Diversos factores sociales han hecho que la tasa de divorcios haya aumentado en las últimas décadas. En muchos casos, la pareja decide terminar su relación antes de haber tenido descendencia, pero en otros, los procesos de separación o divorcio se dan en familias con hijos o hijas, tanto menores como mayores de edad. A continuación, algunas recomendaciones para hacer que la transición sea lo más amable posible para todas las partes involucradas; especialmente para la parte más vulnerable, los hijos e hijas.
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El divorcio afecta a las familias, especialmente con hijos o hijas
La familia es un sistema que se autorregula por sí mismo, en donde sus componentes interactúan entre sí, específicamente gracias a los vínculos que se establecen. Debido a esto, las decisiones tomadas por alguno de los miembros de la familia, tienen una implicación directa sobre todo el sistema. Esto quiere decir que en el caso de una separación o divorcio, no es algo que competa únicamente a los cónyuges, sino también afecta directamente a sus hijos e hijas. Por lo tanto, si no se maneja adecuadamente, esta crisis familiar, puede convertirse en un evento traumático con repercusiones en el bienestar y el desarrollo de los menores (Jiménez, Amarís y Valle, 2012).
Dificultades familiares
Es poco común que los divorcios se gesten en el vacío. Y aunque muchas parejas logran atravesar por este proceso de una forma amistosa y bajo parámetros del respeto y la comunicación, también es común que se establezcan patrones de conducta que incluso antes del divorcio, pueden general malestar emocional, cognitivo, físico y social, en todos los miembros del sistema, incluidos los hijos e hijas (Jiménez, Amarís y Valle, 2012).
Efectos del divorcio en las familias con hijos e hijas
Una vez se ha tomado la decisión de divorciarse, y los hijos están enterados, estos ya forman parte del proceso, por lo que es necesario atender a las siguientes señales que se pudieran presentar en los hijos o hijas:
- Comportamiento agresivo
- Aislamiento
- Bajo rendimiento escolar
- Pocas habilidades para resolver conflictos
- Problemas de conducta
- Estrés y somatización de este
- Baja autoestima
(Seijo, Souto y Arce, 2009)
Estos son solo algunos de los posibles indicadores de altos niveles de malestar frente al divorcio. Sin embargo, se pueden agrupar en tres grandes áreas: académica, psicoemocional y física.
Alteraciones académicas en los hijos de parejas que atraviesan un divorcio
Es común que el rendimiento académico de los niños, niñas y adolescentes disminuya, durante y después del proceso de divorcio. Esto se debe a que la crisis familiar se traslada a la escuela en forma de inatención, desinterés, apatía; junto con dificultades de tipo logístico: la dinámica de hacer tareas cambia, disminuye la supervisión y el acompañamiento, y hay dificultades para organizarse (Seijo, Souto y Arce, 2009).
Manifestaciones psicoemocionales de los hijos durante el divorcio
Muchos de los niños y niñas pueden presentan sentimientos de abandono por parte de sus progenitores, en especial, si la separación se da sin previo aviso, sin ninguna explicación y sin espacio para preguntas. Esto se suma a que durante el divorcio, para los hijos e hijas cambian muchas dinámicas de su vida cotidiana, no solo en el interior de casa, sino también fuera de esta, que pueden darse de manera drástica y fuera de su control. Dentro de la literatura, se reporta la posibilidad de que los hijos presenten culpabilidad por el divorcio de sus padres, inseguridad, depresión, inadaptación, baja autoestima, y ansiedad (Seijo, Souto y Arce, 2009).
Manifestaciones físicas en los hijos e hijas tras la separación de sus padres
De acuerdo con algunas investigaciones, se ha reportado un incremento en el riesgo de padecer asma. Adicionalmente, se puede presentar una mayor predisposición a desarrollar enfermedades infecciosas y gastrointestinales (Seijo, 2009), así como dolores de cabeza y mayor propensión a accidentes. Esto por supuesto está muy ligado a estado emocional y afectivo, pues puede debeser a la somatización de dificultades psicológicas.
