En las últimas décadas, la llamada psicoterapia integrativa ha ganado popularidad como un enfoque que promete combinar elementos de diferentes corrientes psicoterapéuticas, para ofrecer tratamientos más adaptados a las necesidades individuales de las y los pacientes (Novelo, 2018). A primera vista, esta flexibilidad podría parecer una ventaja, ya que brindaría una mayor capacidad de respuesta ante la complejidad de los trastornos mentales y su particular manifestación en cada caso. No obstante, a medida que se ha expandido su uso, la psicoterapia integrativa ha sido objeto de crítica, ya que la validez y la eficacia de sus distintas manifestaciones es bastante cuestionable.
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A continuación, se abordarán las objeciones más notables hacia la psicoterapia integrativa, destacando cómo su concepto amplio y poco preciso y su falta de aval científico, dan lugar a interpretaciones diversas y el desarrollo de múltiples versiones que, a menudo, pueden reconocerse como pseudoterapias.
¿Qué es la psicoterapia integrativa?
La psicoterapia integrativa surge como un enfoque que busca amalgamar diferentes corrientes terapéuticas, adaptándose a las necesidades específicas del cliente. Sus defensores y defensoras argumentan que esta flexibilidad permite un abordaje más completo, ya que se incorporan técnicas y teorías divergentes de múltiples enfoques psicoterapéuticos (Novelo, 2008). La premisa central de esta corriente es que la integración de distintas modalidades (afectiva, conductual, cognitiva, fisiológica) y la relación terapéutica resultan cruciales para el éxito del tratamiento (Erskine, Trautmann, 1997). Según sus postulados, la psicoterapia integrativa no es un modelo cerrado, sino un movimiento que responde a la fragmentación teórica y busca generar un enfoque holístico en la atención clínica de los trastornos mentales (Rodríguez, Cisneros, Robles, 2018; Neufeld, 2019).
Es necesario señalar que muchas y muchos expertos consideran que la psicoterapia integrativa, en su forma actual, podría clasificarse como una pseudoterapia. Esto se debe a que sus postulados y prácticas carecen del respaldo científico necesario para ser considerados tratamientos psicológicos válidos. Aunque la intención de ofrecer un enfoque más flexible y adaptado a cada cliente es loable, la falta de pruebas empíricas concretas pone en duda su eficacia y legitimidad dentro del campo de la psicoterapia.
Principios de la psicoterapia integrativa
Aunque los diversos modelos en psicoterapia integrativa varían en sus detalles, los esfuerzos más serios comparten ciertos principios generales que guían la práctica terapéutica desde una perspectiva integradora:
- Enfatizan una actitud abierta y no dogmática. Esto implica un esfuerzo por reunir los elementos más efectivos de diversas terapias y aplicarlos de manera creativa en el tratamiento de la problemática individual.
- Consideran que no existe una única terapia adecuada para todos los clientes. Por lo tanto, se prioriza la personalización del tratamiento, adaptando los enfoques terapéuticos a las características específicas de cada persona, en lugar de ajustar al cliente a un marco teórico rígido.
- Si bien los enfoques terapéuticos pueden diferir en sus métodos, la psicoterapia integrativa reconoce que existen factores comunes entre las diversas modalidades. Estos factores incluyen la relación terapéutica, la empatía, y la alianza de trabajo, que se consideran elementos cruciales en la efectividad del tratamiento.
- Promueven una comprensión holística que abarca múltiples dimensiones del ser humano, como lo afectivo, conductual, cognitivo y fisiológico.
- La psicoterapia integrativa parte de la premisa de que las personas son complejas y que sus problemas no pueden abordarse de manera efectiva por un solo enfoque teórico. Se considera clave la comprensión profunda de esta complejidad, lo que lleva a las y los terapeutas a buscar elementos de diferentes teorías para llenar los vacíos en sus enfoques formativos.
- La psicoterapia integrativa reconoce que las intervenciones terapéuticas no pueden desvincularse de los contextos sociales, políticos y económicos en los que se encuentran los clientes. Estos factores influyen en el bienestar psicológico y, por ende, deben considerarse en la planificación y ejecución del tratamiento.
(Erskine, Trautmann, 1997; Novelo, 2008; Rodríguez, Cisneros, Robles, 2018).
Crítica a la amplitud conceptual de la psicoterapia integrativa
Uno de los puntos más criticados en la psicoterapia integrativa es la falta de precisión y delimitación en su concepto. El término ‘integrativa’ se utiliza de manera tan amplia que se presta a múltiples interpretaciones, lo que da lugar a una variedad de versiones y enfoques que, en muchos casos, carecen de coherencia teórica y empírica.
