La sinestesia es un fenómeno neurológico en el que la estimulación de un sentido produce una experiencia automática en otro sentido distinto. Esta característica sensorial única permite a las y los sinestésicos experimentar el mundo de formas multisensoriales, percibiendo colores al escuchar música o saboreando palabras, entre otras combinaciones (Melero, 2013). Si bien el estudio de este fenómeno se remonta a varios siglos atrás, ha sido en las últimas décadas cuando la sinestesia ha recibido una atención científica más exhaustiva. Las investigaciones actuales no solo exploran las bases neurobiológicas y genéticas de esta manifestación, sino también sus implicaciones en el procesamiento cognitivo y emocional (Adán, 2017).
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Aunado a esto, la sinestesia se ha asociado con habilidades creativas y sensoriales que revelan formas únicas de organización cerebral y percepción, lo cual ha llevado a las y los investigadores a considerar su estudio no solo en el campo de la psicología y la neurociencia, sino también en el arte y la educación (Melero, Peña, Ríos, 2015). Debido a esto, a continuación, analizaremos la definición y tipos de sinestesia, sus principales áreas de estudio y las críticas a los enfoques actuales de investigación.
¿A qué se le conoce como sinestesia?
La sinestesia se define como una condición perceptiva en la que la estimulación de un sentido provoca la activación automática de otro sentido o modalidad sensorial. Este fenómeno sensorial cruzado es involuntario y se caracteriza por una consistencia en las asociaciones que se mantiene a lo largo del tiempo (Melero, 2013). Por ejemplo, una persona con sinestesia que asocia el número ‘3’ con el color naranja experimentará esta asociación de manera consistente cada vez que vea ese número. A diferencia de asociaciones culturales o personales, la sinestesia ocurre de forma automática y no requiere esfuerzo consciente.
Existen distintas teorías explicativas en torno a este suceso. Algunos estudios neurocognitivos han encontrado que esta condición se asociaría con una conectividad neural inusualmente fuerte entre áreas sensoriales del cerebro, lo que permitiría que los estímulos de un sentido activen regiones cerebrales de otro sentido (Adán, 2017). Por otro lado, desde una perspectiva evolutiva, algunas y algunos científicos han sugerido que la sinestesia podría estar vinculada con una mayor capacidad para procesar y relacionar información sensorial diversa, aunque aún se debate si este fenómeno es una ventaja adaptativa o simplemente una variación perceptiva. De esta manera, la comprensión actual de la sinestesia incluye no solo su definición básica, sino también sus implicaciones para el estudio de la percepción, la conciencia y la estructura del cerebro humano (Pinto, 2021).
Tipos de sinestesia
Existen múltiples manifestaciones de sinestesia, cada una con sus propias características y patrones. Uno de los tipos más comunes es la sinestesia grapema-color, en la que las letras o números se asocian de forma automática con colores específicos; por ejemplo, la letra ‘A’ podría percibirse como roja o azul, según la persona sinestésica que perciba dichos estímulos. Otro tipo popular es la sinestesia sonido-color, donde los sonidos provocan la percepción de colores o patrones visuales. Este tipo se ha documentado con frecuencia en músicos, quienes experimentan colores específicos al escuchar diferentes tonos musicales. Existen, además, sinestesias menos comunes, como la sinestesia léxico-sabor, en la cual, las palabras o nombres de personas evocan sabores específicos en la o el individuo sinestésico (Pérez, Gómez, 2012; Melero, 2015).
Así mismo, existen otros tipos de sinestesia, en las que se incluye la sinestesia tacto-movimiento, en la que ciertos movimientos evocan sensaciones táctiles, y la sinestesia espacio-tiempo, donde el tiempo se percibe visualmente como una secuencia de figuras o formas en el espacio.
El estudio de cada tipo de sinestesia es muy importante, debido a que cada una de estas manifestaciones nos permite explorar cómo el cerebro humano es capaz de integrar experiencias sensoriales diversas y cómo estas experiencias cruzadas pueden afectar la cognición y la percepción.
Estudio y evaluación de la sinestesia
El estudio de la sinestesia ha requerido el desarrollo de métodos específicos que permitan verificar la consistencia de las asociaciones y su naturaleza automática. Uno de los métodos más empleados en este sentido es la prueba de consistencia a lo largo del tiempo, en la que se evalúa si una o un sinestésico es capaz de replicar las mismas asociaciones sensoriales después de un periodo prolongado (Melero, 2013).
