Misofonía o aversión al sonido: ¿Tiene base científica?

La misofonía es la aversión a ciertos sonidos. Se caracteriza por una respuesta emocional y psicofisiológica desproporcionada hacia la fuente de dichos estímulos.

La palabra misofonía describe una condición particular donde las personas sienten aversión a sonidos específicos; lo cual detona una respuesta de agresión o miedo (Schröder, Vulnik, Denys, 2013). Aunque el término es cada vez más popular, esta no es una dimensión clínica reconocida, sino una designación informal para una serie de síntomas descritos por distintos pacientes.

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Si bien existen distintas hipótesis sobre sus probables causas, aun no se sabe el origen de esta manifestación. Algunos profesionales han propuesto reconocerla como una afección clínica particular con criterios diagnósticos propios. No obstante, la falta de información suficiente sobre su etiología, evolución y prevalencia real, impiden que esta pueda ser considerada un padecimiento independiente dentro de los manuales diagnósticos reconocidos.

¿Qué es la misofonía?

El término misofonía fue creado por los doctores Pawel y Margaret Jastreboff para describir un fenómeno reportado por pacientes con baja tolerancia al sonido. De acuerdo a sus estudios y experiencia, la baja tolerancia al sonido estaría caracterizada por dos manifestaciones: hiperacusia y misofonía. El primer fenómeno se definiría como una sensación de incomodidad ante el sonido como resultado de una activación anormalmente alta del sistema auditivo. Por otro lado, la misofonía sería la simple aversión hacia el sonido, y no se relacionaría directamente con el funcionamiento del sistema auditivo. Los doctores Jastreboff llamaron “fonofobia” a la misofonía caracterizada por una respuesta de miedo (Jastreboff, Jastreboff, 2001).

Aunque la mayoría de las personas con baja tolerancia al sonido suelen presentar tanto hiperacusia como misofonía, estas son manifestaciones independientes. Es decir que una persona puede sentir aversión a un determinado sonido, aún cuando este no le produzca una sensación auditiva intensa. Es necesario destacar, además, que ni la hiperacusia, ni la misofonía tienen relación alguna con los umbrales auditivos. Por lo tanto, los pacientes con hiperacusia y misofonía pueden tener una audición normal, o pueden tener problemas auditivos (Jastreboff, Jastreboff, 2001).

En trabajos recientes, la misofonía es descrita como una condición caracterizada por una reacción psicofisiológica y emocional desproporcionada en respuesta a estímulos auditivos o visuales específicos, pudiendo causar un deterioro funcional en diversas áreas vitales (Bellavista et al., 2022). Definiciones de este tipo acentúan la importancia que tiene la respuesta particular de las personas afectadas frente a determinados sonidos, para distinguir esta condición. Lo que implica considerar el aspecto psicológico y conductual de la misofonía, por sobre alguna explicación orgánica.

Características de la misofonía

Aunque la misofonía no es un trastorno neurológico, psicológico o conductual reconocido, algunos especialistas han intentado que se le considere como tal. Para ello, han estudiado y distinguido ciertos criterios que tipificarían esta condición. Algunas de las características y síntomas destacados de esta manera son:

  • La presencia o anticipación de un sonido específico provoca una reacción física impulsiva aversiva; la cual comienza con irritación o disgusto, para instantáneamente convertirse en ira.
  • La respuesta suele encaminarse a detener el sonido de manera agresiva o a huir de la fuente.
  • Muchas veces, los sonidos detonantes son producidos directa o indirectamente por otra persona, como ruidos al masticar, respirar o golpetear los dedos.
  • En algunas ocasiones, observar la fuente del ruido es suficiente para detonar la reacción aversiva.
  • Esta ira inicia una profunda sensación de pérdida de autocontrol con arrebatos raros, pero potencialmente agresivos.
  • Tras reflexionarlo, la persona reconoce que la ira o el asco son excesivos, irrazonables o desproporcionados con respecto a las circunstancias o al factor estresante que lo provoca.
  • Las y los individuos tienden a evitar la “situación misofónica”, y si no lo logran, soportan los encuentros con la situación sonora misofónica con una intensa incomodidad, ira o repugnancia.
  • La ira, el asco o la evitación del individuo provocan angustia significativa o interfieren en la vida cotidiana de la persona.
  • Se desarrolla una obsesión con los sonidos detonantes, debido a los episodios de ira, miedo o incomodidad sufridos.
  • La intensidad de los sonidos no suele ser un factor determinante, ya que otro tipo de ruidos pueden ser tolerados a niveles más altos.
  • El desagrado hacia los sonidos se racionaliza bajo argumentos como el que las personas son ruidosas, groseras o molestas al emitir o permitir dichos ruidos.

(Hazell, 2012; Schröder, Vulink, Denys, 2013; Bellavista et al., 2022).

¿La misofonía es un trastorno real?

La misofonía no es una condición reconocida oficialmente como un trastorno clínico o psicopatológico. La razón de ello, es que aún no existe información o datos suficientemente claros sobre esta dimensión. Algunos estudios consideran que estos síntomas comienzan en la infancia o la adolescencia, aunque también se pueden presentar en la edad adulta. Además, la misofonía no sigue un curso o evolución particular. Es decir, que las personas pueden mejorar, empeorar o mantener los mismos síntomas. Se han identificado cierto tipo de sonidos detonantes frecuentes, pero en general, este estímulo puede ser de muy distinto tipo en cada caso (Bellavista et al., 2022).

Por su parte, las hipótesis sobre su origen también son de muy diferente naturaleza. Algunos autores consideran la existencia de ciertas anormalidades anatómicas en el cerebro. Mientras que, en el otro extremo, se encuentran aquellas y aquellos que consideran que la misofonía es una respuesta aprendida que puede ser modificada (Schröder, Vulink, Denys, 2013). De cualquier forma, no existen respuestas concluyentes para ninguna postura.

