A lo largo de los años, la identificación y atención de los diversos trastornos psicológicos y problemas emocionales ha crecido y se ha diversificado de manera rápida y constante. Esto ha dado lugar al surgimiento de todo tipo de teorías y tendencias de intervención clínica en el ámbito de la salud mental. Por un lado, la psicología ha evolucionado como una disciplina científica, esforzándose en desarrollar modelos terapéuticos basados en estudios formales y evidencia empírica; no obstante, existen también numerosos movimientos pseudoterapéuticos que prometen aliviar el sufrimiento de sus pacientes basándose en principios filosóficos descontextualizados y metodologías sin ningún tipo de comprobación empírica. Debido a esto, el estudio de la eficacia, la eficiencia y la efectividad de los tratamientos en psicología clínica es una actividad cada vez más necesaria; razón por la que es importante profundizar en estos conceptos.
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¿Qué son la eficacia, la eficiencia y la efectividad?
El concepto de eficacia
La eficacia se define como la capacidad de lograr el resultado que se desea o espera (Real Academia Española, 2020); por lo que implica disponer de los recursos necesarios para cumplir un objetivo; es decir, se relaciona con los fines. En términos administrativos, la eficacia de un proceso estaría dada con relación a los resultados que pueden obtenerse bajo condiciones ideales. Por ello, es un punto de referencia para lograr algo que se ha demostrado posible de realizar (Bouza, 2000).
Imaginemos, por ejemplo, un proyecto para reforestar una zona boscosa destruida por un incendio. Tras un cuidadoso estudio, se ha determinado la cantidad exacta de recursos materiales y personas voluntarias necesarias para la tarea; se han diseñado las estrategias pertinentes para llevarla a cabo, y se ha calculado el tiempo requerido para finalizar todas las acciones. Mientras dicho proceso sea capaz de cumplir con tales requerimientos para lograr su objetivo, es posible afirmar que el mencionado proyecto es eficaz.
El concepto de efectividad
Por su parte, el concepto de efectividad también alude a la capacidad de lograr un objetivo (Real Academia Española, 2020); sin embargo, este lo hace bajo el sentido de realidad o verdad. Esto es, implicaría la obtención de resultados bajo condiciones reales (Bouza, 2000).
En el ejemplo del proyecto de reforestación, este solo podría ser calificado como efectivo si al poner en práctica las estrategias planeadas, los recursos y acciones fueran suficientes para lograr reconstruir la zona dañada.
El concepto de eficiencia
Finalmente, el término eficiencia alude a la capacidad de disponer de algo o alguien para conseguir un efecto determinado (Real Academia de la Lengua, 2020). Este concepto está íntimamente relacionado los medios e implica la relación de recursos utilizados para la obtención de un resultado en condiciones reales (Bouza, 2000). En nuestro ejemplo, el empleo adecuado y sin exceso de materiales y voluntarios para cumplir el resultado deseado.
Eficacia, efectividad y eficiencia en psicología clínica y de la salud
Dentro de la psicología clínica, las nociones de eficacia, efectividad y eficiencia adquieren un sentido particular; ya que su estudio dentro de las diversas estrategias terapéuticas se encuentra relacionado con la utilidad y validez de estos procedimientos.
La eficacia en psicología
En el marco de la psicología, la eficacia hace referencia a la capacidad que tiene un tratamiento de producir cambios psicológicos en la dirección esperada que sean claramente superiores con respecto a la no intervención o a otros tratamientos (Pérez, et.al 2003). Su estudio se realiza en ambientes clínicos controlados donde se pone a prueba el efecto que determinados principios y métodos tienen sobre las variables que se desean manipular.
La efectividad en psicología
Por otro lado, la efectividad en psicología, se relaciona con la satisfacción o el éxito de las estrategias terapéuticas. Esto es, se centra en los resultados de los distintos tratamientos en el contexto clínico real (Pérez, et.al 2003). Es decir, en la capacidad de un método terapéutico de obtener el cambio deseado, independientemente de su validez interna. El estudio de la efectividad de una estrategia terapéutica pretende determinar si esta produce efectos mesurables en poblaciones amplias de pacientes en el ambiente clínico real. Por ello, se centra en sujetos que no son voluntarios; que muestran sintomatología menos homogénea; y que acuden a consulta en espacios clínicos de su elección.
La eficiencia en psicología
Por su parte, el estudio de la eficiencia en el ámbito clínico se refiere a la relación coste-beneficio de las estrategias de intervención. Esto es, el costo directo del tratamiento para las y los pacientes, proveedores de servicios de salud y la comunidad; así como el costo indirecto para la sociedad (Pérez, et.al 2003). Por esta razón, su estudio se basa en la comparación de dichos gastos entre diferentes tipos de intervención o la ausencia de esta.
