Carlos Verón Bustillo «El problema es el machismo; no los hombres»

Hablamos sobre masculinidades disidentes con 'El Salmón Rojo', alter ego de Carlos Verón Bustillo; trabajador social y experto en género.

Tradicionalmente, las campañas de prevención contra la violencia de género se han focalizado en la figura a la mujer, como sujeto intervenido. Eslóganes que invitan a las víctimas denunciar la violencia machista, spots de TV que muestran a mujeres amoratadas por los golpes de su agresor, cursos de defensa personal femenina y talleres de empoderamiento para la mujer, entre otros, incurren en el mismo sesgo estructural: el programa interviene socialmente en las mujeres -las víctimas de la violencia machista-, pero, ¿Dónde están las campañas dirigidas a los hombres maltratadores? Hablamos sobre masculinidades disidentes con Carlos Verón Bustillo.

Conocido popularmente en redes como El Salmón Rojo, Carlos Verón Bustillo es trabajador social, experto en género y en el trabajo con familias, perito judicial, bloguero, youtuber, miembro de AHIGE -Asociación de Hombres por la Igualdad de Género en España- consultor y colaborador habitual en espacios de temática social, igualdad, menores y familias en diversos medios de comunicación. Por si fuera poco, Carlos Verón Bustillo conduce, por cuarto año consecutivo, su propio espacio en la radio ‘El Salmón Rojo’.

Carlos Verón Bustillo, comenzamos por el principio. ¿Qué es la masculinidad?

La masculinidad es algo tan frágil, que cuando pensamos que se nos está cuestionando nuestra virilidad, tenemos que demostrar que somos unos auténticos machos, o como comienzan a decir los niños desde Primaria, ‘Macho Pecho Peludo’ o ‘Espalda Plateada’. Este último término hace alusión al gorila macho que es totalmente maduro y que se instituye como un experimentado líder masculino y macho alfa de un grupo de gorilas de montaña, albergando un pelaje grisáceo o plateado en su espalda siendo el responsable de la protección de la comunidad.

El machismo modela un prototipo de masculinidad heteronormativa de hombre alto, occidental, de piel blanca, corpulento, macho alfa, con vello en el cuerpo y/o barba, que por supuesto le guste las mujeres; y todo lo que sea contrario a esta norma, se discrimina; por lo cual, tanto en la homofobia como en el racismo, por ejemplo, también hablamos de Machismo.

Por lo tanto, cuando hablamos de masculinidad, haciendo alusión a la hegemónica, la entendemos como una construcción social resultante de la organización patriarcal y de dominio masculino en las relaciones de género, compuesta por un conjunto de valores, definiciones, creencias y significados sobre el ser, deber ser y no ser varón, pero sobre todo, de un estatus superior en relación a las mujeres.

Cuando obviamos el espectro tan diverso que configura la masculinidad, y la describimos como tal, cometemos el error en pensar como única la masculinidad hegemónica, lo que tradicionalmente se entiende como ‘macho’; obviando que el término engloba desde Mario Vaquerizo, por ejemplo, hasta Clint Eastwood.

Según datos oficiales del INE -Instituto Nacional de Estadística de España-, extraídos del Registro Nacional de Penados -condenas firmes-, en 2018 el 80,4% de los delitos cometidos en España fueron cometidos por hombres. Pormenorizadamente, son autoría de hombres el 91,1% de los homicidios, el 92,9% de los asesinatos, el 84,4% de los homicidios por imprudencia o el 82,3% de las lesiones. En cuanto a los delitos sexuales, los hombres cometieron el 98,2% de los delitos contra la libertad y la indemnidad sexual, el 98,5% de las agresiones sexuales, el 98,9% de los abusos sexuales, el 98,3% de agresiones sexuales a menores de 16 años y el 100% de las violaciones. Los datos son abrumadores y si los comparamos con estadísticas internacionales el panorama es aún más desolador. Carlos Verón Bustillo, la pregunta es obligatoria ¿Es la violencia intrínsecamente masculina?

Sí, y me explico. En una ocasión, un lector de mis blogs me hizo un comentario al respecto justificando esto que me comentas por la testosterona del hombre. Entre los leones macho, aquel que tiene más testosterona suele ser más agresivo y el resto visualmente lo reconocen por tener un pelaje más voluminoso y de color más oscuro, aunque claro, hablamos de animales.

