En las últimas décadas, los cambios en nuestro estilo de vida y la gran oferta de la industria alimentaria han originado que las dietas desequilibradas sean un fenómeno habitual. Este factor ha contribuido a que trastornos como la obesidad y el sobrepeso sean cada vez más frecuentes en nuestras sociedades. Aunado a estas afecciones, existen otros problemas de salud de aparición común. Estos son las reacciones adversas a alimentos, las cuales no solo tienen efectos físicos, sino, además, psicológicos y sociales (Ruiz et al., 2018).
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Las reacciones adversas a los alimentos pueden tener consecuencias muy graves en la calidad de vida; tanto de quienes la padecen como de sus familiares. Debido a ello, es muy importante tomar en cuenta estas repercusiones durante el tratamiento de dichas enfermedades.
¿Qué son las reacciones adversas a alimentos?
Se llaman reacciones adversas a alimentos, o RAA, a cualquier respuesta clínicamente anormal que pueda atribuirse a la ingestión, contacto o inhalación de un alimento, de sus derivados o de algún aditivo que contengan. El mecanismo de dicha reacción, puede o no tener un componente inmunológico (Ruiz et al., 2018).
Este es un problema tan frecuente, que en la actualidad se calcula que alrededor del 30% de los adultos la padecen. Existen varios tipos de reacciones adversas a alimentos, pero el tratamiento principal para la mayoría de ellas comienza evitando el alimento que causa la reacción.
Las RAA más frecuentes son:
Alergias alimentarias
Una alergia alimentaria es la reacción adversa que presenta una persona tras la ingestión a un determinado alimento o su exposición a él. Se distingue porque suele tener un componente inmunológico generalmente asociado a la inmunoglobulina E (IgE). Sus manifestaciones médicas dependerán del grado de activación inmunológica que origine el alérgeno, y su aparición no es dosis dependiente. Esto quiere decir que los síntomas pueden desencadenarse incluso cuando la exposición o ingesta a la sustancia alergénica sea mínima.
Una reacción alérgica puede dañar el organismo de quien la padece de manera local, por ejemplo, provocando síntomas digestivos; o bien, sistémica, a través de manifestaciones cutáneas, respiratorias o cardiovasculares. El síntoma más severo en este sentido es la anafilaxia alimentaria, que puede aparecer de forma inmediata y poner en peligro la vida.
Es importante señalar que este tipo de reacción adversa no solo puede presentarse después de la ingesta de la sustancia. En algunos casos, el contacto con la piel, o incluso el olor, pueden desencadenar los síntomas (Ruiz et al., 2018).
Intolerancias alimentarias
Las intolerancias alimentarias son reacciones adversas a alimentos provocadas por un mecanismo farmacológico, metabólico, mixto o idiosincrático, pero no inmunológico. Sus síntomas y signos suelen ser similares a las alergias alimentarias; no obstante, estas suelen ser de dosis dependientes. Es decir, que se requiere una cantidad mínima de sustancia ingerida para desencadenar sus manifestaciones.
Es posible distinguir tres tipos de intolerancias alimentarias:
- Farmacológicas: Ocurren tras la absorción de grandes cantidades de ciertas sustancias que se encuentran en determinados alimentos, originando diferentes manifestaciones al no ser adecuadamente metabolizadas.
- Metabólicas: Producidas por el déficit de ciertas sustancias en el organismo, necesarias para el proceso de digestión, absorción o utilización de un alimento.
- Indeterminadas: con mecanismos no asociados o múltiples.
(Ruiz, et.al 2018).
Déficit de DAO
Este déficit funcional es una alteración en el metabolismo de la histamina que produce la dieta. Quien padece este trastorno no puede metabolizar la histamina a nivel intestinal, por lo que esta se acumula en la sangre y los tejidos. Sus manifestaciones comunes son:
- Migrañas y cefaleas vasculares
- Síntomas gastrointestinales como estreñimiento, diarrea, flatulencia o sensación de distención.
