La psicología, como disciplina en constante evolución, ha sido testigo de numerosos debates y controversias a lo largo de su historia. Sin embargo, pocas oposiciones han sido tan notables como la disputa entre la conducta molar y la conducta molecular. Esta confrontación no solo persiste en la actualidad, sino que se ha convertido en un tema ineludible de discusión en el campo de la psicología, especialmente en el ámbito del análisis conductual. El alcance de este tema trasciende las fronteras de la investigación experimental y se extiende a perspectivas teóricas y prácticas profesionales aparentemente distantes, como la psicología cognitiva, la biopsicología social, la psicología clínica, y la psicología educativa, entre otras. Debido a ello, a continuación, exploraremos las diferencias y coincidencias entre la conducta molar y la conducta molecular, y destacaremos la importancia de comprender y distinguir estos dos enfoques en la psicología contemporánea.
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¿Qué es la conducta molecular?
El estudio de la conducta molecular se caracteriza por enfocarse en analizar las acciones humanas desde una perspectiva más detallada y elemental. En términos muy generales, se describe como una conexión simple entre estímulo y respuesta, expresada en términos físicos y fisiológicos (Polanco, 2016). El análisis molecular de la conducta tiene como objetivo principal determinar los factores que fortalecen o debilitan una respuesta específica. La ‘fuerza’ de una respuesta se refiere a su probabilidad de ocurrir, lo que significa que una respuesta se considera fuerte si es altamente probable, y débil si es poco probable (Sanabria, 2002).
Para encontrar los factores que modula la tasa de una respuesta, este enfoque se concentra en las relaciones de contingencia de tres partes, que involucran un estímulo discriminativo, una respuesta y las consecuencias de esa respuesta. De esta manera, se asume que los agentes que afectan la tasa de respuesta se encuentran en los eventos inmediatamente posteriores a la emisión de la respuesta. La distancia temporal entre la respuesta y una consecuencia específica determina cuán efectiva es esa consecuencia como moduladora de la tasa de respuesta, siendo menos efectiva cuanto más alejada en el tiempo esté. En otras palabras, lo que una o un analista molecular observa es lo que típicamente sucede después de que se ha emitido la respuesta (Sanabria, 2002).
El análisis molecular considera que una respuesta es una unidad aislada que no forma parte de una cadena más larga de respuestas. Esto se debe a que la respuesta, en cuanto operante, no está definida por la secuencia de acciones que la componen, sino por su efecto en el ambiente y su asociación con el reforzador (Sanabria, 2002).
¿Qué es la conducta molar?
La conducta molar es un concepto fundamental en la psicología que se basa en la idea de que las acciones de un organismo pueden ser evaluadas y comprendidas a través de un enfoque más amplio, sin atender a unidades simples, considerando la proporción de tiempo dedicada a realizar ciertas conductas. Este enfoque se centra en el estudio de las conductas desde una perspectiva global, teniendo en cuenta cómo las acciones individuales se organizan y contribuyen al valor general de una conducta más amplia. Es decir, el análisis molar del comportamiento pretende ofrecer una comprensión más completa de la psicología humana, al considerar las propiedades emergentes de las acciones en el contexto de un sistema más extenso (Sanabria, 2002; Camacho, 2017).
En esencia, el análisis molar asume que los organismos tienden a distribuir sus respuestas de manera que maximicen el valor global de sus acciones. Esto implica que los organismos eligen entre ‘paquetes conductuales’, que son conjuntos de eventos que componen una conducta más amplia. En este tipo de análisis, no es tan común el uso del registro acumulativo de respuestas en comparación con la medición de la duración de cada conducta individual. Esto se debe a que se enfoca en entender cómo se distribuyen las actividades a lo largo del tiempo y cómo contribuyen al valor general de una conducta (Sanabria, 2002).
Un aspecto importante de la aproximación molar es que no establece una distinción rígida entre respuesta y reforzador, ni limita las conductas a eventos puntuales. Por el contrario, permite la conceptualización de un anidamiento de conductas de diferentes extensiones temporales. De esta manera, esta perspectiva busca integrar y comprender los diversos elementos que constituyen un campo psicológico, reconociendo la interdependencia de factores que influyen en la ocurrencia de un evento (Hernández et al., 2019).
Terreno común del estudio molar y molecular de la conducta
A pesar de las diferencias notables entre el enfoque molar y el enfoque molecular en el estudio de la conducta, existe un terreno común que subraya la unidad fundamental de la psicología como ciencia del comportamiento. Este terreno compartido se origina en el neoconductismo de mediados del siglo XX, y se manifiesta en dos aspectos clave:
- Definición de la psicología como ciencia del comportamiento
- Uso de la experimentación como medio para analizar la conducta
(Sanabria, 2002).
