La gorila Koko y la lengua de signos

La gorila Koko fue mundialmente famosa por su uso de la lengua de signos. No obstante, existen muchas dudas sobre si su dominio de este sistema lingüístico implicaba una verdadera comprensión de la comunicación humana.

La comunicación entre especies es un tema fascinante que ha atraído la atención de científicos y el público en general. Una figura icónica en este sentido fue la gorila Koko, quién supuestamente se destacaba por su habilidad única para aprender y usar una lengua de signos, la cual emplearía para interactuar con las personas. La profesional a cargo de esta labor, fue Francine Patterson, quien invertiría años de esfuerzo y dedicación para enseñar a Koko una amplia variedad de señas (Martínez, 2018).

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No obstante, la labor de la doctora Patterson ha sido objeto de agudas críticas y controversias. Algunos expertos en el campo de la primatología han cuestionado la metodología empleada por la doctora Patterson y han planteado dudas sobre la solidez de los resultados declarados. En este sentido, se ha señalado que la interpretación de las señas realizada por Koko puede haber sido influenciada por la propia comprensión humana de la comunicación; lo que podría haber llevado a sobreestimar su capacidad real de adquirir un lenguaje estructurado y completo. Además, algunos críticos han argumentado que la divulgación mediática del trabajo de la doctora Patterson pudo haber exagerado ciertos aspectos o simplificado la complejidad de la comunicación de Koko para generar un mayor impacto en el público (Hu, 2014; Sorrentini, 2021).

Debido a lo anterior, es importante analizar de forma más detallada la historia de la gorila Koko, su proceso de aprendizaje, así como las afirmaciones que se han realizado tanto a favor como en contra del trabajo de la doctora Patterson.

La gorila Koko y la doctora Patterson

La gorila Koko nació el 4 de julio de 1971 en el Zoológico de San Francisco. Su historia se entrelaza con la de Francine Penny Patterson, doctora en psicología por la Universidad de Standford, quien se convirtió en su cuidadora y mentora desde que Koko cumplió su primer año de vida. La Dra. Patterson tenía un ambicioso objetivo en mente: enseñar a Koko la lengua de signos americana (ASL) y, de esta manera, explorar las capacidades de comunicación de los primates. Un objetivo que Patterson afirma haber logrado con notable éxito (Martínez, 2018).

La popularidad de los resultados de la Dra. Patterson con Koko dio lugar a la creación de la Fundación Gorila (Gorilla Foundation) en 1976, junto con el Dr. Ronald Cohn y Barbara F. Hiller. Esta fundación se dedicó a explorar los límites de la comunicación entre especies, no solo con Koko, sino también con otros gorilas como Michael y Ndume. El objetivo de la fundación era proporcionar una base sólida para mejorar el cuidado de los gorilas en cautividad, ampliar el conocimiento sobre estas magníficas criaturas para acelerar su conservación en la naturaleza, y promover la educación y la empatía hacia los animales (Martínez, 2018).

A lo largo de los años, Koko se convirtió en un icono de la comunicación entre especies y alcanzó fama mundial. Apareció en numerosos documentales y protagonizó la portada de la revista National Geographic en dos ocasiones (Agerholme, 2018).

El 20 de junio de 2018, la Fundación Gorila comunicó con pesar que Koko había muerto mientras dormía.

La gorila Koko y su dominio de la lengua de signos según Patterson

De acuerdo a la doctora Patterson el progreso de la gorila Koko fue sorprendente, ya que supuestamente ésta logró aprender más de 1500 palabras en lengua de signos y mostró una notable capacidad para comprender otras 2000 palabras. Incluso se declaró que la gorila podía reconocer símbolos gráficos y parecía identificar palabras escritas. Además, está documentado que Koko demostró una característica fascinante en el reino animal: el autorreconocimiento frente a un espejo, un comportamiento ampliamente estudiado en primates y otras especies no primates (Sorrentini, 2021).

Se declaró, además, que Koko no solo era capaz de responder, sino que podía manifestar sus deseos. En 1983, se hizo público que la gorila realizó un pedido particular y conmovedor. Expresó el deseo de tener un gato como mascota. Este anhelo fue concedido y Koko recibió un gatito al que supuestamente llamó ella misma «All Ball». La relación entre la gorila y el felino fue ciertamente especial, ya que se observaba que Koko lo cuidaba como si fuera su propio hijo. Lamentablemente, All Ball murió atropellado por un automóvil unos años más tarde, evento que sumió a Koko en días de profunda tristeza. Ante este hecho, sus cuidadores reportaron que fue capaz de manifestar su pesar a través de signos, una habilidad que supuestamente mostraría en otros momentos (Martínez, 2018).