La prevalencia real de la misofonía es un punto que tampoco se sabe con claridad; ya que, al ser una dimensión de estudio relativamente reciente, son pocas las investigaciones dedicadas a contabilizar el número de personas afectadas (Bellavista et al., 2022).

Ahora bien, ¿esto significa que la misofonía no existe?

Ante la falta de una explicación clara sobre la misofonía, es importante anteponer un hecho: existen muchas personas que manifiestan estos síntomas. Y no solo eso, sino que dichas sensaciones afectan de manera negativa distintas áreas de su vida (Jastreboff, Jastreboff, 2016). Por lo tanto, es posible afirmar que la experiencia de la misofonía es real, y sus efectos en la vida de quienes la padecen también. Las causas y naturaleza de este fenómeno aún deben investigarse.

Intentos de explicar la misofonía

Existen distintas hipótesis sobre el origen de la misofonía. Los doctores Jastreboff adjudicaron esta manifestación a una activación anormal de los sistemas nerviosos límbico y autónomo por un sonido, en presencia de un sistema auditivo que funciona normalmente. Mientras que consideraban que el grado de las reacciones estaría determinado solo parcialmente por las características físicas de dicho sonido, mientras que dependería significativamente de la experiencia pasada del paciente, el contexto en el que se produce el sonido y el perfil psicológico del paciente (Jastreboff, Jastreboff, 2003).

En primer lugar, se han considerado ciertos factores biológicos detrás de la misofonía, como la herencia o una conformación anatómica particular. Algunos estudios han identificado mayor actividad funcional en zonas del cerebro, como la corteza insular, ante estímulos misofónicos. No obstante, los resultados de estos trabajos aun no son concluyentes, debido a que las muestras son aun muy pequeñas y están formadas por personas que se auto diagnostican con esta condición (Bellavista et al., 2022).

Por otro lado, los factores ambientales han sido tomados en cuenta desde el inicio del estudio de la misofonía. En este sentido, se ha encontrado que algunos pacientes refieren eventos significativos en su vida, que identifican como el momento detonante de los síntomas de misofonía. No obstante, debido al carácter anecdótico de estas declaraciones, es muy difícil estudiarlas de manera formal (Bellavista et al., 2022).

Así mismo, los mecanismos subyacentes de la misofonía han sido asociados con aquellas respuestas condicionadas, naturales en todas las personas, que actúan como reflejos de sobrevivencia para alertarnos de una amenaza. De esta forma, la misofonía sería explicada como una desviación en este proceso de aprendizaje (Hazell, 2012).

Atención a los síntomas de la misofonía

Mas allá de los intentos por comprender este fenómeno, se han realizado ciertos esfuerzos por combatir los efectos de la misofonía. De acuerdo a los especialistas, los procedimientos de desensibilización por sobreexposición a los estímulos desagradables y los métodos de amortiguación del sonido, solo logran empeorar el problema (Hazell, 2012).

En este sentido, la terapia cognitivo-conductual surge como la alternativa terapéutica más recomendable. Este enfoque se centra en las sensaciones físicas y emocionales que provocan los sonidos desencadenantes. Para ello, intenta romper aquellos círculos viciosos donde los pensamientos negativos intensifican las sensaciones desagradables. Al confrontar y explorar dichas ideas, sería posible modificarlas y disminuir el efecto producido por los sonidos detonantes. Es importante destacar que, aunque prometedora, esta alternativa está muy lejos de ser infalible, ya que la mitad de los pacientes tratados de esta forma suelen tener una mejora bastante limitada (Bellavista et al., 2022).

Referencias:

  • Bellavista, C., Amor, A., Sugrañes, J., Deus, J. (2022). Misofonía: evaluación, diagnóstico y tratamiento; una revisión sistemática. Psicosomática y Psiquiatría, número (20). raco.cat   
  • Cobo, V. (2019). Misofonía. Pontificia Universidad Javeriana.javeriana.edu.co
  • Hazell, J. (2012). Decreased sound tolerance: hypersensitivity of hearing. Tinnitus and Hyperacusis Centre, London UK. archive.org
  • Jastreboff, P., Jastreboff, M. (2001). Components of decreased sound tolerance : hyperacusis, misophonia, phonophobia. ITHS Newsletter. archive.org
  • Jastreboff, P., Jastreboff, M. (2003). Tinnitus Retraining Therapy for patients with tinnitus and decreased sound tolerance. Otolaryngologic Clinics of North America, volumen (36), número (2), pp. 321-336. researchgate.net
  • Jastreboff, P., Jastreboff, M. (2016). Tinnitus and Decreased Sound Tolerance. Ballenger’s Otorhinolaryngology Head and Neck Surgery. People’s Medical Publishing House-USA. researchgate.net
  • Schröder, A., Vulink, N., Denys, D. (2013). Misophonia: Diagnostic Criteria for a New Psychiatric Disorder. Plos One, volumen (8), número (1). ncbi.nlm.nih.gov
R. Mauricio Sánchez
R. Mauricio Sánchez
Licenciado en Psicología por la Facultad de Ciencias de la Conducta de la UAEMex (México). Experiencia docente y en atención clínica en entidades privadas y públicas, como el Instituto de la Seguridad Social. Editor adjunto y redactor especializado en Psicología en Mente y Ciencia.

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R. Mauricio Sánchez
R. Mauricio Sánchez
Licenciado en Psicología por la Facultad de Ciencias de la Conducta de la UAEMex (México). Experiencia docente y en atención clínica en entidades privadas y públicas, como el Instituto de la Seguridad Social. Editor adjunto y redactor especializado en Psicología en Mente y Ciencia.