- Manifestaciones dermatológicas como piel seca o urticaria.
- Hipotensión.
- Dolores en tejidos blandos y óseos.
(Ruiz et al., 2018).
Intolerancia al gluten o enfermedad celiaca
Consiste en una respuesta metabólica alterada al gluten, una proteína que se encuentra en el trigo y otros granos. Esta enfermedad presenta algunas características de una verdadera alergia alimentaria, porque involucra al sistema inmunitario. No obstante, su componente inmunológico no se asocia a la inmunoglobulina E.
Entre las manifestaciones y complicaciones de la intolerancia al gluten más importantes se encuentran las siguientes:
- Diarrea
- Dolor abdominal
- Flatulencias
- Dolor articular
- Dolores de cabeza
- Dermatitis herpetiforme
- Artritis
(Li, 2022).
Es importante señalar que las personas con enfermedad celíaca no tienen riesgo de anafilaxia.
Esofagitis eosinofílica
Es una enfermedad inflamatoria inmunoalérgica crónica del esófago, caracterizada por la presencia de eosinófilos en la mucosa esofágica. Aunque sus causas son aún desconocidas, se piensa que puede deberse a la exposición a agentes irritantes, trastornos de la motilidad esofágica, ERGE, gastroenteritis eosinofílica, enfermedad inflamatoria intestinal, infecciones parasitarias o fúngicas e inmunosupresión. Aunado a esto, existe evidencia acumulada que asocia la presencia de esofagitis eosinofílica a diversos alimentos conocidos por su capacidad alergénica. Por esta razón, se sospecha que, en aquellos casos considerados de causa desconocida, su presencia puede ser una manifestación más de alergia alimentaria.
Este trastorno se presenta a través de ciertos síntomas:
- Dolor al tragar (odinofagia)
- Dificultad para tragar (disfagia)
- Acidez estomacal
- Saciedad precoz
- Náuseas
- Vómitos
(Ruiz, et.al 2018).
Efectos psicológicos de las reacciones adversas a alimentos
Las reacciones adversas a alimentos tienen efectos psicológicos importantes, tanto en las personas que los padecen, como en sus cuidadores. Dichas repercusiones son el resultado de factores relacionados directamente con las restricciones alimentarias, tratamientos, cambio o mantenimiento de hábitos, y la estigmatización o rechazo del que son objeto muchas y muchos individuos con este tipo de padecimiento (Cummings et al., 2010; Polloni, Muraro, 2019; Miller et al., 2020).
Es oportuno indicar que cierto grado de ansiedad y estrés, en un nivel moderado, es una reacción natural ante enfermedades de este tipo. Incluso, algunos profesionales de la salud han llegado a afirmar que estos síntomas podrían ser útiles, en tanto ayuden a evitar el contacto con alérgenos, y preparen a las personas para una emergencia. No obstante, investigaciones recientes han demostrado que el aumento de la ansiedad no mejora la adherencia al tratamiento. Por el contrario, se ha confirmado que los altos niveles de ansiedad son contraproducentes y están relacionados con el afrontamiento desadaptativo (Polloni, Muraro, 2019).
Efectos psicológicos en adultos con reacciones adversas a alimentos
Algunos trabajos de investigación han explorado la relación que existe entre las reacciones adversas a alimentos y ciertos trastornos psicológicos en adultos. Sin embargo, aún no existe un cuerpo sólido de evidencias que apunte a resultados concluyentes en este sentido. Esto se debe a diversos factores, como el uso de muestras reducidas, sesgos en la elección de voluntarios, o la falta de confirmación en los diagnósticos médicos de los participantes. Aún así, según los trabajos académicos y la experiencia de las y los profesionales de la salud mental, existen síntomas psicológicos típicos y tendencias específicas en muchos pacientes con este tipo de enfermedad. Los más importantes son:
- Estrés
- Irritabilidad
- Miedo
- Ansiedad
- Síntomas de depresión
- Fobia social
(Cummings et al., 2010, Mayo Clinic, 2021).