A pesar de que en la actualidad hay disparidad de opiniones al respecto, sobre si los altos niveles de esta hormona esteroidea están asociados con la agresividad, una cosa sí está bien clara: La violencia, como producto humano fruto de la socialización y la cultura, es aprendida.

Cuando hablamos de este tema con chicos adolescentes o con hombres adultos, suelen optar una actitud a la defensiva, aunque en este momento me dirijo a ti, sí sí, a ti que me estás leyendo; te invito a que hagamos un ejercicio.

Yo te voy a citar una serie de premisas y debes cerrar los ojos tras leer una por una, y estar alerta sobre si las imágenes de lo primero que te venga a la mente son de hombres realizando esa actividad o mujeres, es decir, ¿Quiénes solemos ver más haciendo eso, hombres o mujeres? ¿Vamos allá? ¡Vamos!

  • Batalla campal en las afueras de una discoteca.
  • Dos personas pegándose por una plaza de aparcamiento.
  • Conducción temeraria y peligrosa con un ciclomotor.
  • Mirada intimidatoria en un adelantamiento de coche cuando creen que conduces con lentitud y deciden adelantarte.
  • Un gato es salvajemente golpeado.
  • Un grupo de personas concentradas alrededor de una pelea de gallos.
  • Te ponen un parte en el Instituto que consideras injusto y sales de clase con enfado propinando puñetazos a la pared.

¿Qué te vienen a la mente, hombres o mujeres?

Yo creo que es evidente, y como muestra solo hay que observar las noticias de cómo los hombres principalmente protagonizamos este tipo de sucesos. (Ahora es el momento en el que los hombres saltan como un resorte, adoptan una actitud victimista y verbalizan ‘¡Pues yo conozco a una mujer que…!‘). Claro está que no todos los hombres somos así, yo al menos no, pero sí un gran sector de hombres. Muchos. ¡Muchísimos!

Y ya si nos adentramos en el campo de las relaciones de pareja, ya ni te cuento. La gran mayoría de violencia que se ejerce en el núcleo de la pareja es ejercida del hombre hacia la mujer, principalmente por cómo hemos sido socializados. (Ahora es el momento en el que muchos hombres entran en cólera diciendo: ‘Pues yo tengo una vecina que le pega a su marido‘). ¡Qué casualidad! Siempre todo el mundo tiene un vecino, familiar o allegado que es o ha sido maltratado por una mujer, pero cuando hablamos de maltratadores; qué casualidad que nadie conoce a ninguno. Yo en este caso les invito a remitirse a las estadísticas oficiales que hablan por sí solas.

A pesar de la aplastante evidencia que confirma que la violencia es cometida sistemática y estructuralmente por parte de hombres; tal y como comentas, muchos hombres siguen instalados en el negacionismo. ¿Con qué clase de resistencia suele encontrarse Carlos Verón Bustillo?

En la actualidad los grupos de amistades suelen ser mixtos, pero dentro de esos grupos, existen unos pequeños subgrupos de ‘chicas’ y otros de ‘chicos’ con afinidades diferentes y con unos códigos totalmente dispares a la hora de relacionarse.

A las chicas, sin que se percaten los chicos, suelo decirles: ‘Fijaos en los chicos, mirad como se relacionan‘. Las chicas se quedan expectantes y atónitas a su vez, viendo cómo los chicos se relacionan mediante golpes, empujones, puñetazos y con agresividad tanto física como verbal; a lo que me responden con miradas de complicidad diciéndome: ¡Fíjate! ¡Es verdad! ¡Qué brutos son!

Cuando hablamos de fuerza, y no de violencia, los chicos ya preadolescentes se comparan los bíceps y hacen pulsos para establecer unas relaciones jerárquicas entre ellos, y con ellas, basadas en la fuerza, siendo aquel más fuerte considerado el ‘alfa’ del grupo.

(Ojo, las chicas también hacen pulsos con los chicos, pero cuando un chico es ganado por una chica, automáticamente pide que se repita alegando que le ha sudado la mano, que la ha agarrado con su brazo menos fuerte o que se le ha resbalado entre un sinfín de excusas; y todo es para no sentir un rechazo por parte de sus iguales, tras ser ganado por una chica, lo cual es inconcebible para ellos).

