John B. Watson y la psicología como ciencia natural

Las ideas de John B. Watson constituyen el proyecto de una psicología basada en la objetividad y la experimentación.

John B. Watson es reconocido por muchos profesionales, teóricos e historiadores como el fundador del conductismo. Aunque este título es algunas veces debatido, es innegable que Watson dejó una marca indeleble en la historia de la psicología al desafiar las tradiciones establecidas y dirigir la mirada de la disciplina hacia un nuevo paradigma: el estudio de la conducta observable.

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A continuación, abordaremos la vida y obra de John B. Watson, explorando su destacado papel en el nacimiento y desarrollo del conductismo, así como su invaluable contribución al estudio de la conducta humana. Con ello, buscaremos entender mejor el valor de su obra y comprender por qué su trabajo e ideas son uno de los cimientos más sólidos de la psicología contemporánea.

¿Quién fue John B. Watson?

John Broadus Watson, nació en 1878 en South Carolina. Su contribución al campo psicológico se vislumbra desde sus días de formación académica hasta sus años posteriores, marcados por una carrera multifacética que abarcó la enseñanza, la investigación y la publicidad.

A los 16 años, Watson entró a la Universidad Furman, donde se destacó desde temprana edad por su aguda mente y su inclinación hacia la psicología. Posteriormente, obtuvo el primer doctorado en psicología otorgado por la Universidad de Chicago (Malone, 2017).

Su experiencia en Chicago sembró las semillas de su perspectiva futura, donde se apartó del uso de sujetos humanos en sus investigaciones, optando en su lugar por estudiar el comportamiento animal para mantener un enfoque biológico y fundamentado en la observación (Watson, 1936).

En 1908, a Watson se le ofreció una cátedra y la dirección de departamento en la Universidad Johns Hopkins. Este ascenso en el mundo académico lo convirtió en editor de la ‘Psychological Review’, otorgándole una influencia sin precedentes en el desarrollo de la psicología (Malone, 2017).

Algunos consideran el período entre 1913 y 1930 como la época del ‘conductismo watsoniano’. Si bien otras contribuciones conductistas surgieron en ese lapso, la obra de Watson se erigió como el epicentro de este movimiento (Morinigio, Fenner, 2019).

En 1920, la carrera académica de Watson sufrió un giro inesperado debido a un escandaloso divorcio. Aislado del ámbito universitario, se embarcó en una exitosa segunda carrera en publicidad, contribuyendo significativamente al mundo del marketing y la gestión de personal. A pesar de su abrupta salida de la academia, el trabajo de Watson seguía siendo objeto de constante estudio por seguidores y detractores (Malone, 2017).

En 1958, Watson muere en su granja de Connecticut, a los 80 años.

La psicología como ciencia natural

El proyecto científico de John B. Watson emergió como una postura que desafiaba las nociones arraigadas en la psicología de su época. En su manifiesto conductista de 1913, Watson propuso un cambio radical en el objeto de estudio tradicional de la psicología, transformando su enfoque de la mente y la conciencia hacia el análisis experimental de la conducta.

Según Watson, la psicología, bajo la perspectiva conductista, debía considerarse una rama de las ciencias naturales, con objetividad y experimentación como pilares fundamentales. Su declaración inaugural estableció las metas teóricas de la psicología conductista: la predicción y el control de la conducta. En este nuevo paradigma, los datos psicológicos debían ser exclusivamente objetivos, prescindiendo de descripciones en términos mentales.

El rechazo de Watson hacia la utilización de términos mentalistas y estados mentales como objeto de estudio contribuyó a la eliminación de la introspección como método de análisis. Para Watson, la introspección, centrada en el estudio de la ‘mente consciente’, desvió a la psicología hacia especulaciones sobre supuestos elementos ‘mentales’, limitando su capacidad de abordar nuevos problemas (Pellón, 2013).

Watson abogó por una metodología que permitiera estudiar la conducta de manera objetiva, sin depender de la interpretación subjetiva de la consciencia. Su enfoque, enraizado en la observación de respuestas a estímulos, proponía una ciencia natural que buscaba comprender y predecir la conducta de organismos humanos y animales.

Para Watson, la psicología debía tomar como punto de partida la adaptación de los organismos al medio, combinando las dotaciones de la herencia y del hábito. Así, la ciencia natural que propugnaba se unía estrechamente con la fisiología, diferenciándose solo en el enfoque de sus problemas, pero compartiendo principios fundamentales y un punto de vista central (Martínez et al., 2020).