Efectos psicológicos en menores con reacciones adversas a alimentos
A diferencia de lo ocurrido con los adultos, los efectos psicológicos en la población infantil han sido estudiados de forma más amplia y sistemática. De esta manera, se encuentra que las y los niños suelen presentar reacciones específicas ante escenarios determinados. Algunas de las manifestaciones más importantes son:
- Síntomas de ansiedad ante la posibilidad de asistir a eventos sociales, como fiestas, citas de juego, excursiones, o incluso, abordar el transporte público.
- Sentimiento de miedo o angustia ante actividades cotidianas como salir de compras o comer fuera.
- Síntomas de depresión
- Ataques de pánico
- Aislamiento social
- Trastornos conductuales
- Problemas de aprendizaje
- Se sienten abrumados por ser responsables de su tratamiento
(Cummings et al., 2010; Miller et al., 2020; Lima, 2020).
Estos síntomas suelen presentarse de manera más acusada en aquellas y aquellos menores que han experimentado una crisis anafiláctica (Cummings et al., 2010).
Por su parte, las y los adolescentes suelen experimentar menos síntomas de ansiedad y miedo hacia aspectos relacionados con la comida, que las niñas y niños de menor edad. No obstante, los episodios de depresión e irritabilidad pueden aumentar, debido al impacto que sus restricciones alimentarias tienen en su vida social (Cummings et al., 2010; Miller et al., 2020).
Efectos psicológicos en cuidadores y familiares de personas con reacciones adversas a alimentos
Las reacciones adversas a alimentos no solo producen efectos psicológicos negativos en aquellas personas que las padecen. Además, este tipo de enfermedades afectan a quienes conviven con dichos pacientes. Esta situación se manifiesta de manera especial cuando las y los afectados por tales trastornos alimentarios son menores, y su cuidado debe ser vigilado por la familia. Entre los fenómenos más comunes en este sentido tenemos los siguientes:
- Las y los cuidadores experimentan síntomas de estrés y ansiedad, ya que temen que sus hijos estén en contacto con los alimentos alergénicos, cuando no se les supervisa.
- Suelen desarrollar una relación de sobreprotección hacia el hijo o la hija con restricción alimentaria. Especialmente, en el caso de las alergias. Dicha situación afecta negativamente la interacción entre la familia, y el desarrollo de autonomía de las y los menores.
- Los padres pueden verse abrumados por la responsabilidad del tratamiento, y la culpa cuando este no da resultado.
- Las y los miembros de la familia inmediata, también desarrollan sentimientos de resentimiento hacia la persona con alergia o intolerancia, debido a las restricciones que ellas y ellos mismos deben seguir.
- El miedo producido por las reacciones adversas a alimentos puede extenderse a otras áreas de la vida, como la seguridad, la estabilidad familiar y el futuro.
- Muchas veces, la ignorancia y prejuicios que rodean a este tipo de trastornos pueden dar lugar a la estigmatización de los afectados. De igual forma, es común que las personas con restricciones alimenticias sean objeto de burlas, sean rechazadas, o simplemente, no se les crea. Este tipo de eventualidades pueden dar lugar al aislamiento de las personas con algún tipo de reacción adversa a alimentos.
(Cummings et al., 2010; Polloni, Muraro, 2019; Miller et al., 2020).
¿Por qué las reacciones adversas a alimentos presentan efectos psicológicos?
Las reacciones adversas a alimentos impactan de manera importante en la calidad de vida de los afectados y de sus familiares. Los aspectos más destacados en este sentido son:
- Las restricciones alimentarias afectan los hábitos y alimentación de todas y todos los miembros de la familia, limitando sus opciones.
- La vida social de estas personas también se ve afectada, debido a la vigilancia que deben hacer sobre lo que consumen.
- El cuidado especial que deben realizar los padres hacia sus hijas e hijos, puede provocar una relación de dependencia excesiva entre ellos, afectando el desarrollo y autonomía de los pequeños.