¿Conocéis en las ferias los aparatos que insertas una moneda y aparece un balón rojo al que debes propinarle un puñetazo y ver hasta qué nivel alcanza tu fuerza? ¿Quiénes suelen estar ahí demostrando su fuerza, hombres o mujeres?

Con todo esto lo que vengo a decir es que se nos educa desde bien pequeños, a establecer una forma de relacionarnos mediante el uso de la fuerza, y por ende, en nuestras relaciones de pareja.

Solamente hay que ver cuando dos chicos discuten acaloradamente, cómo inflan sus cuerpos para parecer más grandes, al igual que hacen las aves, desplegando su cresta y sus alas encrespando las plumas, cuando están asustadas o se muestran agresivas, de tal manera pueden parecer más grandes para lograr intimidar a su adversario con mayor facilidad. Y oye, si decides no pegarte, que sepas que se reirán de ti por no cumplir con las expectativas de un macho. A nosotros se nos educa de igual forma, sacando pecho y cuando no tenemos habilidades para resolver el conflicto, recurrimos a la violencia.

Muchos chicos, muchísimos, dicen que los hombres no denuncian por vergüenza o que cuando deciden hacerlo, no les toman en serio en la comisaría. ¿Hola? Eso a lo que haces alusión es precisamente lo que les viene ocurriendo a las mujeres desde hace muchísimos años, incluso en la actualidad. Que sí, que te puedes encontrar una mujer que agreda a un hombre, no te digo que no, pero que es una raya en el agua en comparación con la de mujeres que padecen violencia por parte de los hombres.

¿Qué les ocurre a los violadores que han pasado por una ‘castración química’? Que siguen violando, ¿verdad? Pues eso. Es un claro ejemplo de cómo se crean unas relaciones de poder claras y visibles en torno a la fuerza; mediante el uso de la violencia, en función a cómo se nos ha educado y cuáles son los códigos aprendidos que empleamos para afianzar nuestras relaciones.

La neurociencia ha demostrado que la androgenización prenatal aumenta la conducta agresiva en todas las especies, incluyendo los primates. En el caso de humanos, los estudios disponibles incurren en toda clase de errores metodológicos que impiden su validación y generalización. Ni en los casos de presos castrados para suprimir la conducta sexual violenta, ni en el tratamiento con antiandrogénicos se han logrado aún resultados concluyentes. Del mismo modo, la medición de los niveles de testosterona en humanos comporta igualmente problemas metodológicos que hacen inviable la validación científica de los hallazgos. En base a lo anterior, no podemos relacionar directamente la testosterona con la agresividad, y mucho menos establecer relaciones de causalidad entre la testosterona y la conducta violenta.

En palabras de Neil R. Carlson, posiblemente una de las mayores referencias académicas en neurociencias del mundo; ningún estudio correlacional puede demostrar con certeza que un elevado nivel de testosterona provoque que la persona se convierta en dominante o agresiva.

Queda claro que no es posible afirmar que la testosterona cause violencia en animales humanos; además, el abordaje biologista de la violencia estructural cometida por hombres es particularmente reduccionista y pareciera servir de excusa para justificar y perpetuar la conducta violenta -al ser supuestamente biológica, y por tanto natural-. Estos intentos de explicar la violencia ignoran el enfoque ambiental; básicamente, que las conductas violentas que luego son reproducidas se adquieren por medio de la socialización, por aprendizaje. Carlos Verón Bustillo, ¿Cómo se construye la violencia?

Indudablemente es así como comentas, es aprendida en todo nuestro proceso de socialización. Ese niño que veía Bob Esponja con 4 años, donde en las etapas tempranas de nuestra vida los juegos son totalmente neutros entre niñas y niños; cuando transita a la edad en torno de los 6 o 7 años, los juegos ya son claramente diferentes; los de ellas con tonos pasteles, rosas y violetas como muñecas y coronas de princesa, y los de ellos con tonos oscuros, espadas y balones.

Si desde edades tempranas comienzan a jugar en la PlayStation al ‘GTA V‘ y con ‘Kratos‘ en el ‘GOD OF WAR‘, entre otros; comienzan a normalizar una serie de referentes masculinos que se complementan con las canciones de Reggaetón, las series de TV o los cuentos Disney, entre otros referentes.