Watson, Albert y la rata blanca

Uno de los eventos más conocidos en la carrera de John B. Watson es el famoso experimento en el que demostró el condicionamiento clásico con un niño de pocos meses de edad, conocido como Albert. En este estudio, Watson buscó explorar cómo se desarrollan las respuestas emocionales a través del condicionamiento.

El experimento implicaba exponer a Albert a una rata blanca para que la tocara. Inicialmente, el niño no mostraba temor hacia el pequeño animal. Sin embargo, Watson introdujo un elemento crucial: cada vez que Albert tocaba la rata, se generaba un fuerte ruido súbito. Este acto de condicionamiento vinculaba el contacto con la rata a una experiencia aversiva, creando una asociación entre el estímulo neutro (la rata) y la respuesta emocional negativa.

Con el tiempo, Albert comenzó a mostrar temor hacia la rata incluso sin la presencia del ruido, demostrando así la generalización del miedo a otros estímulos similares. Watson también llevó a cabo un proceso de ‘extinción’, presentando repetidamente la rata a Albert sin acompañarla del ruido. Este proceso buscaba disociar la respuesta emocional del niño del estímulo condicionado (Morinigio, Fenner, 2019).

Aunque algunas críticas a los métodos de investigación de Watson han surgido a lo largo del tiempo, su trabajo contribuyó significativamente a la comprensión del papel del condicionamiento en el desarrollo de respuestas emocionales hacia ciertos estímulos. Por su parte, Watson expresó su preferencia por trabajar con animales en lugar de sujetos humanos, resaltando su incomodidad con las instrucciones artificiales y la convicción de que, al estudiar la conducta de los animales, estaba manteniéndose cerca de la biología y conectado con la realidad (Watson, 1936).

La conducta y su estudio según John B. Watson

Watson desarrolló un concepto holístico de la conducta. Desde un enfoque molecular, redujo la conducta a movimientos musculares y activación de glándulas, proclamando que incluso el pensamiento podía ser explicado en estos términos físico-químicos (Pellón, 2013).

De esta forma, Watson postula que los humanos traen consigo reflejos y reacciones emocionales innatas, mientras que el resto de los comportamientos se adquieren mediante asociaciones estímulo-respuesta, a través de un proceso de condicionamiento. Así, la teoría conductista de Watson se propone estudiar las complejas interacciones entre estímulos y respuestas, considerando las emociones elementales, como el miedo, la rabia y el amor, como la base de construcción de otras emociones.

La unidad de observación psicológica para Watson es la conducta, entendida como aquellas acciones complejas manifestadas por el organismo en su integridad. Aunque su teoría no presenta un sistema orgánico definido de manera inmutable, Watson abogó por la descomposición de la conducta en unidades constitutivas más simples, como movimientos moleculares, estudiados por la fisiología (Morinigio, Fenner, 2019).

Watson, en sus intentos por alejar la psicología de las especulaciones filosóficas, abogó por un conductismo consistente y lógico, enfocado en el estudio experimental de las personas. Así, su enfoque objetivo y su rechazo de la dualidad mente-cuerpo consolidaron el conductismo como una corriente revolucionaria que pretendía transformar la psicología en una ciencia natural y objetiva (Martínez et al., 2020).

Pensamiento y lenguaje de acuerdo a Watson

En términos generales, la visión de John B. Watson sobre el desarrollo del lenguaje y el pensamiento se centró en la idea de que estos procesos pueden entenderse como resultados de aprendizajes comunicativos. En sus escritos, Watson afirmó que el ser humano habla y piensa con su cuerpo en su totalidad, destacando que la actividad de pensamiento involucra al organismo completo (Malone, 2017).

En este sentido, Watson adoptó una posición filosófica que negaba la existencia del pensamiento como una entidad metafísica, asimilándolo, en cambio, directamente al lenguaje. Su propuesta metodológica demandaba basarse en la observación de la conducta, incluyendo la conducta verbal, sugiriendo que el pensamiento debía inferirse del lenguaje.

Así mismo, de acuerdo a esta teoría, el lenguaje se adquiere a través del condicionamiento. Para Watson, el niño o niña asocia el nombre de un objeto con la respuesta evocada por el objeto mismo. Gradualmente, el sistema de movimientos que provoca la emisión de la palabra puede ser simplificado, desde su pronunciación en voz alta hasta movimientos silenciosos de los labios o incluso hábitos de laringe (Morinigio, Fenner, 2019).