Es bien cierto que algunos modelos de psicoterapia integrativa, se desarrollan a partir de teorías bien fundamentadas, como la psicoterapia relacional integrativa o la psicoterapia integrativa enfocada en la personalidad y el desarrollo. Estos enfoques buscan integrar conocimientos de distintas corrientes para ofrecer una intervención más completa y adaptada a las necesidades del cliente (Erskine, Trautmann, 1997; Neufeld, 2019). Sin embargo, otros modelos, como la ‘psicoterapia floral integrativa’ o la ‘terapia espiritual integrativa’, caen en el ámbito de las pseudoterapias, al carecer de bases científicas sólidas y enfocarse en métodos que no son empíricamente válidos.
Este escenario pone de manifiesto una crítica clave a la psicoterapia integrativa. Esto es, que la falta de precisión en su definición permite que cada autor o terapeuta relacione el concepto con la corriente de su preferencia o dominio. En consecuencia, la psicoterapia integrativa se convierte en un campo con límites indefinidos, donde es difícil establecer un marco común y coherente que guíe la práctica clínica.
Además, la diversidad de interpretaciones también plantea problemas a la hora de evaluar la efectividad de la psicoterapia integrativa, ya que, debido a la falta de consenso sobre lo que realmente implica ‘integrar’ en psicoterapia, los resultados de las intervenciones pueden ser variables y difíciles de medir de manera uniforme.
Crítica a la ‘integración’ de diferentes modelos psicoterapéuticos
Uno de los puntos más polémicos en torno al movimiento de la psicoterapia integrativa es la intención de fusionar modelos psicoterapéuticos que, en muchos casos, no cuentan con suficiente soporte empírico. La idea de reunir elementos de diversos enfoques parece, en principio, prometedora. Teóricamente, cada una de estas corrientes ofrecería una perspectiva particular sobre el funcionamiento psicológico humano y podría enriquecer la práctica clínica cuando se integren de manera selectiva (Erskine, Trautmann, 1997). Sin embargo, en la práctica, esta integración a menudo se enfrenta a varios desafíos.
Aunque la idea de obtener ‘lo mejor de cada mundo’ puede parecer atractiva y lógica, la realidad es que este enfoque conlleva riesgos significativos. En primer lugar, la integración de modelos que no han sido debidamente validados puede dar lugar a improvisaciones en el tratamiento. Esto es particularmente problemático en un campo como la psicoterapia, donde la comprobación empírica y la estandarización son esenciales para garantizar la efectividad de las intervenciones. Al combinar enfoques sin un criterio riguroso, se obstaculiza la capacidad de corroborar resultados de manera fiable, lo que dificulta la evaluación de la efectividad de las terapias.
Un problema adicional asociado a esta corriente radica en que la integración indiscriminada permite que modelos pseudoterapéuticos justifiquen sus prácticas ‘bajo el paraguas’ de enfoques más reconocidos. Al tratar de combinar teorías y técnicas de corrientes respetadas, se corre el riesgo de incluir también prácticas que carecen de un aval científico sólido. De esta forma, algunos y algunas terapeutas integran elementos esotéricos o pseudocientíficos, presentándolos como legítimos debido a su inclusión en un marco ‘integrador’. Esto diluye la credibilidad de la psicoterapia integrativa y facilita la proliferación de enfoques terapéuticos sin fundamentos empíricos.
Crítica a la falta de soporte empírico de la psicoterapia integrativa
Uno de los principales puntos de crítica hacia la psicoterapia integrativa es su falta de soporte empírico, tanto como movimiento, como modelo terapéutico. Aunque algunos enfoques integrativos han mostrado efectividad en ciertos contextos clínicos, esta eficacia se basa en gran medida en estudios de caso, lo que limita la generalización de los resultados. En este sentido, la naturaleza flexible de la psicoterapia integrativa, que adapta el tratamiento a las necesidades particulares del paciente, dificulta la posibilidad de validar sus intervenciones de manera sistemática. Es decir, ya que cada caso se desarrolla de manera distinta en este modelo, no es posible establecer criterios estandarizados para corroborar su efectividad de manera empírica.
Aunado a esto, en muchos casos, las y los defensores de la psicoterapia integrativa intentan atribuir a esta práctica el soporte empírico de los distintos modelos ‘integrados’ que conforman sus respectivos modelos. Sin embargo, este enfoque es problemático, ya que las distintas versiones de la psicoterapia integrativa a menudo difieren significativamente de los modelos originales, tanto en metodología como en aplicación clínica. De esta manera, no es posible simplemente sumar el respaldo empírico de los modelos que se integran, porque la combinación de estos elementos no ha sido evaluada de manera rigurosa en muchos casos.
