructuras y procesos macrosociales con los atributos y comportamientos psicológicos individuales.
- PSC- Psicología social construccionista: considera que, si las sociedades son cambiantes, también los son los significados que las personas de dichas sociedades atribuyen a la realidad. De esta forma, el propio conocimiento científico, que justamente se caracteriza por dar nuevos sentidos a la realidad, tendría la capacidad de afectar la manera como entendemos el mundo.
(House, 1977; Sandoval, 2010; Markova, 2017).
Los métodos de la psicología social en relación con sus vertientes
Las vertientes de la psicología no solo se diferencian por su forma de entender la relación individuo-sociedad. Además, se distinguen por seguir una metodología propia:
La psicología social psicológica se concentra en los procesos psicológicos individuales en relación con los estímulos sociales, enfatizando el uso de métodos experimentales de laboratorio. Esta corriente encarna la tradición de la investigación conductual experimental que ha caracterizado a una parte importante de la psicología desde principios del siglo XX; siguiendo un modelo donde los estímulos son variados y se observan las respuestas conductuales para hacer inferencias sobre la naturaleza y los procesos psicológicos del organismo o persona (House, 1977; Sewell, 1989).
Por su parte, la psicología social sociológica combina métodos científicos y cuantitativos con estrategias no experimentales y descriptivas para referir la relación entre lo individual y lo social. De esta forma, el interaccionismo simbólico recurre casi exclusivamente a la metodología de observación participante y no participante junto con entrevistas informales; mientras que la sociología psicológica utiliza métodos experimentales, pero se enfoca en fenómenos más macrosociales, de la «vida real»; utilizando, además, métodos en gran parte no experimentales (House, 1977).
En lo referente a la corriente construccionista, esta se enfoca en el análisis crítico del lenguaje. Esto, con el fin de comprender las diferentes formas de relación del individuo con la cultura y su entorno social; así como la transformación de dicha interacción a lo largo del tiempo, al considerar que el conocimiento que se obtiene de la psicología social es de carácter histórico (Sandoval, 2010).
Limitaciones de las vertientes de la psicología social
Las distintas vertientes de la psicología social representan distintos puntos de vista y estrategias de investigación en torno a la relación de las y los individuos con su realidad social. Sin embargo, dichas posturas también representan deficiencias notables, tanto a nivel teórico como metodológico.
La psicología social psicológica ha sido acusada de considerar a las personas como individuos indiferenciados e indefinidos, sin historia, sin una cultura o sin identidad (Markova, 2017). Además, se ha sugerido que esta postura se aleja cada vez más de la preocupación por los entornos y problemas de la vida real, hacia una investigación de laboratorio cada vez más elemental; a menudo en situaciones mínimamente sociales. Esta posición implicaría descuidar el contexto social en curso en el que se produce todo el comportamiento humano (House, 1977).
Por otro lado, se ha argumentado que la psicología social sociológica se caracteriza por ser menos intelectual y organizativamente segura y coherente que su contraparte dentro de la disciplina de la psicología. En el caso del interaccionismo simbólico, este tiende a rechazar o al menos descuidar ideas relacionadas con el método científico; aislándose del desarrollo alcanzado en otras disciplinas. Por otra parte, la sociología psicológica carece de los atributos simbólicos e institucionales que dan identidad a las otras caras de la psicología social. Esto es, un nombre ampliamente aceptado, libros de texto que presenten coherentemente sus preocupaciones sustantivas y metodológicas, o personificación institucional en asociaciones profesionales y revistas (House, 1977).
Finalmente, en el caso de la psicología social construccionista, sus métodos de análisis y deconstrucción de sistemas de significado e interpretación, no son capaces de explicar el origen y la transformación de las relaciones sociales de carácter más estructural; lo que incluye los elementos no lingüísticos de la realidad (Sandoval 2010).
Referencias:
- House, J. (1977). The Three Faces of Social Psychology. Sociometry, volumen (40), número (2), pp. 161-177. yumpu.com
- Markova, I. (2017). The making of the theory of social representations. Cuadernos de Pesquisa. scielo.br
- Moscovici, S. (1984). La Psicología Social: El campo de la Psicología Social. Barcelona, España. Paidós. cloudfront.net
- Sandoval, J. (2010). Construccionismo, conocimiento y realidad: una lectura crítica desde la Psicología Social. Revista del Magister en Análisis Sistémico Aplicado a la Sociedad, número (23). revistateoria.uchile.cl
- Sewell, W. (1989). Some Reflections on the Golden Age of Interdisciplinary Social Psychology. Annual Review of Sociology, volumen (15), pp. 1-16. ssc.wisc.edu