Imagínate un niño con 5 años jugando al ‘Dios de la Guerra’, Kratos, destripando a personas, cortando cabezas en juegos totalmente realistas y sangrientos que parecen películas, en edades tan tempranas que no sabes discernir entre lo que se puede o no se puede hacer en la sociedad, y donde no tienes una madurez mental suficiente para hacer un juicio lógico de a lo que juegas.

En estas edades tan tempranas, incluso en las adultas, donde nuestra autoestima depende tanto del concepto que tengan las demás personas de nosotros, tienes que comportarte como te enseñan esos modelos de hombres para poder encajar en esa norma y no señalarte en la sociedad.

Si mi padre me dice que no quiere verme chillar cuando juego en la Play al ‘Fortnite‘, ese mensaje es claramente contradictorio si posteriormente yo le observo pegando gritos cuando su equipo de fútbol se marca un gol; siendo la imitación de nuestros referentes, otro claro agente de socialización.

La familia, los medios de comunicación, la escuela, la religión o los/as iguales; son agentes socializadores que nos van moldeando desde edades muy tempranas.

Carlos Verón Bustillo ¿Y cómo se construye un hombre?

Desde el momento en el que naces y no te ponen pendiente. Desde que te dicen saca músculos y te comentan ‘¡Qué fuerte te estás poniendo!‘, desde que te comienza a salir bigote o pelos en las piernas y escuchas ‘¡Ya es todo un hombre!‘, cuando te caes jugando en el patio y oyes verbalizar ‘No llores, que los niños no lloran‘.

Desde que tienes un amigo y su novia le pregunta constantemente donde está y tus amigos le ponen el apodo de ‘huevón’ (antiguo calzonazos), desde que percibes como a otro chico le dicen ‘mariquita’ en el colegio por juntarse con chicas, desde que aquel que cree ser superior por tener el tamaño del pene más grande o tener más relaciones con chicas diferentes, desde aquel que tiene que ser el mejor en todo (el mejor jugando al Futbol, el que más goles mete, el que tiene mejor móvil, el que mejor baile en la discoteca, el que más cubatas se beba o más se lo cargue, el que más porros se fume,…) el que más siempre.

Del mismo modo, constantemente los cuentos muestran una imagen del hombre salvador y de valiente, por lo que posteriormente tiene que verse reflejado delante de tu novia y no puedes mostrar nunca tus miedos, por ejemplo. A lo que por cierto, hablando de miedos, se nos priva de poder expresar las emociones, de llorar, de estar triste porque lo hayamos dejado con nuestra pareja, etc.

Cuando hablo con chicos acerca de nuestros miedos, y comienzas a invitarles a la reflexión, suelen hablar de sus miedos más comunes: serpientes, ratas, arañas, etc, pero muy pocos manifiestan sus miedos ante iguales y ninguno suele reconocerlos. Cuando en el Instituto te dicen que tal chico te quiere pegar, nuestra respuesta suele ser siempre: ‘¡Sí, claro! ¡Que venga!’, aunque por dentro estés muerto de miedo, sabes que no puedes verbalizarlo.

Un hombre también se construye ojeando los catálogos de juguetes, los anuncios de la tele o en el colegio, observando como el equipo de limpieza principalmente lo componen mujeres frente a hombres que son quienes suelen estar al cargo del mantenimiento, orientándote de tal manera sobre un uso diferencial de actividades en función al sexo.

Por cierto, referente a los pendientes, ¡Ojo! Si te pones uno tiene que ser en la izquierda, ya que según adolescentes, en la derecha se lo ponen los ‘gais’.

Carlos Verón Bustillo, si la masculinidad y la feminidad son constructos socioculturales, ¿Cómo han sobrevivido cientos de miles de años?

Nosotros, los hombres, somos quienes hemos tenido la voz a lo largo de la historia y ahora muchos permanecen callados cuando se habla de igualdad.

A los hombres, por el hecho de ser hombres, se nos han otorgado una serie de privilegios a lo largo de la historia y muchos no están dispuestos a perderlos para compartirlos con las mujeres. Se nos ha otorgado una importancia a nuestras tareas frente a las que tradicionalmente desempeñaban las mujeres, en lo privado, que han creado unas estructuras de poder claras y totalmente desequilibradas.

A las mujeres no solamente se les invisibiliza en el lenguaje, sino también en la historia, donde carecen de referentes femeninos, y no por que no los hubiera, sino porque el sistema Patriarcal siempre ha decidido silenciarlas.

