Memoria fotográfica o eidética: ¿Realidad o mito?

Aunque la memoria fotográfica o eidética es un fenómeno real, su manifestación como una habilidad mental prodigiosa es un mito.

Durante mucho tiempo, la llamada ‘memoria fotográfica’ o eidética ha sido un tema de gran interés tanto para el público en general como para las y los científicos. En el imaginario popular, este fenómeno se concibe como la capacidad de recordar imágenes con una precisión casi perfecta, como si la mente funcionara como una cámara fotográfica. Sin embargo, gran parte de esta concepción de la memoria eidética o fotográfica es más un mito que una realidad científica. Aunque es cierto que existen casos documentados de personas con capacidades de memoria visual excepcionales, la verdadera naturaleza de la memoria eidética es mucho más compleja y rara de lo que se suele creer. A continuación, se explorará cómo se presenta realmente la memoria fotográfica, los mitos que la rodean y cómo es representada en la cultura popular.

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¿Qué es la memoria fotográfica o eidética?

La memoria fotográfica, o más propiamente llamada memoria eidética, es la capacidad extremadamente rara de recordar un fragmento de información visual con gran claridad y detalle, como si la imagen permaneciera impresa en la mente incluso después de que el estímulo visual haya desaparecido (Berry et al., 2023). Aunque el término ‘fotográfica’ sugiere una precisión perfecta, en la realidad la memoria eidética no es infalible ni permanente. Es más bien un fenómeno en el que ciertos niños y niñas, denominados eidetikers, pueden seguir ‘viendo’ una imagen en su mente durante unos segundos o minutos después de haberla observado (American Psychological Association, 2020).

Es importante señalar que las y los menores que poseen esta capacidad suelen perderla con el paso del tiempo, no existiendo prácticamente ninguna evidencia concreta de adultos con memoria eidética. Dicha situación puede sugerir que alguna modificación en el desarrollo afecta la capacidad de formar imágenes eidéticas a medida que las personas envejecen.

Para comprender este fenómeno, es necesario distinguir las imágenes eidéticas de otros tipos de imaginería visual, como las post-imágenes o los recuerdos visuales comunes. Una imagen eidética no se mueve cuando la persona mueve los ojos, ni cambia de color, como ocurre con las imágenes residuales. Además, las imágenes eidéticas tienden a desvanecerse involuntariamente y por partes, no se pueden controlar o recuperar fácilmente, y en general, desaparecen por completo en cuestión de minutos. A diferencia de los recuerdos visuales convencionales, las imágenes eidéticas no son maleables, y un parpadeo intencional puede hacerlas desaparecer permanentemente (Searleman, 2007).

La memoria fotográfica en la ficción

El mito alrededor de la memoria fotográfica o eidética se ve muchas veces alimentado por la forma en que esta habilidad se representa en la ficción. En diferentes medios, este fenómeno se muestra como una habilidad casi sobrehumana, capaz de otorgar a los personajes un poder inigualable de observación y análisis.

Uno de los ejemplos más conocidos es el personaje de Sherlock Holmes, creado por Arthur Conan Doyle. Aunque el detective no se describe explícitamente como poseedor de memoria fotográfica, se sugiere que tiene una memoria visual casi perfecta que le permite recordar detalles minuciosos de escenas de crímenes y pistas. Este tipo de habilidad genera la ilusión de que las personas con memoria eidética pueden acceder a detalles interminables con gran precisión.

Por otro lado, en la televisión, el mito de la memoria fotográfica ha sido popularizado por personajes como Spencer Reid en Criminal Minds y Mike Ross en Suits. Ambos personajes se presentan como poseedores de habilidades eidéticas, capaces de recordar información con absoluta precisión. Estas representaciones crean la falsa impresión de que la memoria fotográfica otorga una ventaja cognitiva definitiva, lo que contribuye a una percepción inexacta de su verdadera naturaleza, que en realidad es mucho más limitada y fugaz.

También en los comics, existen personajes, como Taskmaster de Marvel Comics, que ejemplifican esta exageración. Este supervillano se describe como poseedor de una ‘memoria fotográfica muscular’, lo que le permite replicar cualquier movimiento o técnica que observe, desde estilos de lucha hasta habilidades deportivas. Aunque este concepto es entretenido y atractivo, se aleja mucho de lo que se conoce científicamente sobre la memoria eidética, exagerando su alcance al punto de otorgar habilidades físicas imposibles.

