El instinto maternal no existe

El instinto maternal no es una realidad biológica, sino que existe como una construcción cultural al servicio de una sociedad patriarcal.

Hoy en día, aún existe la falsa creencia de que el amor maternal es el producto de un instinto o impulso irracional que se manifiesta de manera natural en todas las mujeres. No obstante, el llamado instinto maternal es realmente solo un constructo cultural que cumple una función específica en la organización de nuestra sociedad bajo los criterios de un sistema patriarcal.

Contenidos relacionados:

Desafortunadamente, la propagación y legitimización de este mito ha distorsionado gravemente la representación que se tiene de la maternidad. En primer lugar, ha generado diversos prejuicios en contra de aquellas mujeres que no sienten este supuesto “llamado”, o que no lo experimentan como la sociedad se los exige. Por otro lado, ha perpetuado la idea de que ser madre es algo que surge de manera natural, refleja y sencilla. Una imagen que simplifica y demerita el esfuerzo y dedicación que implican la maternidad. 

El mito del instinto maternal

El mito del instinto maternal implica que existe un amor espontáneo, inmutable e incondicional que surgiría en todas las mujeres hacia sus hijos. Dicho fenómeno sería una aptitud natural que jugaría un factor central en el desarrollo de todo niño o niña (Saletti, 2008).

El instinto maternal es descrito como una manifestación universal, o por lo menos normal en todas las mujeres. Lo que implicaría que el no experimentarlo es considerado un signo de irregularidad o anormalidad (Manitta, 2017). 

Es importante destacar que existe una gran variedad de interpretaciones del instinto maternal como una realidad orgánica. En algunos contextos este impulso instintivo involucra el deseo de ser madre; mientras que, en otros espacios, lo identifican con la acción espontánea de emociones y conductas que atañen al cuidado de la o el bebé. Algunas personas incluso le atribuyen ciertas habilidades programadas de manera natural. De cualquier forma, el instinto maternal es concebido como una predisposición natural y refleja que está más allá de la reflexión o el aprendizaje (Drassinower, 2016; Manitta, 2017; Tucker, 2021).

Ante estas afirmaciones, se dice que el instinto maternal es un mito porque, en la realidad, la maternidad es un sentimiento variable que depende de la madre, de su historia y de sus circunstancias. Es decir, que el instinto maternal existe solo como una construcción cultural, y no como una realidad biológica (Saletti, 2008).

¿Existe evidencia sobre la experiencia orgánica del instinto maternal?

El mito del instinto maternal es una dimensión relativamente nueva. Este surge en la cultura occidental en el siglo XVIII, y toma fuerza a finales del siglo XIX y principios del siglo XX. Su objetivo principal era garantizar en las madres la educación de sus hijas e hijos. Dicho discurso fue legitimado en virtud de distintas inferencias arbitrarias realizadas a partir de ciertos hechos indiscutibles. En suma, se consideraba que, si la mujer era el individuo biológicamente apto para concebir una nueva persona y alimentarla en sus primeros meses, debía existir una aptitud también orgánica para protegerla y quererla. De esta manera, la mujer debía ser la encargada de cuidar a las hijas e hijos, ya que poseía un instinto inscrito en su “naturaleza femenina” (Saletti, 2008; Sánchez, 2016; Manitta, 2017).

Aún hoy, la existencia del instinto maternal es justificada a partir de los cambios biológicos que se presentan en la mujer durante y después del embarazo; así como de la reacción emocional positiva que surge en muchas mujeres al estar en presencia de sus hijas e hijos (Tucker, 2021). En relación a esto, es importante mencionar que no hay evidencia científica suficiente que demuestre la existencia de una predisposición biológica universal hacia la aptitud o el amor maternos. Lo que existe es un cuerpo de investigaciones que estudian las reacciones orgánicas de ciertas mujeres hacia sus hijas e hijos, las cuales difieren en relación a diversos factores. De igual forma, la manera en que el amor maternal es expresado en cada sociedad es diferente, siendo influenciado por la cultura, la época y las circunstancias individuales (Saletti, 2008; Sánchez, 2016).

El “instinto maternal” existe como un constructo social

El instinto maternal es una construcción imaginaria creada con el fin de cumplir una función social específica. Esta dimensión pretende configurar la identidad y los deseos de las mujeres al servicio de los intereses de un sistema patriarcal. En este modelo ideológico el valor de la mujer dentro de la sociedad se encuentra subordinado a su eficiencia como madre. Esto significaría que, la mayor parte de sus esfuerzos, recursos y tiempo deben ser destinados a la crianza de individuos felices y productivos. Una labor que debería ser sencilla para todas las mujeres, ya que supuestamente estarían orgánicamente determinadas para la crianza (Sánchez, 2016; Manitta, 2017).