Los agentes de socialización han perpetuado los mismos patrones de hombres y de mujeres a lo largo de los tiempos, y toda aquella mujer que alzaba la voz, se la castigaba. A la mujer siempre se le ha echado la culpa de todo. Durante la caza de las brujas en la Europa moderna, nos enseñaron a tenerle miedo a las brujas y no a los que las quemaban vivas.

En la historia reciente, con el paso del tiempo, muchas mujeres eran entregadas presas por las revueltas que propiciaban con la finalidad de luchar por sus derechos, y en la actualidad, aquella mujer que no quiere ser oprimida, la llaman ‘feminazi’; es decir, ese ejercicio de seguir silenciando a las mujeres, aún perdura.

Muchos hombres tienen miedo a aquellas mujeres que no lo tienen, ya que eso haría desestabilizar el sistema y las relaciones de poder donde tan injustamente han sido castigadas, y lo siguen siendo, las mujeres.

Carlos Verón Bustillo, háblanos del antiguo concepto de ‘nuevas masculinidades’, actualmente ‘masculinidades’ o ‘masculinidades disidentes’. ¿Qué representa el término?

Hay un movimiento incipiente de hombres o grupos de hombres que abogan por la igualdad entre mujeres y hombres en todos los aspectos de la vida, denominado ‘Nuevas Masculinidades’; aunque su terminología me parece un tanto obsoleta, ya que de estos modelos de hombres tenemos la primera referencia en 1911 en Nueva York, posicionándose en pro de la igualdad, a los que me parece más oportuno designar en la actualidad como ‘Masculinidades Disidentes’.

Las masculinidades disidentes son todas aquellas que rompen con esa masculinidad hegemónica heteronormativa y luchan por la igualdad.

Hay quienes lo llaman ‘Aliados del Feminismo’ o incluso ‘Hombres Feministas’, yo no me voy a perder en ese debate que me parece absurdo, ya que lo que menos me importa es la terminología que se emplee, sino la finalidad, teniendo claro el objetivo: que es luchar por la igualdad.

Asumiendo que los hombres para saber de Feminismo tenemos que aprender de las mujeres, escucharlas, y siempre un paso atrás porque en esta lucha son ellas las que tienen que estar delante; teniendo esto claro, y sin pretensión de apoderarme de ninguna lucha por el hecho de identificarla en el nombre, lo importante para mí es el fin. Estamos con ellas, un paso detrás, pero con ellas, hay quienes creen que lo hacemos únicamente por los beneficios que obtenemos, que los hay, como poder expresar libremente las emociones, por ejemplo, pero principalmente es por un ejercicio de justicia social.

Lo que no deberíamos es perdernos en estos debates, ya que el Patriarcado juega muy bien sus cartas y uno de sus estrategias es: Divide y vencerás. Los hombres no somos el enemigo, sino el Patriarcado y el machismo; nunca olvidando que esa educación machista la hemos recibido los hombres como igualmente las mujeres.

Hablemos de orientación sexual. Carlos Verón Bustillo ¿Qué papel juega la orientación del deseo en las masculinidades?

¿Crees que los agentes de socialización no pueden influir en tus gustos o preferencias sexuales? Pues te equivocas.

Hay quienes consideran que estas preferencias solo las determinan unos factores biológicos, pero está más que comprobado que realmente esto se aleja de la realidad. Son los sentidos quienes perciben los diversos estímulos externos que accionarán nuestro cerebro para suscitar una respuesta sexual como de placer, agrado o incluso de rechazo.

Veamos un ejemplo en cuanto a factores biológicos se refiere. Cuando percibes un estímulo externo como pudiera ser una caricia, respondemos de dos formas simultáneas: Una primera activación de nuestro cerebro que puede ocasionar placer, y con ello, una consecuente respuesta sexual como pudiera ser una erección o simplemente un aumento de pulsaciones cardíacas.

Por otro lado, no podemos obviar otras dimensiones psicosociales que cada persona va perfilando a lo largo de todo su proceso de socialización, y que puede influir hasta tal punto de generar una actitud hacia la sexualidad, tanto de aprobación como de rechazo.

Los hombres, desde pequeños siempre hemos oído decir ‘¿Qué niña de la clase te gusta?‘, condicionando de este modo tu respuesta.