Así mismo, otro método común es la prueba de Stroop sinestésica, que mide la interferencia entre estímulos sensoriales cuando una o un sinestésico debe identificar colores que no corresponden a sus asociaciones usuales. Estas pruebas se complementan con técnicas de neuroimagen, como la resonancia magnética funcional (fMRI) y la tomografía por emisión de positrones (PET), que permiten observar la actividad cerebral durante las experiencias sinestésicas y analizar si existen patrones de activación neuronal diferentes a los de la población no sinestésica (Pérez, Gómez, 2012).
Aunado a esto, las entrevistas estructuradas y cuestionarios específicos también son empleados para obtener información sobre la naturaleza y consistencia de las asociaciones de cada tipo de sinestesia. La combinación de estos métodos ha permitido establecer criterios diagnósticos más precisos, y profundizar en la comprensión de cómo se manifiesta y organiza la sinestesia en el cerebro humano.
Estudio de los factores psicológicos de la sinestesia
Los factores psicológicos y emocionales de la sinestesia han sido objeto de diversos estudios que exploran la manera en que esta condición perceptual impacta el bienestar y las experiencias emocionales de quienes la poseen. De acuerdo a estas investigaciones, la sinestesia está asociada a una mayor sensibilidad emocional y a una forma particular de procesamiento de la información sensorial que puede influir en la personalidad, la memoria y la percepción emocional (Adán, 2017).
Además, se ha encontrado que las personas sinestésicas a menudo experimentan reacciones emocionales intensas ante ciertos estímulos que desencadenan sus asociaciones sensoriales cruzadas. Por ejemplo, en la sinestesia léxico-gustativa, ciertas palabras pueden provocar experiencias gustativas que, a su vez, están vinculadas a emociones específicas, lo cual puede generar una conexión emocional única y significativa con el lenguaje.
Así mismo, se ha encontrado que las y los sinestésicos suelen tener una mayor puntuación en medidas de creatividad, empatía y sensibilidad emocional; lo cual, de acuerdo con las y los profesionales, podría deberse a la experiencia única de combinar y asociar estímulos sensoriales de manera poco común. Una condición que podría enriquecer sus expresiones artísticas y creativas (Melero, 2013; Melero, 2015).
De igual forma, también se ha encontrado que algunas personas sinestésicas desarrollan respuestas emocionales específicas ante ciertas asociaciones sinestésicas, lo que sugiere que estas experiencias pueden influir en sus estados de ánimo y emociones diarias. Además, algunos estudios han sugerido que las y los sinestésicos pueden beneficiarse de su capacidad de asociación para mejorar su memoria, ya que las conexiones emocionales vinculadas a sus experiencias sinestésicas les permiten recordar información con mayor facilidad y precisión (Pinto, 2021).
Estudio de los factores neurobiológicos de la sinestesia
Los estudios neurobiológicos de la sinestesia han revelado que las personas sinestésicas presentan características cerebrales distintivas, especialmente en lo que respecta a la conectividad entre áreas sensoriales. Utilizando técnicas de neuroimagen, las y los investigadores han identificado patrones de activación cruzada en el cerebro de las y los sinestésicos. Estos estudios sugieren que las y los sinestésicos pueden experimentar activación simultánea en múltiples áreas sensoriales, como las regiones visuales y auditivas, al recibir un estímulo de una sola modalidad. De esta forma, en la sinestesia grapema-color, por ejemplo, la corteza visual se activa al ver un número o letra, lo que coincide con la experiencia de percibir un color adicional asociado al estímulo visual (Melero, 2015).
Por otro lado, una de las teorías neurobiológicas más aceptadas es la de la hiperconectividad entre áreas sensoriales. Esta teoría sostiene que la sinestesia podría deberse a un ‘exceso de conectividad’ en el cerebro debido a una poda sináptica inusual durante el desarrollo. En condiciones normales, esta poda elimina conexiones neuronales redundantes; sin embargo, en las y los sinestésicos, algunas conexiones parecen permanecer activas y facilitan la interacción sensorial cruzada.
Así mismo, se ha propuesto la teoría de la desinhibición de las conexiones neuronales, que plantea que ciertas áreas cerebrales pueden comunicarse debido a una disminución en la inhibición que normalmente previene este tipo de activación cruzada. Además, existen diferencias en la cantidad y la organización de la materia gris y blanca en áreas relacionadas con la percepción sensorial en las y los sinestésicos, lo que podría favorecer este tipo de integración sensorial (Melero, 2013). Estos hallazgos sugieren que la sinestesia no es solo una variación perceptiva, sino que refleja una forma única de organización cerebral.
Estudio de los factores genéticos de la sinestesia
Es importante señalar que la sinestesia también parece tener una base genética, ya que se ha observado una mayor probabilidad de presentar esta condición en familias con antecedentes sinestésicos. En este sentido, aunque aún no se ha identificado un gen específico responsable, varios estudios familiares y de gemelos indican que la sinestesia podría tener una herencia poligénica, en la que múltiples genes contribuyen a la predisposición a esta condición (Melero, 2013).