A pesar de la controversia y las críticas que rodean el trabajo de la Dra. Patterson con Koko, es innegable que su dedicación y el aprendizaje de Koko en la lengua de señas representaron un hito en el estudio de la comunicación inter-especies. Koko demostró una notable inteligencia y habilidades de expresión muy particulares, desafiando las nociones tradicionales sobre la comunicación y la cognición de los gorilas.

El aprendizaje de la lengua de signos por la gorila Koko

La lengua de signos es un sistema lingüístico completo con sus propias propiedades y principios de organización estructural. Se constituye como un lenguaje natural que ha emergido y evolucionado dentro de las comunidades de usuarios, tanto sordos como oyentes, independientemente de las lenguas habladas en la región o el país (Jarque, 2012). Aunque la doctora Patterson se propuso enseñar a Koko ASL, este sufrió distintas variaciones en el proceso de enseñanza, por lo que la gorila terminó utilizando un código que, muchas veces, sólo los entrenadores y Koko podían entender (Hu, 2014; Sorrentini, 2021).

El proceso de enseñanza utilizado por la Doctora Patterson para enseñar a Koko la lengua de señas involucró un enfoque conductista en sus primeros pasos. Al principio, las señas que realizaba Koko no parecían coincidir de manera clara con sus significados y se presentaban de forma más aleatoria. Para moldear el estímulo-respuesta en su rutina diaria, se utilizaron prácticas de condicionamiento y recompensa. Cada vez que Koko realizaba una aproximación cercana al signo correcto para expresar su deseo de comida, la doctora la recompensaba con golosinas, lo que incentivaba su aprendizaje (Sorrentini, 2021).

Patterson afirma que, a medida que avanzaba la enseñanza, Koko mostró su inteligencia y creatividad al formar sus propias palabras para referirse a objetos y conceptos para los cuales no había aprendido señas específicas. Por ejemplo, cuando la doctora llevaba un anillo, Koko combinó las señas de «pulsera» y «dedo» para referirse al objeto desconocido. Esta capacidad de crear nuevas formas de comunicación demostraría que Koko no solo repetía palabras, sino que comprendía el significado detrás de ellas. Además, se reportaba que la gorila demostró la capacidad de formular preguntas utilizando el contacto visual y la entonación gestual (Sorrentini, 2021).

¿Por qué una gorila sería capaz de aprender la lengua de signos?

Según distintos estudios y experimentos realizados, los primates, incluyendo los gorilas y los chimpancés, han demostrado capacidades notables que respaldan la premisa de que el lenguaje es producto de una evolución o refinamiento progresivo de sistemas de comunicación animal más primitivos.

Una de las facultades cognitivas más destacadas en los primates es su alta inteligencia, especialmente en el caso de los chimpancés, quienes se ubican como las segundas criaturas más inteligentes del reino animal después de las y los humanos. Esta inteligencia sugiere que dichos animales tienen la capacidad de aprender un lenguaje, aunque sea de menor sofisticación que el humano. Además, los primates entrenados también han manifestado características que diferencian su lenguaje de otros sistemas de comunicación animal. Estos animales han demostrado poseer “semantismo”, es decir, emplear símbolos que se refieren a objetos y acciones; desplazamiento, al referirse a eventos ausentes en tiempo o espacio; y arbitrariedad, al aprender palabras que no tienen una relación directa con lo que representan (Álvarez, 2010).

Por otro lado, los primates también han exhibido habilidades de generalización, lo que significa que pueden usar los signos aprendidos en diferentes situaciones, mostrando una comprensión flexible del lenguaje. Algunos de estos animales incluso han demostrado cierto grado de creatividad o productividad al crear nuevas palabras para referirse a objetos o acciones no enseñados específicamente (Álvarez, 2010).

Enseñando la lengua de signos al gorila y otros primates

Los primeros trabajos dedicados a enseñar a primates a comunicarse con seres humanos no tuvieron éxito debido a que se enfocaron en enseñarles a los chimpancés el lenguaje hablado, ignorando que no estaban fisiológicamente equipados para producir sonidos humanos. Posteriormente, se corrigió este error y los enfoques cambiaron hacia la enseñanza de lenguajes no verbales, como la lengua de señas. Uno de los primeros esfuerzos significativos en este campo fue el caso del chimpancé Washoe, criado por los Gardner en la década de 1960. Washoe supuestamente aprendió aproximadamente unos 34 signos de la lengua de señas, demostrando la capacidad de los primates para aprender y utilizar este medio de expresión como medio de comunicación. Otros casos destacados incluyen a la misma Koko, y a Sarah, una chimpancé que utilizaba símbolos basados en fichas sobre tableros (Álvarez, 2010).