Tanto los analistas molares como los moleculares, comparten la premisa fundamental de que explicar la ocurrencia de una actividad implica la capacidad de predecirla y, en última instancia, de controlarla (Zuriff, citado por Sanabria, 2002). En otras palabras, determinar las causas del comportamiento, ya sea a nivel molar o molecular, equivale a identificar los factores cuya presencia e interacción permiten prever con cierta certeza que una persona llevará a cabo una acción específica.
Así mismo, una característica común en ambas perspectivas es la propuesta conductual que enfatiza la observación y el análisis de lo que un individuo hace. Esta aproximación sugiere examinar detenidamente las ocasiones y tasas de consumo, así como las conductas y eventos antecedentes, concurrentes y consecuentes asociados al comportamiento del individuo.
Además, las y los molaristas y las y los molecularistas comparten métodos de investigación similares en el estudio de la conducta. En ambos enfoques, el entorno del organismo se reduce a un conjunto de alternativas de respuesta que están asociadas a consecuencias preestablecidas. El dato esencial para los investigadores de ambas perspectivas es la distribución temporal de estas respuestas, es decir, cómo se distribuyen en el tiempo y cómo se relacionan con las consecuencias (Sanabria, 2002).
Diferencias entre conducta molar y molecular
Las diferencias entre el análisis molecular y el análisis molar de la conducta son significativas y reflejan dos enfoques contrastantes en la psicología del comportamiento, en particular en lo que respecta a la especificación de las propiedades básicas del comportamiento y las prácticas experimentales adecuadas para su estudio.
En el análisis molecular, la unidad de análisis se centra en la contingencia de tres partes, que involucra un estímulo discriminativo, una respuesta y las consecuencias de esa respuesta. Este enfoque estudia las relaciones inmediatas entre estos elementos y busca identificar los agentes que modulan la fuerza de una respuesta. Se considera que la tasa de respuesta es equivalente a su fuerza, y el objetivo principal es determinar los factores que influyen en esta tasa. Por otro lado, el análisis molar adopta una perspectiva más amplia al considerar la conducta como una entidad de mayor extensión en el tiempo. En lugar de concentrarse en eventos discretos, analiza la asignación de tiempo a las posibles respuestas y su relación con paquetes conductuales más amplios (Sanabria, 2002).
Así mismo, el enfoque molar se considera más flexible y capaz de abordar temas complejos, como la adaptación del organismo a su entorno como un todo irreductible a respuestas moleculares. También se relaciona con la integración funcional de componentes de un campo psicológico, incluyendo patrones reactivos-activos de un organismo y cambios en las propiedades del ambiente. Estas diferencias en la concepción de la conducta han influido en las prácticas experimentales y teorías asociadas con cada enfoque, y han generado un debate significativo en el campo de la psicología (Hernández, et.al 2019).
Ejemplo de estudio molar y molecular de la conducta
Consideremos el estudio de la conducta ‘descansar’ desde ambos enfoques:
Desde una perspectiva molecular, se analizarían las relaciones inmediatas y específicas entre estímulos, respuestas y consecuencias en el acto de descansar. Por ejemplo:
- Estímulo Discriminativo (SD): El individuo siente fatiga o cansancio.
- Respuesta (R): El individuo se sienta o se acuesta para descansar.
- Consecuencia (C): El individuo experimenta una sensación de alivio o recuperación de energía.
En este análisis, se investigaría cómo la presencia del estímulo discriminativo (fatiga o cansancio) influye en la respuesta (descansar) y cómo esta respuesta afecta las consecuencias (sensación de alivio). Se podrían medir variables como la duración del descanso, las actividades realizadas durante el descanso o la calidad del sueño, para comprender mejor cómo se modula la tasa de descanso en función de la fatiga percibida y las consecuencias inmediatas.
Desde una perspectiva molar, se consideraría la conducta de ‘descansar’ como una entidad más amplia y contextual. Por ejemplo:
- En lugar de centrarse en eventos discretos como la sensación de fatiga momentánea, se observaría el patrón general de comportamiento relacionado con el descanso a lo largo del día o de la semana.
- Se analizaría cómo el individuo distribuye su tiempo entre actividades activas y períodos de descanso, como siestas, noches de sueño, o días de descanso planificados.
- Se consideraría la influencia de factores más amplios, como la cantidad total de trabajo o actividad física realizada, la calidad del sueño a largo plazo y la salud en general.
Este análisis molar buscaría comprender cómo se organiza y asigna el tiempo del individuo en un contexto más amplio, y cómo estos patrones de conducta de descanso se relacionan con su bienestar general y niveles de energía a largo plazo.