- En muchas ocasiones, las personas con restricciones alimentarias son objeto de bullying, mobbing, o simple incredulidad por parte de quienes les rodean.
- El miedo a una posible crisis alérgica puede mantener a las personas en un estado de hipervigilancia que eventualmente los debilita.
- La frustración por no poder seguir un estilo de vida común o desenfadado, puede producir un estado de constante irritación, así como accesos de ira; repercutiendo en la relación que se sostiene con las demás personas.
(Cummings et al., 2010; Polloni, Muraro, 2019; Miller et al., 2020).
Prevención y atención de los efectos psicológicos en reacciones adversas a alimentos
Es fundamental tomar en cuenta los efectos psicológicos de las reacciones adversas a alimentos, además de sus manifestaciones físicas directas. En primer lugar, los síntomas psicológicos de ansiedad, estrés y depresión generados por las restricciones alimentarias, los cuidados especiales y el posible rechazo de las personas, pueden afectar de manera importante la calidad de vida de quienes los padecen. Además, este tipo de sentimientos también influyen directamente en la forma en que las personas siguen su tratamiento. Debido a esto, es importante poner en marcha tres medidas:
- Prevención. La ansiedad, en cierta forma comprensible, ocasionada por una posible reacción adversa, puede ser combatida con una buena preparación. Es muy importante mantener informadas a las personas que rodean a aquellos y aquellas que son alérgicos o intolerantes a algún alimento, de la condición médica que se padece. Aunado a esto, se debe tener a la mano los medicamentos necesarios para una emergencia.
- Tratamiento. Por otro lado, no se debe subestimar el efecto que el componente emocional tiene en este tipo de padecimientos. Por ello, la vigilancia médica debe ser complementada con algún tipo de apoyo psicológico que ayude a las y los individuos, así como a sus familias, a sobrellevar y aceptar su condición.
- Investigación. Hoy en día los profesionales están más conscientes del impacto psicológico y emocional que implica el padecimiento de las reacciones adversas a alimentos. No obstante, aún faltan muchas cuestiones que requieren explorarse sobre dicho tema. Solo a través de la puesta en marcha de investigaciones sistemáticas sobre la aparición y evolución de este tipo de síntomas en la RAA, será posible encontrar respuestas prácticas, útiles y definitivas sobre su prevención y tratamiento.
Referencias:
- Cummings, A., Knibb, R., King, R., Lucas, J. (2010). The psychosocial impact of food allergy and foodhypersensitivity in children, adolescents and their families:a review. Allergy, volumen (65). wiley.com
- Gutiérrez, V., Díaz, J. (2005). Alergias alimentarias. Revista de Comunicación Vivat Academia, volumen (8), número (71), pp. 17-98. unirioja.es
- Li, J. (2022). Alergia a los alimentos frente a intolerancia alimentaria ¿cuál es la diferencia? MayoClinic.org. mayoclinic.org
- Lima, K. (2020). Alergias alimentarias en menores de 6 años, diagnóstico y manejo. Revisión bibliográfica. Universidad Católica de Cuenca.ucacue.edu.ec
- Mayo Clinic (2021). Alergia alimentaria. MayoClinic.org.mayoclinic.org
- Miller, J., Blackman, A., Wang, H., Anvari, S., Joseph, M., Davis, C., Staggers, K., Anagnoustou, A. (2020). Quality of life in food allergic children. Annals of Allergy, Asthma and Immunolgy, volumen (124), número (4). annallergy.org
- Polloni, L., Muraro, A. (2019). Anxiety and food allergy: A review of the last two decades. Clinical and Experimental Allergy, volumen (50), número (4). wiley.com
- Ruiz, J., Palma, S., Pelegrina, B., López, B., Bermejo, L., Gómez, C. (2018). Una visión global de las reacciones adversas a alimentos: alergia e intolerancia alimentaria. Nutrición Hospitalaria, volumen (35), número (4).isciii.es