A lo largo de las décadas, se llevaron a cabo numerosos estudios con primates criados junto a humanos en ambientes hogareños, lo que permitió una interacción cercana y constante. Sin embargo, aunque estos estudios generaron avances y descubrimientos interesantes, también surgieron críticas y escepticismo sobre la interpretación de los resultados. Algunos escépticos argumentaron que los primates simplemente estaban reproduciendo respuestas aprendidas en lugar de demostrar una verdadera comprensión del lenguaje (Hu, 2014).

En la actualidad, la investigación sobre la enseñanza de la lengua de signos a primates ha disminuido considerablemente, y los nuevos estudios en este campo son escasos. Además, algunos de los trabajos iniciales han generado controversias y conflictos entre los investigadores y las mismas organizaciones dedicadas a estos estudios (Hu, 2014).

¿El uso de la lengua de signos por parte de la gorila Koko implica comunicación?

El trabajo de la doctora Patterson con la gorila Koko ha sido objeto de dudas y controversias desde sus inicios, hasta la muerte de Koko en 2018. A pesar de los logros que la investigadora afirmaba haber alcanzado con Koko en el aprendizaje de la lengua de signos americana, muchos lingüistas y expertos en primates cuestionaron la verdadera naturaleza del lenguaje que Koko había aprendido y si sus habilidades lingüísticas eran tan significativas como se afirmaba.

Algunas de las principales dudas se centraron en si Koko realmente comprendía y utilizaba la lengua de signos de manera significativa, o si simplemente estaba respondiendo a premios y castigos. Aunque la doctora Patterson aseguraba que Koko entendía preguntas, respondía y expresaba demandas, se cuestionaba si esto era suficiente para considerarlo un lenguaje genuino. Se argumentaba que Koko podía estar reaccionando a estímulos y asociando ciertos signos con recompensas sin comprender completamente el significado simbólico de las palabras. Además, algunos críticos señalaron que Koko no demostraba la capacidad de referencia temporal y espacial en sus expresiones. Es decir, no podía hablar sobre eventos futuros o pasados ni expresar ideas complejas que requirieran combinar símbolos gramaticalmente. Esto llevó a cuestionar si realmente estaba utilizando el lenguaje para expresar pensamientos y sentimientos de manera creativa y significativa (Sorrentini, 2021).

La controversia sobre el trabajo de la doctora Patterson y Koko también se extendió a la comunidad científica, donde se debatían las interpretaciones y conclusiones que se podían extraer de sus estudios. Algunos investigadores, como Gardner, afirmaban que Koko mostraba un nivel avanzado de competencia lingüística, mientras que otros, como Terrace y Petitto, sostenían que los simios solo podían aprender símbolos, pero no combinarlos gramaticalmente para formar oraciones con sentido (Sorrentini, 2021).

Limitaciones en la comunicación de los primates

Las habilidades comunicativas de los primates, especialmente cuando se les enseña lenguaje de signos, pueden ser sorprendentes en algunos aspectos, pero también están limitadas en comparación con las habilidades lingüísticas humanas. Uno de los principales desafíos que enfrentan los primates en su aprendizaje del lenguaje es la falta de comprensión y producción de la sintaxis gramatical y la estructura del lenguaje. Es decir, aunque algunos primates entrenados han sido capaces de aprender una gran cantidad de palabras y signos, su capacidad para combinarlos de manera gramaticalmente correcta y producir frases complejas es limitada (Álvarez, 2010).

Por ejemplo, los estudios sobre primates han demostrado que el número de palabras utilizadas en una frase se mantiene constante y las secuencias son repetitivas con estructuras inconsistentes. Aunque algunos bonobos pueden aprender una sintaxis sencilla y reglas gramaticales simples, en general, los primates no muestran una comprensión profunda de la estructura del lenguaje.

Esta falta de habilidades sintácticas en los primates contrasta enormemente con sus logros en la comunicación no verbal. Así, los primates pueden comunicarse mediante expresiones faciales, posiciones corporales y signos, pero estas formas de comunicación no alcanzan el nivel de complejidad gramatical y sintáctica que se encuentra en el lenguaje humano (Sorrentini, 2021).

Por su parte, algunos investigadores han sido críticos con estos trabajos sobre primates y han concluido que estos no muestran ninguna predisposición natural o espontánea a utilizar el lenguaje humano. Esto es, aunque dichos animales pueden adquirir habilidades lingüísticas primarias, como la producción de signos para solicitar comida o juguetes, no muestran una verdadera comprensión de la esencia del lenguaje ni la sensibilidad a su estructura (Álvarez, 2010).