El mito de la memoria fotográfica o eidética como un atributo común

Uno de los mitos más persistentes alrededor de la memoria fotográfica es la idea de que esta puede manifestarse en personas de cualquier edad. La realidad es que la memoria eidética es un fenómeno extremadamente raro y casi exclusivo de los niños. La prevalencia de esta capacidad entre las y los preadolescentes se estima en un rango de entre el 2% y el 10%, sin distinción de género. No obstante, este tipo de memoria tiende a desaparecer a medida que las y los niños crecen, en parte debido a que, al aprender a procesar la información de manera más abstracta y verbal, interrumpen involuntariamente la formación de imágenes eidéticas. Por esta razón, prácticamente ningún adulto ha sido identificado con memoria eidética. Este hecho desmiente la idea de que la memoria fotográfica puede desarrollarse o mantenerse a lo largo de la vida (Searleman, 2007; Gordon, 2013).

Así mismo, algunos autores han intentado vincular la memoria eidética con ciertos padecimientos, como los trastornos del espectro autista. En este sentido, si bien existen personas con autismo que muestran una memoria visual impresionante, esta no es lo mismo que la memoria fotográfica o eidética. La relación entre ambas capacidades nunca ha sido científicamente probada, aunque el mito persiste (Jácome, 2008). Es más común que quienes muestran habilidades excepcionales en un dominio específico, como la visión o el lenguaje, lo hagan debido a una combinación de aptitudes innatas y una práctica exhaustiva en ese campo, como ocurre en el caso de personas que memorizan extensos textos religiosos o piezas de arte. Sin embargo, esto no se traduce en una memoria fotográfica generalizada (Berry, et.al 2023).

El mito de que la memoria fotográfica o eidética puede aprenderse o desarrollarse

Otro mito que debe desmentirse es la idea de que la memoria fotográfica o eidética puede ejercitarse o desarrollarse mediante técnicas o trucos de memoria. Aunque muchas personas pueden mejorar su capacidad de recordar información visual mediante estrategias como la mnemotecnia o la repetición deliberada, la verdadera memoria eidética no puede desarrollarse a voluntad. Las investigaciones indican que los eidetikers nacen con esta capacidad; por lo que no se puede adquirir a través del entrenamiento. Por ejemplo, jugadores de ajedrez de élite pueden recordar la disposición de un tablero en medio de una partida gracias a su entrenamiento y familiaridad, pero su capacidad de memoria se desvanece cuando se les presenta un tablero con piezas colocadas al azar. Esto muestra que su habilidad está más relacionada con la organización asociativa que con una verdadera memoria eidética (Berry et al., 2023).

En contra de esta suposición, las investigaciones en torno a la memoria fotográfica han demostrado que esta habilidad, cuando se presenta, lejos de desarrollarse, se desvanece con el tiempo. La explicación más aceptada en relación con este hecho, es que esta pérdida tiene un motivo funcional, ya que recordar cada imagen sería una experiencia incómoda, e incluso discapacitante. No obstante, las razones concretas de la desaparición paulatina de la memoria eidética aún no son claras (Adams, 2006).

El mito de la memoria fotográfica o eidética como un superpoder

Como ya se ha comentado, en el imaginario popular, la memoria fotográfica o eidética se considera una habilidad prodigiosa que permitiría a quienes la poseen recordar con absoluta claridad y precisión cualquier imagen o escena, dotándolos de habilidades mentales superiores. Sin embargo, la evidencia científica contradice esta idea.

Uno de los mitos más comunes en este sentido es que la memoria eidética es como una ‘fotografía mental’, en la que los detalles se alamcenan de manera exacta y pueden recuperarse en cualquier momento con total claridad. Sin embargo, algunas investigaciones demuestran que las personas que afirman seguir viendo una imagen después de que esta desaparece suelen tener una memoria incompleta y a menudo inexacta. De hecho, las y los eidetikers suelen omitir o modificar detalles y, en algunos casos, incluso inventan elementos que nunca estuvieron presentes en la imagen original. Esto demuestra que la memoria eidética no es una réplica perfecta de la realidad, sino una reconstrucción que, al igual que otros tipos de recuerdos, puede estar influenciada por sesgos cognitivos y expectativas (Searleman, 2007).