Los cuentos Disney, los dibujos animados que contemplamos desde que nacemos, las canciones, los príncipes que salvan a princesas, los videojuegos, las películas de la tele,…¡todo! todo es Heteronormativo; es decir, el amor de un hombre y de una mujer.

Tus gustos sexuales y tu mente ahí se adentran en un dilema: Lo que me gusta y lo que realmente dice la sociedad que me debería de gustar. Esto lamentablemente produce un efecto en muchos hombres de intentar reprimir eso que sienten, con tal de encajar en una sociedad que te va a señalar si te sales de ese molde. Incluso hay muchos, que a modo de coraza, verbalizan comentarios homófobos y presentan una hostilidad hacia chicos gais, con tal de posicionarse públicamente en contra de lo que la sociedad considera ‘desviado’ y que así nunca te puedan descubrir el pastel (Esto es más triste aún).

Pero incluso voy más allá. Un hombre gay, por muy discriminado que pueda estar entre sus ‘iguales’, refiriéndome al resto de hombres heterosexuales, puede igualmente discriminar a una mujer por el hecho de seguir siendo hombre, a pesar de estar discriminado por sus iguales. Es decir, ese machismo reside igualmente dentro del colectivo gay.

Carlos Verón Bustillo, ¿Es el machismo algo exclusivo de hombres?

El problema de la sociedad no son los hombres sino el machismo. La sociedad educa de forma machista de igual forma tanto a hombres como a mujeres. Ese ideario de chico fuerte, valiente, controlador frente a una chica débil, sumisa y dependiente, es lo que mamamos desde que somos pequeñas y pequeños.

A los niños siempre se nos presentan como violentos o como hombres poderosos; y a ellas como ‘tontas’ hablando con los pajaritos y los conejitos, mirándose a un espejo constantemente para ver quién es la más guapa del reino. Por ejemplo, los anuncios de cápsulas de café en la tele donde los hombres aparecemos como interesantes y poderosos, frente a los de compresas de mujeres que representan una imagen sensible, e incluso en ocasiones, ridícula de las mujeres. Tanto daño hace lo uno, como lo otro. A las mujeres porque luego, por ejemplo, no las van a seleccionar en determinados puestos de trabajo si no llevan tacones y van hiper maquilladas, y a nosotros porque se nos representa, y por lo tanto se nos educa, en una masculinidad tóxica, hostil y agresiva.

A muchas de las chicas hoy en día les atraen los ‘malotes’, esos chicos con conductas disruptivas que siempre aparecen en las películas, sin ser conscientes en muchas ocasiones de qué tipo de relación tóxica pueden llegar a vivir con este tipo de chicos. En este momento muchos chicos dirían: ‘Pues si el Reggaetón es machismo, la culpa la tienen las chicas por bailarlo’. ¡Y digo yo! Demasiado discriminadas están las mujeres en la sociedad como para no poder bailar tampoco, lo importante es tener una mirada crítica y saber qué estás escuchando, con independencia de que lo primero es que ni deberían de existir ese tipo de letras.

En la actualidad, cuando se intenta desmontar todo esto, la principal estrategia que utiliza el machismo es la de ridiculizar los argumentos que utilizas, siendo esta una de las herramientas que utiliza el ‘Neomachismo’.

En septiembre publicamos en Mente y Ciencia una revisión de un estudio científico, basado en imágenes de resonancia magnética, que demuestra que el consumo habitual de pornografía genera desregulación cerebral, en consonancia con la mayoría de estudios que trabajan en esa línea de investigación. A pesar de las evidencias, nos encontramos con cierto revuelo en la red, a consecuencia de la publicación del estudio. Fundamentalmente, determinados hombres manifestaban ‘no estar de acuerdo con el estudio’ y trataban de invalidarlo con argumentos basados en la ‘libertad de expresión’. Inevitablemente, volvemos a la disonancia cognitiva y al negacionismo. El estudio no aborda aspectos éticos, morales, ni tan siquiera entraba a valorar si el consumo de pornografía es ‘bueno’ o ‘malo’, limitándose a aportar las evidencias de los cambios funcionales y estructurales en el cerebro de personas que consumen habitualmente pornografía.