Dudas sobre las habilidades de Koko

Es necesario destacar que las propias expresiones y habilidades comunicativas de Koko han sido objeto de dudas y controversias por parte de críticos y miembros de la comunidad científica. De esta manera, se plantean preguntas sobre la interpretación de sus signos y la validez de los resultados divulgados por la doctora Patterson, su cuidadora y principal intérprete.

Una de las preocupaciones principales es que el cariño y la cercanía entre los simios y sus cuidadores puedan llevar a una sobreestimación de sus habilidades cognitivas. Los humanos tienden a atribuir inteligencia y emociones complejas a los animales con los que conviven, lo cual puede influir en la interpretación de sus acciones y signos. Aunado a esto, es común que los animales aprendan a leer nuestras acciones y expresiones faciales para obtener atención o recompensas, lo que podría llevar a una interpretación errónea de su comportamiento (Hu, 2014).

Además, en el caso de Koko, los datos disponibles son limitados y no han sido compartidos con otros científicos para su evaluación externa. Esta falta de acceso a los registros y videos de la fundación dificulta el análisis y la evaluación de las afirmaciones hechas sobre las habilidades lingüísticas de Koko. Ante esto, muchos críticos señalan que la información disponible está basada en observaciones y traducciones de la doctora Patterson, lo que puede generar dudas sobre la objetividad y precisión de los resultados. Además, algunas transcripciones de las interacciones entre Koko y ella han sido objeto de debate. En estas transcripciones es posible observar cómo Patterson corrige espontáneamente los signos de Koko y los adapta para que se ajusten a lo que ella considera apropiado, lo que sesga los resultados sobre la comprensión real de la lengua de signos por parte de la gorila (Hu, 2014).

Entonces, ¿qué valor tiene Koko para la ciencia?

Si bien es innegable que Koko ha sido capaz de aprender una cantidad significativa de palabras en la lengua de señas y ha mostrado cierta habilidad para comunicarse con los humanos, es importante cuestionar la interpretación de estos resultados y el alcance real de las habilidades lingüísticas de Koko.

En este sentido, es fundamental reconocer que las capacidades de Koko, y en general de otros primates no humanos, son impresionantes desde el punto de vista animal, pero es importante ser cautos al atribuirles habilidades humanas complejas como el verdadero dominio del lenguaje. La investigación en este campo ha enfrentado críticas y escepticismo, y se requiere un enfoque riguroso y una mayor transparencia en los métodos y datos utilizados para evaluar el alcance real de la comunicación de Koko.

Además, hay que tomar en cuenta que, aunque la Fundación Gorila ha publicado algunos artículos, la mayoría de ellos se centran en aspectos más anecdóticos o descriptivos en lugar de presentar un análisis riguroso de las capacidades lingüísticas de Koko. Sumado a esto, la falta de acceso a datos y videos por parte de otros científicos dificulta la evaluación objetiva de los resultados y genera incertidumbre sobre la validez de los hallazgos.

De esta manera, aunque el trabajo de la doctora Patterson con Koko ha capturado la atención del público y ha generado fascinación en torno a la posibilidad de la comunicación inter-especies, es necesario mantener una mirada crítica y objetiva sobre los resultados presentados. Así, es importante tener presente que el debate sobre las capacidades lingüísticas de los primates no humanos sigue abierto, y la comprensión completa de sus habilidades de comunicación sigue siendo un desafío para la comunidad científica.

Referencias:

  • Agerholme, H. (2018). Koko the gorilla death: Primate famous for learning sign language dies, aged 46. Independent. independent.co.uk
  • Álvarez, C. (2010). La relación entre lenguaje y pensamiento de Vygotsky en el desarrollo de la psicolingüística moderna. RLA, Revista de Lingüística Teórica y Aplicada, volumen (48), número (2), pp. 13-32. scielo.cl
  • Hu, J. (2014). What Do Talking Apes Really Tell Us? Slate. slate.com
  • Jarque, M. (2012). Las lenguas de signos: su estudio científico y reconocimiento legal. Anuari de Filologia, Estudis de Lingüística, volumen (2), pp. 33-48. diposit.ub.edu
  • Martínez, C. (2018). La gorila que se comunicaba con los humanos. Periérgeia. periergeia1.wordpress.com
  • Sorrentini, C. (2021). Análisis del caso Koko: ¿un ejemplo de aprendizaje o un reflejo de innatismo? Universidad de San Andrés. Departamento de Ciencias Sociales. udesa.edu.ar

Créditos de imagen de portada: Photo by Bob Ward from Pexels

R. Mauricio Sánchez
R. Mauricio Sánchez
Licenciado en Psicología por la Facultad de Ciencias de la Conducta de la UAEMex (México). Experiencia docente y en atención clínica en entidades privadas y públicas, como el Instituto de la Seguridad Social. Editor adjunto y redactor especializado en Psicología en Mente y Ciencia.

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