Erecciones nocturnas y matutinas: bases neurofisiológicas

Si alguna vez creíste que las erecciones nocturnas no eran normales ¡Tranquilo! No eres un depravado. Te explicamos los principios neurofisiológicos del fenómeno.

Dentro de los fenómenos fisiológicos humanos, tanto las erecciones nocturnas como las matutinas, ocupan uno de los primeros puestos, pues resultan paradójicas y están cargadas de denotaciones socioculturales. Contrario a lo que comúnmente se cree, el pene no solamente erecta ante estímulos sexuales; también responde a cambios fisiológicos que están muy lejos de la percepción del individuo. A continuación revisaremos las bases neurofisiológicas de este fenómeno.

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La fase REM del sueño

Antes de hablar de los correlatos fisiológicos y neuroanatómicos de las erecciones nocturnas y matutinas; es fundamental detenernos por un momento en la fase REM del sueño, o sueño paradójico. En el sueño REM o de movimientos rápidos oculares –por sus siglas en inglés- se presenta un patrón de bajo voltaje y alta frecuencia en el electroencefalograma; similar al que se presenta durante la vigilia.

Es por este motivo que se le conoce como sueño paradójico, pues; a pesar de la actividad cerebral, es un sueño profundo en donde se presenta atonía muscular; actividad en el lóbulo occipital y un ritmo marcado en el hipocampo. Durante esta fase se presenta un aumento en la actividad de las neuronas colinérgicas troncoencefálicas y del prosencéfalo; y una disminución de la activación en las neuronas aminérgicas –noradrenérgicas y serotoninérgicas-. Es en esta fase en la que se sueña, cuando se consolida la memoria y aprendizaje; y en donde se producen las erecciones nocturnas (Reinoso-Suárez, 2005).

¿Qué son las erecciones nocturnas y matutinas?

Las erecciones nocturnas y las matutinas, o también llamadas tumescencia peneal nocturna, hacen referencia a aquellos incrementos en el flujo sanguíneo en la zona genital; que se presentan debido a activación cerebral durante la noche. Por lo general, se presentan en personas entre los 3 años y cerca de los 79 años de edad; que no presenten ningún tipo de patología asociada. La tumescencia peneal nocturna es un fenómeno completamente normal y no tiene por sí mismo ninguna relación con el deseo sexual, pues no hay nivel de conciencia suficiente. Por el contrario, estamos ante un fenómeno enteramente fisiológico presente entre el 80% y el 90% de los casos, durante la fase REM del sueño  (Cano, Romero y Leal, 2010).  

¿Qué ocurre a nivel cerebral durante las erecciones nocturnas o matutinas?

Tras realizar una exploración por medio de Tomografía por Emisión de Positrones –PET-, se evidencia un incremento de la actividad en la amígdala, la circunvolución cingulada anterior y el área pontina. Además, disminuye la actividad en la corteza prefrontal y parietal. La activación diferencial entre la baja actividad en las neuronas serotoninérgicas en el cerebro medio y adrenérgicas en el locus coeruleus; junto con una exacerbación en la actividad de las neuronas colinérgicas en el tegmento pontino lateral, pueden ser las causantes de las erecciones nocturnas y de las matutinas (Martínez-Salamanca, et. al, 2010). 

Por lo general, la cantidad de erecciones nocturnas o matutinas y su duración aumentan desde la infancia hasta la pubertad, y llegada la adultez, tienden a disminuir con la edad. Sin embargo, no es una regla que deban presentarse todas las noches, diversos factores como el estrés, la depresión, una mala higiene del sueño, enfermedades orgánicas, un entorno poco favorable, o trastornos del sueño, pueden general ausencia de erecciones nocturnas y matutinas (Cano, Romero y Leal, 2010).

Utilidad clínica de las erecciones nocturnas y matutinas

Las erecciones nocturnas o matutinas no tienen una función por sí mismas, pues ocurren en un momento en el que no existe el nivel de conciencia que permita ejecutar conductas para satisfacer el deseo sexual. Sin embargo, el estudio de estas ha mostrado ser muy útil para el diagnóstico diferencial de la disfunción eréctil.

Se dice que se padece disfunción eréctil cuando no se presenta el nivel de rigidez necesario del pene para llevar a cabo una relación sexual (Cano, Romero y Leal, 2010).

Por lo general, la disfunción eréctil puede presentarse por dos causas: orgánica o psicógena. Por lo tanto, es fundamental determinar cuál es la causa, pues con base en esto se puede indicar el mejor tipo de intervención, ya sea farmacológica, terapéutica o combinada (Cano, Romero y Leal, 2010).   

Las investigaciones sugieren que cuando la causa de la disfunción sexual eréctil es psicógena, las causas psicológicas no se manifiestan durante el sueño. Debido a esto, estudiar las erecciones nocturnas y matutinas, puede brindar valiosa información acerca del estado de los mecanismos vasculares y neurales necesarios para el mantenimiento de la erección. Si estos se encuentran intactos, las erecciones se producen libremente en la noche (Cano, Romero y Leal, 2010). 

Conclusión

Finalmente, más allá de los relatos socioculturales construidos alrededor del fenómeno, las erecciones nocturnas y matutinas constituyen procesos fisiológicos normales del cuerpo humano. No responden a causas psicológicas, ni al deseo sexual; por el contrario, se presentan debido a los cambios fisiológicos que se producen durante el sueño REM o sueño paradójico. En este estado, se incrementa el nivel de actividad cerebral del organismo, pero el bajo tono muscular impide que se realicen movimientos. Sin embargo, como la erección responde a causas vasculares e inervación de musculatura lisa; esta se presenta por el incremento en la actividad en las neuronas colinérgicas. La acetilcolina es el neurotransmisor presente en la inervación de la musculatura lisa y la dilatación de los vasos sanguíneos. El estudio de la tumescencia peneal nocturna ha permitido desarrollar diversos tratamientos para la disfunción eréctil y los trastornos asociados. 

Referencias:

  • Cano, M., Romero, T., y Leal, Z. (2010). Tumescencia peneal nocturna: Utilidad Clínica. Rev Cubana Invest Biomed, 20 (2), 136-139. Recuperado de: scielo.sld.cu
  • Martínez-Salamanca, et. al. (2010). Fisiología de la erección. Arch. Esp. Urol. 63 (8), 581-588. Recuperado de: scielo.isciii.es
  • Reinoso-Suárez, F. (2005). Neurobiología del sueño. Rev Med Univ Navarra, 49 (1), 10-17. 
Sandra Correa
Sandra Correa
Licenciada en Psicología por la Universidad El Bosque (Colombia). Máster en Neuropsicología clínica. Experiencia de trabajo como docente, neuropsicóloga y psicóloga clínica en diversas entidades y en centro propio. Redactora especializada en Neurociencias en Mente y Ciencia.

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Sandra Correa
Sandra Correa
Licenciada en Psicología por la Universidad El Bosque (Colombia). Máster en Neuropsicología clínica. Experiencia de trabajo como docente, neuropsicóloga y psicóloga clínica en diversas entidades y en centro propio. Redactora especializada en Neurociencias en Mente y Ciencia.