A lo largo de los años, se ha podido observar cómo niñas y niños se convierten en adolescentes a una edad cada vez más temprana. Este suceso va acompañado del hecho de que las y los adolescentes se inician de manera cada vez más temprana en la sexualidad -concretamente en las prácticas sexuales; ya que la sexualidad humana está presente desde el nacimiento-.
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Adolescentes y sexualidad: introducción al estudio
La erótica -nombre transversal que recibe la práctica sexual en sexología-, cuando se manifiesta de forma temprana y sin la educación sexual pertinente, entraña determinados riesgos; los contagios de enfermedades sexuales y embarazos no deseados, entre otros. La OMS recogió en las Estadísticas Sanitarias Mundiales que un 11% de los nacimientos se producen en jóvenes de entre 15 y 19 años.
A continuación, revisamos el estudio «Sexualidad, anticoncepción y conducta sexual de riesgo en adolescentes» puesto en marcha con el objeto de identificar aquellas variables que podrían participar en el aumento de los comportamientos sexuales de riesgo en adolescentes. El estudio también trató de hallar las diferencias, según el sexo.
Gracias a los datos aportados, a partir del estudio realizado por Durex (2006), se ha comprobado que la edad promedio en Europa para la iniciación en la práctica sexual, tiende a estar en torno los 15 años; mientras que en países del continente asiático suele ser de 19 años.
Muestra e instrumentos
Para la realización de este estudio, los autores García-Vega, Robledo, García e Izquierdo (2012) emplearon una muestra de 815 estudiantes con edades comprendidas entre 13 y 19 años, igualando el número de hombres y de mujeres.
El instrumento empleado para la recogida de datos fue un cuestionario específico creado por el equipo de investigación, teniendo en cuenta aquellas variables que pretendían medir:
- Variables sociodemográficas
- Conducta sexual actual
- Iniciación en las condutas sexuales
- Conductas sexuales de riesgo
Resultados del estudio: sexualidad en adolescentes
Medias de edad de inicio en las prácticas sexuales
De la muestra de 815 estudiantes, solo un 15,2% no habían tenido ningún tipo de experiencia sexual. Analizando individualmente los actos realizados, se observó que las edades eran bastante similares a la hora de iniciarse en las conductas sexuales. Sin embargo, hubo una diferencia de media de casi dos años en el inicio de las prácticas de masturbación, siendo en chicos una media de edad de 11 y en chicas de 13.
Según se encontró, a mayor edad, mayor percepción tenían los adolescentes de estar bien informados en materia de sexualidad.
Diferencia en la frecuencia de las prácticas sexuales
A partir de los datos obtenidos, el equipo pudo observar que aquellas conductas eróticas relacionadas con la masturbación, las caricias genitales y el sexo buco-genital, eran realizadas por mayor frecuencia por el sexo masculino que el femenino. No se encontraron diferencias de sexo en los besos y en las prácticas coito-vaginales o coito-anales.
Método usado en la primera relación coital
Por lo que respecta a los anticonceptivos empleados por jóvenes en su primera relación, un 82,8% escogió el preservativo. Un 10,5% no utilizó método alguno y un 5,1% hizo uso de la ‘marcha atrás’.
Por lo que respecta a estas variables, la investigación no halló diferencias según el sexo.
Método anticonceptivo habitual
Así pues, haciendo mayor hincapié en esta variable, el equipo de investigación quiso identificar los métodos anticonceptivos más habituales en adolescentes.
Solo un 54,4% de aquellos que mantenían relaciones afirmaban que siempre utilizaban método anticonceptivo, siendo este el preservativo. Quienes indicaban que no hacían uso de él, emplearon como justificación una de las siguientes afirmaciones:
- Estar bajo los efectos del alcohol: 33%.
- Porque su pareja no quiso usarlo: 31,6%.
- Porque no disfrutaban tanto con él: 51,3%.
- Por el uso de otros anticonceptivos: 23,1%
- Por no parar a tiempo una relación: 41,9%.
- Falta de previsión de la relación: 40,2%.
- Por no pensar en los riesgos de no usarlo: 29,1%.
Al igual que en los datos anteriores, no se observó diferencias estadísticas significativas entre el hecho de ser chicas o chicos.
Asimismo, a partir de estas variables, obtuvieron datos en la frecuencia del uso de anticonceptivos. Se pudo comprobar cómo el uso de estos desciende cuando las relaciones sexuales son semanales, frente a cuando son mensuales. A su vez, disminuye todavía más, si la persona tiene relaciones con una pareja estable con la cual tiene una relación de más de un año.
Diferencias entre chicos y chicas en conductas de riesgo
Los últimos datos que quisieron analizar los investigadores fueron las conductas de riesgo a las que se habían sometido la muestra de jóvenes estudiada. Se obtuvo como resultado que un 72,4% no había realizado conducta de riesgo alguna, un 23,3% habían cometido cinco o menos y un 4,3% más de cinco. La única diferencia significativa a consecuencia del sexo, en lo que a frecuencia del número de conductas de riesgo se refiere, fue en el último porcentaje, donde eran mayoritariamente chicos quienes habían realizado más de cinco conductas.
Reflexión: Sexualidad en adolescentes
Gracias a este estudio sobre sexualidad y conductas de riesgo, se pudo determinar que, pese a que es cierto que la edad a la que los adolescentes se inician en el ámbito sexual cada vez es más temprana; podemos encontrar una gran concienciación en la necesidad de utilizar métodos anticonceptivos.
Esto podría deberse gracias a las multitudes de campañas de prevención realizadas en España.
Al igual que en otros estudios (Lameiras, Rodríguez, Calado, y González, 2004), los autores de esta investigación encontraron que los chicos tienden a ser más precoces en las chicas. Sí que difieren de otros autores en lo que a la edad de inicio sexual se refiere (Avery & Lazdane, 2008).
A partir de los datos obtenidos en el estudio, se concluye que son las propias conductas características de la adolescencia, como lo son la impulsividad, la inmediatez y la invulnerabilidad, lo que incita a las y los adolescentes a someterse a conductas de riesgo -afectando a otros ámbitos más allá de la sexualidad-.
Sin embargo, sí que determinan que variables como el consumo de drogas, la falta de habilidades sociales y la banalización de la conducta sexual pueden y deben ser abordadas desde los programas de educación sexual para, de este modo, dotar a las y los adolescentes de la información y sensibilización necesaria en materia de salud y sexualidad.
Referencias:
- Avery, L. & Lazdane, G. (2008). What do we know about sexual and reproductive health of adolescents in Europe? The European Journal of Contraception & Reproductive Health Care, 2008, 13(1), 58 –70.
- Garcia-Vega, E., Robledo, E. M., García, P. F., & Izquierdo, M. C. (2012). Sexualidad, anticoncepción y conducta sexual de riesgo en adolescentes. International journal of psychological research, 5 (1), 79-87.
- Informe durex (2006). Informe durex sobre bienestar sexual. Recuperado de http://www.durex.com/es-es/flashrepository/documents/
- Lameiras, M., Rodríguez, Y., Calado, M., y González, M. (2004). Determinantes del inicio de las relaciones sexuales en adolescentes españoles. Cuadernos de Medicina Psicosomática y Psiquiatría de Enlace, 71/72, 67-75.