Desventajas del análisis molar y molecular de la conducta
Tanto el análisis molecular como el análisis molar de la conducta presentan desventajas importantes que han generado críticas y debates en el campo de la psicología del comportamiento.
Una de las principales desventajas del análisis molecular es su tendencia a tipificar la conducta de manera arbitraria como eventos discretos y puntuales, lo que no refleja con precisión la naturaleza de la conducta natural de los organismos. De esta manera, actividades como dormir o comer involucran una extensión temporal significativa que el análisis molecular tiende a pasar por alto. Esto puede llevar a una comprensión limitada de la conducta en su contexto completo.
Además, la defensa de la noción molecular puede dar lugar a la confusión de categorías en la investigación. En una misma observación, un evento puede ser considerado una respuesta, un estímulo o un reforzador, lo que crea ambigüedad y dificulta la interpretación de los datos. Esto también puede socavar la coherencia conceptual en el campo de la psicología del comportamiento (Sanabria, 2002).
Por otro lado, el análisis molar también presenta desafíos significativos. Uno de ellos radica en la falta de claridad en la explicación molar. La ausencia de una definición precisa de lo que constituye una explicación molar puede llevar a interpretaciones ambiguas y dificultar la comunicación efectiva en el campo (Pérez, García, 2010).
Además, existe una incompatibilidad lógica entre el análisis molar y el análisis molecular. Aunque se argumenta que una teoría molar puede realizar análisis molares y moleculares de una situación dada, las teorías moleculares pueden tener dificultades para dar cuenta del comportamiento en términos molares. Esto plantea un desafío en la integración de ambos enfoques en la investigación y la práctica (Hernández et al., 2019).
Importancia de comprender la conducta molar y la conducta molecular
La importancia de comprender los conceptos de conducta molar y conducta molecular, así como de diferenciar entre estos dos enfoques, es fundamental en el ámbito de la psicología y la investigación científica en general.
Estos enfoques ofrecen perspectivas complementarias que enriquecen nuestra comprensión del comportamiento humano y animal. El enfoque molar nos permite analizar el comportamiento en su contexto completo, considerando la conducta como una entidad más amplia y contextual. Esto es esencial para entender cómo las personas y los animales interactúan con su entorno, organizan sus actividades a lo largo del tiempo y persiguen objetivos a largo plazo. Por otro lado, el enfoque molecular nos ayuda a descomponer el comportamiento en sus componentes más pequeños y a examinar las relaciones inmediatas entre estímulos, respuestas y consecuencias.
Esta comprensión es relevante en varios aspectos. En primer lugar, permite diseñar estudios y experimentos más precisos y apropiados para abordar preguntas específicas sobre el comportamiento. Además, facilita el desarrollo de estrategias efectivas para intervenir en la conducta humana y animal.
Reconocer las limitaciones inherentes a cada enfoque también es crucial. Por ejemplo, el análisis molecular tiende a pasar por alto la extensión temporal de la conducta, mientras que el análisis molar puede carecer de claridad en la explicación. Sin embargo, esta comprensión crítica de las debilidades de ambos enfoques promueve la búsqueda de soluciones que integren sus fortalezas, lo que impulsa la evolución de la disciplina.
Además, el conocimiento de estos conceptos y su aplicación adecuada en la investigación y la práctica ayuda a establecer una terminología común en el campo de la psicología del comportamiento, facilitando la comunicación entre investigadores, profesionales y académicos. Esto contribuye al avance del conocimiento y a un mayor entendimiento del comportamiento humano y animal.
Referencias:
- Camacho, I. (2017). Apuntes sobre dos sentidos de la distinción molar/molecular. Conductual, Revista Internacional de Interconductismo y Análisis de Conducta, volumen (5), número (2), pp. 99-107. conductual.com
- Hernández, V., Palacios, H., Tamayo, J., Torres, C. (2019). Incorporación de la dimensión espacial en la descripción del comportamiento: Desarrollo de medidas molares de la conducta y su representación mediante sistemas dinámicos. Universidad Veracruzana. Centro de Estudios e Investigaciones en Conocimiento y Aprendizaje Humano. cloudfront.net
- Pérez, T., García, M. (2010). ¿Cuál es el estatus del concepto “historia de reforzamiento”, de uso frecuente en el análisis de la conducta? Revista Mexicana de Análisis de la Conducta, volumen (36), número (3), pp. 77-91. scielo.org.mx
- Polanco, F. (2016). El concepto de conducta en psicología: Un análisis socio-histórico-cultural. Interacciones, volumen (2), número (1), pp. 43-51. revistainteracciones.com
- Sanabria, F. (2002). Análisis molar y molecular: dos visiones de la conducta. Universitas Psychologica, volumen (1), número (2), pp. 27-33. redalyc.org
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