De esta manera, Watson propuso inicialmente que el pensamiento podía reducirse a un conjunto de hábitos de laringe, enfatizando la conexión íntima entre el lenguaje y el proceso mental. Esta generalización es una de sus afirmaciones más controvertidas. No obstante, años más tarde, aclaró que pensar no estaba limitado a la actividad de la laringe vocal. Así, en una corrección de declaración, Watson sostuvo que el pensamiento involucra el cuerpo entero y que, incluso en ausencia de ciertas partes debido a daños, el individuo aún piensa con las partes restantes, subrayando así la naturaleza integrada del proceso mental (Malone, 2017).

John B. Watson y lo ‘no verbalizado’

En su artículo ‘El mito del inconsciente’, John B. Watson arremete contra la noción fundamental del psicoanálisis, declarando que el inconsciente es un mito y, por ende, la teoría de Freud se erige sobre creencias más que sobre hechos verificables. Sin embargo, la crítica de Watson va más allá de la mera refutación; su objetivo principal es articular una propuesta propia desde la perspectiva conductista, buscando explicar los fenómenos mentales de una manera completamente diferente.

Como ya se ha señalado, Watson pensaba que las palabras se construyen mediante un proceso de condicionamiento verbal, donde cada término logra evocar la misma respuesta que los objetos a los que se refieren. No obstante, el lenguaje tiene un alcance limitado, por lo que Watson plantea la existencia de un universo no verbalizado compuesto por tres tipos de componentes. Primero, están las experiencias que se nos ha enseñado a callar: aquello que no verbalizamos por motivos culturales o sociales. En segundo lugar, se encuentran los estímulos derivados de las funciones corporales: fenómenos que no poseen términos específicos en el lenguaje. Y finalmente, están las respuestas físicas y emocionales que no lograron expresarse verbalmente en los primeros años de vida, cuando aún no se había desarrollado un lenguaje formal (Watson, 1927).

Esta teoría de Watson sugiere que la falta de palabras para ciertas sensaciones impide que las personas dialoguen internamente sobre ellas, lo que a su vez obstaculiza la ‘consciencia’ de estas motivaciones. En este contexto, Watson propone que el objetivo de la intervención clínica no debe ser desenterrar nociones inconscientes de un sustrato mental que él sostiene que no existe. En cambio, aboga por una reeducación del paciente en relación con los componentes no verbalizados, es decir, poner palabras a aquello que carece de ellas (Watson, 1927).

Principales obras de John B. Watson

John B. Watson, dejó un legado importante a través de diversas obras que consolidaron las bases del conductismo. Aquí se describen algunas de sus principales contribuciones:

  • ‘La Psicología como la ve el conductista’ (1913): En este influyente artículo, conocido popularmente como ‘el manifiesto conductista’, Watson propuso un cambio paradigmático al abogar por el abandono del estudio de la mente y la conciencia en favor de un enfoque objetivo y experimental en la conducta.
  • ‘Conducta, una introducción a la psicología comparativa’ (1914): Watson exploró la psicología comparada, enfocándose en el comportamiento de los animales. Este trabajo proporcionó una introducción a los principios del conductismo y resaltó la importancia de estudiar la conducta observable.
  • ‘La Psicología desde el punto de vista de un conductista’ (1919): En este libro, Watson expandió su perspectiva conductista, presentando la psicología como una rama de las ciencias naturales. Detalló sus ideas sobre la predicción y el control de la conducta, consolidando sus argumentos previos.
  • ‘Conductismo’ (1925): Considerado un manual seminal, esta obra sintetizó las ideas fundamentales de Watson sobre el conductismo. Exploró la naturaleza de la conducta humana, destacando cómo los estímulos ambientales influyen en las respuestas observables. Este libro se convirtió en un referente central para comprender el conductismo.
  • ‘El mito del Inconsciente’ (1927): Watson cuestionó la noción del inconsciente en el psicoanálisis y propuso su perspectiva conductista. Argumentó que el pensamiento y la conducta podían explicarse sin recurrir a procesos mentales inconscientes, abogando por una reeducación centrada en componentes no verbalizados.

Valor del trabajo de John B. Watson

La obra de John B. Watson tiene un enorme valor en el campo de la psicología y la ciencia en general. La comprensión profunda de Watson sobre las múltiples fuerzas y condiciones que influyen en la conducta, así como su estudio meticuloso de cómo los estímulos ambientales pueden moldear hábitos y comportamientos estereotipados, proporcionaron un terreno fértil para la investigación conductista.