Por otro lado, la noción de instinto maternal reduce a las madres a simples creaturas determinadas por su biología y sus impulsos, subestimando su voluntad y decisiones dentro del proceso de crianza. De esta manera, no solo se considera que el papel principal de la mujer es el de quedarse en casa cuidando a las y los niños; sino que, además, se manifiesta que las madres tienen la labor más sencilla, ya que la maternidad es un proceso reflejo y natural, y no algo que deba ser aprendido o logrado (Sánchez, 2016).

La “maternalización” de la mujer

A finales del siglo XIX, las culturas occidentales hicieron uso de un discurso de naturaleza médica para lograr el desarrollo de una actitud materna “instintiva” en las mujeres. De esta forma, las instituciones de salud buscaron influir sobre las formas de pensar y vivir la maternidad. Para ello, presentaron a las madres como seres incompetentes, ignorantes y negligentes que necesitaban la ayuda y consejo de profesionales sanitarios para manejar a sus hijas e hijos. Esta estrategia presentó una postura contradictoria, ya que implicaba que los expertos en salud instruyeran a las mujeres sobre cómo ejercer tendencias que supuestamente eran naturales o innatas en ellas. El objetivo de dicha medida era construir una relación indisoluble entre madre e hijo, que constituyera el eje central de la familia moderna. (Manitta, 2017).

En la actualidad, la gran cantidad de información publicada en medios tradicionales y redes sociales sobre la supuesta forma correcta de criar a las y los niños, ha dificultado considerablemente la ya difícil tarea de ser madre. Esta situación se agrava cuando el mito de que existe un instinto maternal sugiere que todo ese conocimiento debería surgir de manera natural en cada mujer, y no ser aprendido mediante la práctica (Drassinower, 2016).

Por qué es importante entender que el instinto maternal no existe

Es muy importante entender que el instinto maternal no es una realidad biológica, ya que su aceptación como tal tiene implicaciones peligrosas.

En primer lugar, considerar la maternidad como instintiva y natural es subestimar su valor al describirla como algo que no requiere esfuerzo para ser adquirido. Además, dicha noción crea criterios arbitrarios sobre lo que significa ser una “buena madre”, o incluso una “buena mujer” (Saletti, 2008).  

Aunado a esto, el seguir reconociendo la maternidad como un hecho orgánico, natural y universal sitúa a las mujeres dentro del ámbito de la reproducción biológica, negando su identidad fuera de la función materna. De esta forma, se perpetúa la idea estereotipada de que ser madres es el único destino femenino válido, o por lo menos, el más importante. Todas las actividades fuera de este objetivo serian descritas como antinaturales, ociosas o de poco valor, en tanto no tienen relación con la maternidad (Saletti, 2008; Manitta, 2017).

Referencias:

  • Drassinower, S. (2016). Subversiones Maternales: La idealización de la maternidad y los afectos que genera. Revista Psicoanálisis, número (18). bvsalud.org
  • Manitta, G. (2017). Del instinto maternal a la patologización de las carencias maternas. PSIUC: Revista de Psicología, número (3). ucongreso.edu.ar
  • Saletti, L. (2008). Propuestas teóricas feministas en relación al concepto de maternidad. Clepsydra, número 7, pp. 169-183. riull.ull.es
  • Sánchez, M. (2016). Construcción social de la maternidad: el papel de las mujeres en la sociedad. Opción, volumen (32), número (13), pp. 921-953. redalyc.org
  • Tucker, A. (2021). Genes maternos: El instinto maternal desde el punto de vista científico. La esfera de los libros.
R. Mauricio Sánchez
R. Mauricio Sánchez
Licenciado en Psicología por la Facultad de Ciencias de la Conducta de la UAEMex (México). Experiencia docente y en atención clínica en entidades privadas y públicas, como el Instituto de la Seguridad Social. Editor adjunto y redactor especializado en Psicología en Mente y Ciencia.

Artículos diarios sobre psicología, neurociencias y salud para profesionales, estudiantes y mentes inquietas

CONTENIDO RELACIONADO

R. Mauricio Sánchez
R. Mauricio Sánchez
Licenciado en Psicología por la Facultad de Ciencias de la Conducta de la UAEMex (México). Experiencia docente y en atención clínica en entidades privadas y públicas, como el Instituto de la Seguridad Social. Editor adjunto y redactor especializado en Psicología en Mente y Ciencia.