Factores de protección en el divorcio con hijos
Aunque el riesgo de que se manifiesten algunas de las dificultades previamente mencionadas existe, también hay formas de prevenirlas y manejarlas. Cuando los padres y madres se adaptan favorablemente al divorcio, ponen en práctica estrategias -de forma consciente o sin serlo– que incrementan el bienestar de sus hijas e hijos. Dentro de estas estrategias se encuentran:
- Hablar con sinceridad: Evitar mentir o esperar demasiado tiempo para comunicarle a las hijas e hijas el divorcio. No es recomendable dar detalles negativos, solo manifestarles que la relación de pareja ha llegado a su fin, pero no su compromiso como padres; que se mantendrá intacto.
- Evitar manifestar rencor o resentimiento hacia la ex pareja: sea cual sea la causa del divorcio, si la pareja logra ‘perdonarse’ entre sí, reflejan bienestar psicológico hacia sus hijas e hijos. Esto incluye, no hablar mal de la ex pareja bajo ninguna circunstancia; pues el menor no es responsable, ni debe verse envuelto en las discusiones de sus padres.
- Mantener un estilo de relación y tipo de apego adecuado: Esto en relación no solamente con la ex pareja, sino también con las hijas o hijos. Es decir, mientras los padres puedan mantener una relación basada en la comunicación y el respeto; y fomenten y fortalezcan con sus hijos unas conductas de apego saludable, difícilmente los hijos o hijas desarrollarán mayores dificultades.
- Mantener la satisfacción vital: Un divorcio no puede significar el fin de los sueños y proyectos, pues esto se trasmite directamente a los hijos. Es importante que los padres y madres mantengan su nivel de actividad, y emprendan nuevos proyectos que les hagan sentir bien.
- Ejercer la coparentalidad y la corresponsabilización: Este puede ser uno de los puntos más importantes. Si tras el divorcio, los padres mantienen una comunicación adecuada frente a la crianza de sus hijas o hijos, pueden actuar como un frente unido ante cualquier situación, y esto definitivamente tendrá un impacto positivo sobre el bienestar de los hijos. Esto incluye desde el acompañamiento, hasta la toma de decisiones.
(Yárnoz-Yaben, Comino, y Garmendia, 2012)
Conclusión
Por lo tanto, aunque es posible que para las familias con hijos o hijas un divorcio constituya una fuente de malestar, también es muy posible que todas las partes logren superar esta crisis. Todo depende de cómo se maneje el proceso de separación. Además, en muchas ocasiones, es claramente preferible pasar por la crisis que supone la separación o el divorcio, que continuar en un matrimonio en el que no hay afecto, confianza ni respeto. Existe un amplísimo consenso en que mantener de manera artificiosa una relación conflictiva puede ser más perjudicial para los hijos e hijas que un proceso de divorcio.
Referencias:
- Jimenez, M; Amarís, M., y Valle, M. (2012). Afrontamiento en crisis familiares: El caso del divorcio cuando se tienen hijos adolescentes. Salud Uninorte, 28 (1), 99-112. Recuperado de: www.redalyc.org
- Seijo, D., Souto, A., y Arce, R. (2009). Separación y divorcio y su repercusión en la salud física y mental de los hijos. En Silva, B. D., Almeida, L. S., Barca, A., y Peralbo, M. (Eds.), actas do X congreso Internacional Galego-Português de Psicopedagogía (pp. 227-235). Braga, Portugal: Univeriade do Minho. Recuperado de: www.researchgate.net
- Yárnoz-Yaben, S, Comino, P, y Garmendia, A. (2012). Ajuste al divorcio de los progenitores y problemas de conducta en hijos de familias separadas, Infancia y Aprendizaje. Jornal for the Study of Education and Development, 35 (1), 37-47. Recuperado de: www.tandfonline.com