Además, aunque algunas personas poseen habilidades de memoria extraordinarias, como los maestros de ajedrez que juegan partidas múltiples con los ojos vendados, o los expertos en cartas que pueden memorizar la secuencia de una baraja en segundos, estas habilidades suelen estar limitadas a dominios muy específicos. En otras palabras, una persona puede ser excepcionalmente buena en memorizar cartas, pero esa habilidad no necesariamente se traduce en una memoria superior en otros contextos, como el reconocimiento de rostros o la retención de información no visual. Esto refuerza la idea de que la ‘memoria extraordinaria’ es una capacidad especializada y no una habilidad general que implique una ventaja cognitiva universal (Adams, 2006).

Importancia de reconocer los mitos alrededor de la memoria eidética

El mito de la memoria fotográfica o eidética ha sido integrado en teorías del desarrollo no validadas, presentándola como una capacidad que puede ser desarrollada y mantenida a lo largo de la vida. Esta creencia errónea lleva a la formación de teorías educativas que promueven métodos de enseñanza y entrenamiento basados en la idea de que se puede mejorar la memoria fotográfica con técnicas específicas. La realidad, como demuestran los estudios científicos, es que la memoria eidética es extremadamente rara y generalmente se pierde con la edad, lo que cuestiona la validez de tales teorías y métodos.

Así mismo, la explotación comercial del mito de la memoria fotográfica o eidética también es un aspecto problemático. Empresas y programas de capacitación han capitalizado la fascinación por esta supuesta habilidad, ofreciendo productos y servicios que prometen desarrollar o evaluar una memoria fotográfica que, en realidad, no existe en la forma en que se presenta. Estos programas pueden generar ingresos a través de la venta de cursos, software o técnicas de entrenamiento, aprovechando el deseo de las personas por adquirir una habilidad que no está respaldada por la evidencia científica.

Por último, la aceptación generalizada del mito de la memoria eidética puede socavar la confianza en la ciencia cognitiva y psicológica. Cuando los conceptos erróneos sobre la memoria se presentan como hechos, se corre el riesgo de desacreditar el trabajo de las y los investigadores que estudian la memoria humana con rigor científico. De esta manera, la proliferación de mitos puede llevar a una falta de comprensión y apreciación de los verdaderos mecanismos de la memoria, así como a la subestimación de los avances y descubrimientos legítimos en el campo.

Referencias:

  • Adams, W. (2006). The Truth About Photographic Memory. Psychology Today. psychologytoday.com
  • American Psychological Association (2020). APA Dictionary of Psychology. Dictionary.apa.org. dictionary.apa.org
  • Berry, B., Miller, L., Berns, M., Kucewicz, M. (2023). The Possibility of Eidetic Memory in a Patient Report of Epileptogenic Zone in Right Temporo-Parietal-Occipital Cortex. Life, volumen (13), número (14). mdpi.com
  • Gordon, B. (2013). Does Photographic Memory Exist? Scientific American. scientificamerican.com
  • Jácome, D. (2008). Algunos aspectos del espectro autista: Un trastorno inusitadamente frecuente y doloroso. Revista MEDICINA, volumen (30), número (3). revistamedicina.net
  • Searleman, A. (2007). Is there such a thing as a photographic memory? And if so, can it be learned? Scientific American. scientificamerican.com

Créditos de imagen de portada: Foto de Tima Miroshnichenko

R. Mauricio Sánchez
R. Mauricio Sánchez
Licenciado en Psicología por la Facultad de Ciencias de la Conducta de la UAEMex (México). Experiencia docente y en atención clínica en entidades privadas y públicas, como el Instituto de la Seguridad Social. Editor adjunto y redactor especializado en Psicología en Mente y Ciencia.

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R. Mauricio Sánchez
R. Mauricio Sánchez
Licenciado en Psicología por la Facultad de Ciencias de la Conducta de la UAEMex (México). Experiencia docente y en atención clínica en entidades privadas y públicas, como el Instituto de la Seguridad Social. Editor adjunto y redactor especializado en Psicología en Mente y Ciencia.