La relación de la eficacia, efectividad y eficiencia dentro de la psicología
Cabe señalar que, dentro de la psicología clínica y de la salud, la eficacia, la efectividad y la eficiencia pueden presentarse de forma independiente (Ferro, Vives, 2004). Debido a ello, un tratamiento puede ser efectivo sin que necesariamente sea eficaz. Por ejemplo, una serie de ejercicios de meditación, recomendados por un gurú transpersonal, podrían tener éxito en controlar algunos síntomas físicos del estrés, aun cuando este resultado sea el producto de variables muy distintas a la metodología y la fundamentación teórica propuestas por los defensores de dicha corriente. Por otro lado, un método clínico puede haber comprobado su eficacia en el laboratorio y los estudios de caso para disminuir la intensidad de ciertos síntomas de depresión; no obstante, al ser aplicado a víctimas de violencia sexual, puede ser inefectivo debido a determinadas características particulares en este tipo de pacientes.
De forma similar, la eficiencia de una estrategia terapéutica en psicología se encuentra relacionada solo de manera indirecta con su eficacia y efectividad (Ferro, Vives, 2004). Por ejemplo, imaginemos que una clínica de salud mental comunitaria implementara un programa de intervención contra la depresión que combina tratamiento farmacológico con sesiones regulares de terapia individual. Esta aproximación podría ser exitosa y ser respaldada por estudios clínicos formales; no obstante, debido al alto costo de los medicamentos y el elevado requerimiento de personal capacitado, esta propuesta podría ser calificada como un método poco eficiente para el contexto socioeconómico en que se desarrolla.
Importancia del estudio de la eficacia, la efectividad y la eficiencia en psicología
Para finalizar, es importante destacar la gran variedad de factores que hacen necesario estudiar la eficacia, efectividad y eficiencia de las distintas estrategias terapéuticas dentro y fuera de la psicología clínica formal, así como en los diversos ámbitos de la psicología.
En primer lugar, es innegable que la gran variedad de opciones terapéuticas y pseudoterapéuticas que se ofertan hoy en día, en el ámbito de la psicoterapia, hace necesario que pacientes y clientes estén bien informados, no solo sobre la efectividad, sino también sobre la validez de los métodos empleados por cada una de dichas alternativas (Ferro, Vives, 2004).
Además, estudiar la eficacia de los modelos de intervención que han demostrado su efectividad en la práctica clínica diaria, nos permitiría identificar de entre todos ellas, aquellas posturas que realmente toman parte en el desarrollo de una psicoterapia basada en hechos científicos; es decir, la psicología científica o la psicología basada en la evidencia. Lo que, a su vez, haría posible desenmascarar a una gran cantidad de prácticas pseudoterapéuticas que toman ventaja de la desesperación y buena fe -y la desesperación- de sus pacientes.
Por otro lado, poner a prueba la efectividad de enfoques clínicos cuya eficacia solo ha sido demostrada adecuadamente en el ámbito académico, permitiría modificar y afinar posturas y metodologías terapéuticas que solo han mostrado su utilidad en ambientes controlados; este hecho promueve la conciliación de la psicología básica y la aplicada. Mientras tanto, dicha confrontación con la realidad, también significaría descartar modelos que solo responden a sus propios principios, pero que no se adecuan a las experiencias de personas reales.
Por su parte, evaluar la eficiencia de los distintos tratamientos psicológicos validados implicaría dar un paso más hacia una práctica psicoterapéutica basada en la realidad. Al final, el éxito de una estrategia terapéutica no solo depende de su validez, sino además de su viabilidad dentro de un contexto socioeconómico concreto; pues los recursos rara vez son ilimitados.
Referencias:
- Bouza, A. (2000) Reflexiones acerca del uso de los conceptos de eficiencia, eficacia y efectividad en el sector salud. Revista Cubana de Salud Pública, volumen (26), número (1), pp. 50-56. Recuperado de cielo.sld.cu
- Ferro, R., Vives, C. (2004) Un análisis de los conceptos de efectividad, eficacia y eficiencia en psicología. Panace, volumen (5), número (16). Recuperado de uned.es
- Pérez, M., Fernández, J., Fernández, C., Amigo, I. (2003) Guía de tratamientos psicológicos eficaces I. Adultos. Madrid, España. Pirámide. Recuperado de: academia.edu
- Real Academia Española (2020) Diccionario de la lengua española. Del.rae.es. Recuperado de rae.es