Así mismo, algunos estudios sugieren que la sinestesia puede tener una relación genética con otros fenómenos de procesamiento sensorial o cognitivo. Por ejemplo, ciertos genes relacionados con la plasticidad sináptica y la conectividad neuronal podrían desempeñar un papel en la aparición de experiencias sinestésicas. Esta idea se apoya en el hecho de que algunas y algunos sinestésicos muestran un aumento en la conectividad entre áreas cerebrales, lo cual podría estar mediado genéticamente. Además, se ha encontrado que la sinestesia es más frecuente en personas con familiares que también muestran habilidades artísticas o cognitivas específicas, lo que sugiere una posible relación entre los genes que favorecen el desarrollo de habilidades creativas y los que influyen en la aparición de experiencias sinestésicas (Adán, 2017).
A medida que avanzan las técnicas de análisis genético, las y los investigadores están tratando de identificar variaciones genéticas comunes en las familias sinestésicas. Los estudios de asociación genética han comenzado a arrojar luz sobre los posibles genes implicados, aunque aún se necesitan más investigaciones para confirmar estos hallazgos. La identificación de genes específicos no solo ayudaría a comprender la sinestesia en profundidad, sino que también podría aportar conocimientos valiosos sobre la base genética de la percepción y la creatividad humana.
Críticas al estudio de la sinestesia
Es importante señalar que, aunque la investigación sobre la sinestesia ha progresado significativamente en las últimas décadas, algunos aspectos de los estudios realizados han recibido críticas desde la comunidad científica. Una de las principales críticas en este sentido se centra en la falta de consenso en los criterios diagnósticos y en la confiabilidad de las herramientas de evaluación. Desafortunadamente, muchos de estos estudios dependen de autoinformes, lo cual, si bien aporta información valiosa, puede llevar a sesgos y errores en la interpretación de los datos, ya que las experiencias sinestésicas pueden variar ampliamente entre individuos (Adán, 2017). Esta situación dificulta la comparación entre estudios y plantea dudas sobre la consistencia de los resultados obtenidos, especialmente en los casos de sinestesia menos comunes o en personas que no presentan asociaciones sensoriales estables.
Otra crítica común es el sobrediagnóstico de la sinestesia, que puede resultar de la creciente popularidad del tema y de la amplia gama de experiencias sinestésicas documentadas. Al clasificar experiencias de tipo asociativo como sinestesia, se corre el riesgo de diluir el concepto y perder la precisión en su definición. Algunos expertos argumentan que solo las experiencias consistentes, automáticas e involuntarias deberían considerarse sinestesia, dejando fuera fenómenos perceptivos de otro tipo (Melero, Peña, Ríos, 2015).
Las críticas en torno al estudio de la sinestesia también se extienden a los estudios neurobiológicos, donde algunos investigadores cuestionan si las diferencias en la conectividad neural observadas en personas sinestésicas son realmente causadas por la sinestesia o si representan variaciones normales en la arquitectura cerebral humana (Pinto, 2021).
Al final, estas limitaciones metodológicas subrayan la necesidad de investigaciones más rigurosas, el desarrollo de criterios diagnósticos más específicos y la utilización de métodos de evaluación más sofisticados, para obtener una comprensión más precisa y profunda de la sinestesia.
Referencias:
- Adán, R. (2017). Sinestesia. Universidad de Jaén. crea.ujaen.es
- Melero, H. (2013). Sinestesia: ¿Cognición corporeizada? Átopos. Salud Mental, Comunidad y Cultura, volumen (14). atopos.es/
- Melero, H., Peña, A., Ríos, M. (2015). ¿Colores, sabores, números?: la sinestesia en una muestra española. Revista de Neurología, volumen (60), número (4), pp. 145-150. researchgate.net
- Melero, H. (2015). Sinestesia, bases neuroanatómicas y cognitivas. Universidad Complutense de Madrid. docta.ucm.es
- Pérez, C., Gómez, C. (2012). La conciencia: Sinestesia. DSM Drago. dragodsm.com.ar
- Pinto, J. (2021). Viviendo la Sinestesia. Universidad de los Andes. repositorio.uniandes.edu.co
- Plúas, L., Sánchez, T., Sánchez, M., Aguas, J. (2024). La sinestesia y la multisensorialidad cómo incide en el proceso evolutivo del aprendizaje en la niñez. LATAM Revista Latinoamericana de Ciencias Sociales y Humanidades, volumen (5), número (5). latam.redilat.org
Créditos de imagen de portada: Foto de Ramon Hernandez