Otro aspecto crítico es que muchos enfoques integrativos construyen su propia metodología basándose en la presunción de validez de los modelos ‘integrados, sin someterse a pruebas empíricas rigurosas. Esto crea un círculo problemático en el que las y los terapeutas confían en la eficacia de sus prácticas sin contar con evidencia suficiente para sustentarlas, lo que a su vez perpetúa la falta de rigor científico dentro del movimiento de la psicoterapia integrativa.
Crítica al uso indiscriminado del término ‘psicoterapia integrativa’
Como ya se ha mencionado, el término ‘psicoterapia integrativa’ es adoptado de manera indiscriminada por una amplia gama de modelos terapéuticos, muchos de los cuales carecen de fundamentos científicos sólidos. Esta tendencia ha dado lugar a un problema significativo: la inclusión de técnicas y enfoques no comprobados bajo el nombre de psicoterapia integrativa, lo que permite que prácticas pseudoterapéuticas, esotéricas o incluso religiosas se presenten como válidas en el ámbito de la psicoterapia.
La psicoterapia integrativa, en su forma original, busca combinar elementos de diferentes enfoques terapéuticos para adaptar el tratamiento a las necesidades específicas del paciente. Sin embargo, en la práctica actual, el término se ha convertido en un comodín para justificar métodos que no cumplen con los criterios de validez científica. Esta apropiación del término permite que técnicas de dudosa eficacia se enmascaren en bajo el prestigio de enfoques reconocidos y respetables.
Por otro lado, según diversas encuestas, una cantidad significativa de terapeutas afirma que emplean un enfoque integrativo en su práctica clínica. Sin embargo, esta afirmación a menudo se realiza de manera imprecisa y sin una comprensión clara del término. Para muchos profesionales, el uso de ‘integrativo’ simplemente refleja la percepción de que los modelos terapéuticos puros son demasiado reduccionistas para abordar la complejidad de los problemas presentados en la práctica cotidiana (Neufeld, 2019). Esta percepción lleva a la integración de estrategias y técnicas sin una base teórica o empírica sólida.
¿Por qué es importante reconocer la psicoterapia integrativa como una pseudoterapia?
Considerando lo anterior, existen distintas razones por las que es necesario identificar la psicoterapia integrativa como un modelo pseudoterapéutico.
En primer lugar, la psicoterapia integrativa, al ser utilizada para agrupar una amplia gama de enfoques y técnicas no comprobadas, diluye el significado del término y permite la inclusión de métodos que carecen de rigor científico. Reconocer estos modelos como pseudoterapéuticos ayuda a preservar la integridad de la práctica profesional y a evitar la proliferación de enfoques que no cumplen con los estándares científicos necesarios.
Así mismo, los modelos pseudoterapéuticos pueden ofrecer promesas infundadas y tratamientos ineficaces, lo que no solo resulta en una pérdida de tiempo y recursos, sino que también puede agravar problemas psicológicos. Identificar y clasificar la psicoterapia integrativa como pseudoterapéutica protege a los pacientes al advertirles sobre la falta de evidencia que respalda muchas de las técnicas y enfoques utilizados bajo este término.
Además, la falta de precisión en la definición y aplicación del término ‘psicoterapia integrativa’ genera confusión en el campo de la psicoterapia. Los diversos modelos que se presentan bajo esta etiqueta a menudo mezclan teorías y prácticas que no han sido rigurosamente validadas. Al reconocer estos enfoques como pseudoterapéuticos, se clarifica el concepto de psicoterapia integrativa y se promueve un enfoque más riguroso y basado en evidencia.
Aunado a esto, la clasificación de la psicoterapia integrativa como pseudoterapéutica impulsa la necesidad de una investigación más rigurosa y de un desarrollo teórico y empírico más sólido. La falta de evidencia empírica en muchos modelos integrativos resalta la urgencia de realizar estudios controlados y evaluaciones sistemáticas que validen efectivamente las intervenciones propuestas.
Referencias:
- Erskine, R., Trautmann, R. (1997). Métodos de una Psicoterapia Integrativa. Bioinstitute. biosinstitute.net
- Neufeld, C. (2019). Psicoterapia integrativa: história, pressupostos y futuro entrevista con Héctor Fenández-Álvarez. Revista Brasileira de Terapias Cognitivas, volumen (15), número (2). pepsic.bvsalud.org
- Novelo, G. (2008). La Psicoterapia Integrativa Multidimensional en el Tratamiento de los Trastornos de Ansiedad. Psicología Iberoamericana, volumen (16), número (1), pp. 44-51. psicologiaiberoamericana.ibero.mx
- Rodríguez, D., Cisneros, M., Robles, L. (2018). Psicoterapia Integrativa en un Caso de Trastorno Depresivo Persistente. Revista Electrónica de Psicología Iztacala UNAM, volumen (21), número (1). iztacala.unam.mx
Créditos de imagen de portada: Foto de Markus Winkler