El concepto de apego desde un enfoque funcional

El análisis funcional permite operativizar y evaluar las funciones de las conductas de apego, así como sus antecedentes y consecuencias, con el objetivo de poder predecirlas y modificarlas.

La teoría del apego, desarrollada por John Bowlby, es un planteamiento muy valioso para un gran número de psicólogos y terapeutas, que ven en ella un esquema que logra conciliar las teorías biológicas con las explicaciones contextuales sobre la conducta y la personalidad. No obstante, dicha noción también ha recibido importantes críticas a lo largo del tiempo; existiendo expertos en salud mental que aseguran que esta teoría ha sido superada por otras corrientes. Ante esta situación, algunos profesionales se han esforzado por operativizar las conductas de apego, reformulando y explicando el concepto de apego, en términos funcionales, esto es, desde el análisis funcional. Todo ello, con el objetivo de identificar las conductas que engloba dicha dimensión explicativa y su relación con el contexto en el que ocurren.

¿Qué es el apego?

Es importante introducir al concepto clásico de apego desarrollado por Bowlby y Ainsworth durante la segunda mitad del siglo XX. De acuerdo a estos autores, las personas poseen una tendencia natural a formar vínculos afectivos con quienes las rodean, mismos que se presentan de manera especialmente intensa frente a ciertos individuos (Bowlby, 1998).

El apego es descrito como más que una simple respuesta instintiva y automática frente a los estímulos; determinándose a partir de ciertos factores contextuales e individuales. Este se consolida en los primeros años de vida de acuerdo a las interacciones que cada persona mantiene con sus cuidadores. Durante este periodo, se estructuraría una representación mental de sí mismo y de las relaciones con las demás personas, a partir de la cual, se interpretarían las acciones de todos los que nos rodean, regulando así nuestra conducta (Bowlby, 1984).

Concepto funcional del apego

Para el análisis funcional, la conducta es una secuencia infinita de estímulos y respuestas que puede ser explicada o predicha a partir de las relaciones de contingencia establecidas entre ellas. Por otro lado, considera los fenómenos reconocidos en otros enfoques como procesos internos y variables cognitivas, como resúmenes de secuencias conductuales más complejas, que facilitarían la explicación de un comportamiento (Froxán, 2020). De esta forma, el concepto de apego, visto desde un enfoque funcional, describe el tipo de respuestas que provoca en un sujeto una persona determinada y la interacción con ella cuando estos funcionan como estímulos condicionados.

La psicóloga María Xesús Froxán formula un concepto funcional del apego describiéndolo como una historia de intercambio de reforzadores entre dos personas que hacen que se condicione apetitivamente tanto la interacción como la persona en sí misma (Froxán, 2020). Esto implica que las consideradas por Bowlby como figuras de apego, lo son debido a que han sido reforzadas sistemáticamente en el pasado. Con esta formulación, Froxán aporta una fundamentación teórica y metodológica robusta a nociones, que, por momentos, son tomadas como ininteligibles por otras corrientes.

La ‘persona significativa’ es un estímulo condicionado, y su proximidad provoca respuestas asociadas con sentimientos agradables como el de seguridad. Debido a ello, ante situaciones desagradables o amenazantes, se busca la cercanía de esta persona para reducir el malestar e incrementar las respuestas agradables (Froxán, 2020).

Diferencias entre el concepto clásico de apego y su enfoque funcional

En primer lugar, es posible observar que el concepto funcional del apego descarta la existencia de procesos innatos involucrados en este fenómeno, así como cualquier predisposición biológica a las respuestas que lo componen. Por el contrario, considera que son solo los agentes ambientales los que influyen en esta dimensión. Esto implicaría que cualquier particularidad en el vínculo se originaría de una historia de interacciones singular entre dos sujetos determinados, y no de algún factor individual propio de cualquiera de los participantes en la operación.

Además, el modelo representacional propuesto por la teoría del apego clásica queda descartado por el concepto funcional, para centrarse en las conductas o respuestas y en el proceso de su adquisición. De esta forma, las conductas de apego estarían determinadas por una historia de condicionamiento a un agente contextual, y no por un mecanismo interno inobservable que no puede ser estudiado.

Cabe destacar, que la Doctora Froxán señala el papel protagónico que la madre tiene como figura de apego en la noción clásica del apego. No obstante, es justo decir que esta noción inicial de la teoría fue rectificada por Bowlby y Ainsworth en años posteriores, reconociendo que la figura del cuidador podía ser ocupada por cualquier persona que estuviera a cargo de la educación del niño, sin importar su parentesco (Ainsworth, 1989).

Utilidad de un concepto funcional del apego

El concepto de apego formulado por la Doctora Froxán desde un enfoque funcional, surge como un intento por interpretar diferentes nociones de psicología que engloban algunos comportamientos observados en la intervención clínica, a partir de los principios del análisis conductual. Sin embargo, esto no significa que se pretenda traducir los conceptos de otras corrientes a términos conductuales. Por el contrario, dichas nociones son consideradas por la autora como conceptos pseudo explicativos, que hacen alusión a secuencias conductuales que podrían ser analizadas y mejor comprendidas a partir del análisis funcional (Froxán, 2020).

El análisis funcional entiende el apego a partir de las respuestas que este involucra, y más allá de las conductas que el concepto clásico engloba. De esta forma, es capaz de evaluar las funciones posibles de tales conductas, así como sus antecedentes y consecuencias. Esto, con el fin de predecirlas y modificarlas si estas generan un problema. El objetivo de este planteamiento, es el diseñar modelos de intervención que reduzcan la frecuencia de aquellas respuestas que constituyan un conflicto; o bien, incrementar la aparición de conductas alternativas (Miltenberger, 2013).  

Referencias:

  • Ainsworth, M. (1989) Attachments beyond infancy. American Psychologist, volumen (44), número (4), pp. 709–716. pubmed.ncbi.nlm.nih.gov
  • Bowlby, J. (1984) La Pérdida Afectiva. Tristeza y Depresión. Buenos Aires, Argentina. Paidós.
  • Bowlby, J. (1998) El apego. Ciudad de México, México. Paidós México.
  • Froxán, M. (2020) Análisis funcional de la conducta. Editorial Pirámide. Madrid, España.
  • Miltenberger, R. (2013) Modificación de conducta: Principios y procedimientos (5a ed.). Ediciones Pirámide. academia.edu
R. Mauricio Sánchez
R. Mauricio Sánchez
Licenciado en Psicología por la Facultad de Ciencias de la Conducta de la UAEMex (México). Experiencia docente y en atención clínica en entidades privadas y públicas, como el Instituto de la Seguridad Social. Editor adjunto y redactor especializado en Psicología en Mente y Ciencia.

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R. Mauricio Sánchez
R. Mauricio Sánchez
Licenciado en Psicología por la Facultad de Ciencias de la Conducta de la UAEMex (México). Experiencia docente y en atención clínica en entidades privadas y públicas, como el Instituto de la Seguridad Social. Editor adjunto y redactor especializado en Psicología en Mente y Ciencia.