Además, su esquema de trabajo ha permitido que otros participen en la exploración y comprensión de la conducta de los seres vivos, incluso aquellos que no son psicólogos. Con ello, Watson contribuyó de manera invaluable al avance del pensamiento científico (Martínez et al., 2020).

Así mismo, es importante mencionar que las aportaciones de Watson en el campo de la psicología no han quedado estáticas. Su impulso investigador ha inspirado a otros y otras a realizar nuevas investigaciones, construidas sobre sus ideas fundamentales. Su influencia ha sido tan importante en este sentido que, aun aquellos y aquellas que mantuvieron una actitud crítica hacia su enfoque, reconocen el esfuerzo de Watson por transformar la psicología en una ciencia formal.

De igual manera, las ideas de Watson sobre conducta y condicionamiento han traspasado más allá de los límites de la psicología, influyendo en áreas que van desde lo académico hasta lo cultural. Los tres principios explicativos fundamentales, propuestos por Watson: estímulo, condición y respuesta, se han convertido en pilares esenciales para la investigación científica, llevando a los científicos a explorar cada propiedad de manera específica sin perder de vista la interrelación de estos conceptos inseparables. De esta forma, el legado de John B. Watson trasciende la psicología convirtiéndose en un avance para una ciencia y tecnología psicológica capaz de prever y controlar la conducta (Martínez et al., 2020).

Conclusión

En conclusión, la figura de John B. Watson se erige como un pilar fundamental en la historia de la psicología, especialmente por su incansable labor en el desarrollo y consolidación del conductismo. Su enfoque científico, objetividad y rechazo a nociones mentalistas marcaron un cambio significativo en el campo, alejándolo de especulaciones introspectivas y conduciéndolo hacia un estudio experimental de la conducta. Así mismo, su visión de la psicología como una ciencia natural y su postura crítica frente a conceptos como el inconsciente, reflejan un enfoque pragmático y científico que ha influenciado a incontables investigadores e investigadoras.

De igual manera, es posible afirmar que, el legado de Watson va más allá de la psicología académica, extendiéndose a la comprensión de la conducta en ámbitos diversos. Su énfasis en la observación, medición y experimentación como pilares de la investigación científica ha permeado no solo en la psicología, sino en otras disciplinas que buscan comprender y modificar la conducta humana. La trascendencia de sus principios, como la importancia de los estímulos, condiciones y respuestas, se manifiesta en la diversidad de investigaciones actuales que se apoyan en estas bases.

En suma, la obra de John B. Watson representa un hito en la evolución de la psicología como disciplina científica. Su legado perdura en la forma en que concebimos y abordamos el estudio de la conducta, influyendo tanto en la teoría como en la práctica, y su impacto se extiende más allá de las fronteras de la psicología, contribuyendo al entendimiento y la intervención en la complejidad de la conducta humana.

Referencias:

  • Malone, J. (2017). John B. Watson. Encyclopedia of Animal Cognition and Behavior. researchgate.net
  • Martínez, P., Herrera, A., Parra, N., Aristizábal, J., Arístides, O. (2020). Una historia de las Ciencias de la conducta. Editorial Centro de Estudios Sociales de América Latina.
  • Morinigio, I., Fenner, I. (2019). Teorías del aprendizaje. Minerva Magazine of Science, volumen (9), número (2), pp. 1-36. minerva.edu.py
  • Pellón, R. (2013). Watson, Skinner y Algunas Disputas dentro del Conductismo. Revista Colombiana de Psicología, volumen (22), número (2).
  • Watson, J. B. (1927). The myth of the unconscious. Harper’s Magazine, volumen (155), pp. 502–508.psycnet.apa.org
  • Watson, J. (1936). John Broadus Watson. A history of psychology in autobiography, volumen (3), pp. 271–281. psycnet.apa.org
R. Mauricio Sánchez
R. Mauricio Sánchez
Licenciado en Psicología por la Facultad de Ciencias de la Conducta de la UAEMex (México). Experiencia docente y en atención clínica en entidades privadas y públicas, como el Instituto de la Seguridad Social. Editor adjunto y redactor especializado en Psicología en Mente y Ciencia.

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R. Mauricio Sánchez
R. Mauricio Sánchez
Licenciado en Psicología por la Facultad de Ciencias de la Conducta de la UAEMex (México). Experiencia docente y en atención clínica en entidades privadas y públicas, como el Instituto de la Seguridad Social. Editor adjunto y redactor especializado en Psicología en Mente y Ciencia.