Carlos Verón Bustillo, teniendo en cuenta que algunos estudios apuntan a que el consumo de pornografía está comenzando a edades incluso anteriores a los 10 años: ¿Es la pornografía el mayor recurso de ‘educación sexual’ en la actualidad? ¿Adviertes alguna relación entre el consumo precoz y habitual de pornografía y el aumento exponencial de casos de violaciones grupales a mujeres -e incluso a menores- en manada?

Referente a la sexualidad, a las niñas se les educa en los mitos del amor romántico a través de Disney, series de TV o incluso películas. Ese hombre que te trata como una princesa, te trae flores y te protege, como en las películas de ‘Pretty Woman’ ‘Cincuenta sombras de Grey’ o su análogo ‘After’ para un público adolescente.

¿Y los chicos? Los chicos se educan mediante la pornografía, y luego piensan que ese tipo de relaciones la pueden extrapolar a sus relaciones de pareja. ¿Qué sucede? Que ambas partes esperan de la otra persona algo que totalmente difiere a lo que te encuentras y eso está condenado al fracaso absoluto.

Solo hay que echar un vistazo en el porno cómo representan en muchas ocasiones a las chicas como si fueran ‘colegialas’ frente a un hombre controlador, donde muchas de sus tramas versan sobre violaciones y adoptando ella un rol de sumisión.

Cabe mencionar que aquella mujer de 32 años que en mayo del 2019 se suicidó desde que un vídeo suyo con contenido sexual corrió como la pólvora entre los 2.500 trabajadores de la empresa, hasta que el vídeo llegó a manos de su marido. La presión sufrida y la llegada de esa grabación a su familia terminó de desencadenar lo que vino después: decidió quitarse la vida.

La escabrosa curiosidad de algunos se ha convertido en lo más buscado en ‘Xvideos‘, uno de los portales porno más famosos de Internet. Las palabras clave ‘Verónica‘ o ‘Trabajadora de Iveco‘ se encuentran entre las más utilizadas para intentar buscar el vídeo, donde incluso, se ha convertido en tendencia de los más buscados.

De hecho, en el caso de ‘La Manada’ ya hubo muchas búsquedas para encontrar la grabación de la violación, e incluso, también ocurrió con el caso de exdiputada del PSOE por el ayuntamiento de Yébenes Olvidos Hormigos, que se convirtieron en tendencia en diversos portales porno.

¿De qué manera nos puede educar todo lo que vemos en Internet? Pues puede y mucho, lamentablemente más que educar, maleducar

No podemos terminar la entrevista sin preguntarte, ¿Qué piensa Carlos Verón Bustillo sobre el fenómeno ‘El violador eres tú‘?

Yo no lo soy, lo tengo claro, pero sí muchos lo son, y eso es evidente. Lógicamente yo no me enfado con ese lema porque no me considero aludido, pero me escama mucho cuando otros si se dan por aludidos. Hay un dicho que siempre se ha comentado respecto a ‘Quien se pica, ajos come‘. Pues eso. Poco más que añadir.

Si hay una violación y miles de mujeres salen a la calle a manifestarse, ¿Dónde están los hombres? ¿No salen también a manifestarse? ¿Sabes que el silencio también te hace cómplice? Si no quieres que te metan en un mismo saco, sal y alza la voz hacia aquellos que son como tú, pero tienen ese tipo de trato hacia las mujeres, porque si permaneces callado estás siendo como ellos y lógicamente te meterán en un mismo saco, ese que tanto te molesta. ¡Pues alza la voz! Pero no contra ellas, sino contra ellos, que son los violadores.

¿Qué hacemos cuando nuestro coleguita, nuestro mejor coleguita, tiene conductas de control violentas con su pareja? ¿Le reímos la gracia, verdad? Tememos que reprenderle por mucho que se enfade con nosotros y piense que lo estamos defraudando como colega, pero la realidad dista mucho y en numerosas ocasiones pocos alzan la voz contra sus iguales y menos aún cuando hay afinidad entre ellos. Se callan. Pues si verdaderamente eres diferente, posiciónate, alza la voz, y no te mantengas en silencio.

Carlos Verón Bustillo, ¿Cómo te gustaría concluir esta entrevista?

Primeramente agradeciendo a la revista Mente y Ciencia que haya contado conmigo para este tipo de entrevista y por la labor de difusión tan importante que realiza.

Me gustaría invitar a la reflexión para cuando encontremos algún caso de violencia, no centremos el objetivo en ellas y que nos centremos más en ellos. Menos cuestionar a las prostitutas y más focalizar el objetivo en perpetradores, por ejemplo. Caemos en el error de cuestionar a una mujer que es víctima de violencia de Género y pocas veces se centra el punto de mira en el maltratador. Por cada mujer asesinada que haya, hay un hombre asesino más en nuestro País.

Cuando abordo estos temas, en ningún momento estoy generalizando y diciendo que todos los hombres seamos así, por supuesto que no. Lo que tenemos que hacer los hombres es analizarnos, ver qué tipo de comportamientos tóxicos podemos llegar a tener, y eliminarlos; y si poco tienes que ‘deconstruir’, ¡Enhorabuena! ¡Vas por buen camino! Sigue así e intenta también señalar a aquellos hombres que ejerzan violencia contra las mujeres. No te calles.

Cuanto más se molesten aquellas personas que son machistas; mejor, eso quiere decir que vamos por buen camino. Tenemos que ser incómodos/as para quienes son machistas. Tenemos que ser conscientes de que esta masculinidad hegemónica nos privan a los hombres de una verdadera paternidad responsable, de los hermosos lazos de unión que nos brindan los cuidados, de poder expresar libremente las emociones, de la corresponsabilidad y de muchos aspectos que mejoraría nuestras relaciones de pareja y familiares, por ejemplo.

Si eres hombre y me estás leyendo, únete a la lucha y rompe todos esos mitos que existan en torno a la ley contra la Violencia de Género. No creas todo lo que leas, contrasta información. ¿Sabes que el 016 no solamente atiende a mujeres sino también a familiares? Hay hombres que dicen que cuando llaman al 016 se les cuelga el teléfono, lo que es totalmente falso.

Cuando escuches: ‘Es que hoy en día una mujer abre la boca y ya estás en el calabozo‘. ¿Sabes que la detención preventiva es común en todos los delitos? ¿Sabes que si robas en un establecimiento y llaman a la policía, esta te va a llevar igualmente a comisaría para testificar? ¿Sabes que hay ahora una cosa que se llama presunción de inocencia y que es ella la que tiene que demostrar y argumentar tu posible delito? ¿Sabes que en muchas ocasiones, ante la imposibilidad de demostrar lo sucedido, esto termina en el ‘cajón’ de las denuncias falsas? ¡Y ojo! Que no es porque sea precisamente falsa, sino porque en muchas ocasiones no hay pruebas y muchos maltratadores están en la calle. ¿Sabes que el porcentaje de las denuncias falsas oscila en torno al 0,001% de la totalidad de las denuncias? ¡Cuidado! De quienes deciden denunciar, entre más de un millón de denuncias. ¿Y cuántas hay que no denuncian? Pff, muchísimas.

Eso que dicen muchos hombres que cuando una mujer agrede eso cae en saco roto, ¿Sabes que es falso? Existe una cosa que se llama ‘Código Penal’ y te ampara tanto a ti como al resto de la sociedad.

¿Qué quiero decir con todo esto? Que nuestro papel también es importante a la hora de desmontar todos aquellos bulos que se crean en torno a la violencia de género, y no ya porque tengas madre e hijas, sino por justicia social con aquellas son la mitad de la población mundial y que tienen que tener los mismos derechos que tú. Pequeñas acciones pueden dar lugar a grandes cambios.

La violencia sí tiene género.

Más información:

Puedes seguir a Carlos Verón Bustillo en su web El Salmón Rojo, en YouTube o Instagram.

Fotografía por Jesús Pérez Pagés

Fran González
Fran González
Psicólogo, director y fundador de Mente y Ciencia. Graduado en Psicología (UOC). Máster en Investigación en Ciencias Forenses y Victimología (UEMC). Responsable del Grupo de Trabajo de Psicología Basada en la Evidencia en el Colegio Oficial de Psicología (COP-AO). Experiencia docente y de consultoría en prevención del abuso sexual infantil.

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Fran González
Fran González
Psicólogo, director y fundador de Mente y Ciencia. Graduado en Psicología (UOC). Máster en Investigación en Ciencias Forenses y Victimología (UEMC). Responsable del Grupo de Trabajo de Psicología Basada en la Evidencia en el Colegio Oficial de Psicología (COP-AO). Experiencia docente y de consultoría en prevención del abuso sexual infantil.