La habituación es un proceso de aprendizaje no asociativo fundamental que permite a los organismos adaptarse a estímulos repetitivos en su entorno, ajustando sus respuestas conductuales ante estímulos constantes que no presentan peligro o recompensa. Al igual que otros procesos no asociativos, como la sensibilización, la habituación permite conservar recursos al reducir la atención y la respuesta hacia estímulos irrelevantes. Ejemplos de habituación en la vida cotidiana se encuentran en el entorno sonoro (como el tráfico o el zumbido de aparatos), donde, tras un tiempo de exposición, las personas disminuyen su respuesta consciente al ruido.
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A continuación, hablaremos sobre la habituación, brindaremos algunos ejemplos de este fenómeno en la vida cotidiana y analizaremos la forma en que dicho proceso ha sido estudiado.
Aprendizaje no asociativo: habituación y sensibilización
El aprendizaje no asociativo es un tipo de aprendizaje en el que un organismo modifica su respuesta a un estímulo, sin la intervención de asociaciones explícitas entre eventos o estímulos distintos. A diferencia del aprendizaje asociativo, que se basa en la creación de relaciones entre estímulos o entre estímulo y respuesta (como en el condicionamiento clásico y operante), el aprendizaje no asociativo depende de la intensidad y la frecuencia de un estímulo único. Este proceso se divide principalmente en dos tipos: la habituación y la sensibilización.
La habituación es el proceso mediante el cual un organismo reduce progresivamente su respuesta a un estímulo repetitivo que no cambia ni resulta amenazante. Este tipo de aprendizaje permite a los organismos desatender estímulos constantes y ahorrar recursos. Por otro lado, la sensibilización implica una intensificación de la respuesta a un estímulo tras una exposición previa a un evento o estímulo intensamente significativo o novedoso. Ejemplos de sensibilización se observan cuando, tras experimentar una situación de estrés, las y los individuos reaccionan de forma exagerada ante estímulos similares.
En la práctica, la habituación y la sensibilización funcionan como sistemas complementarios que permiten a los organismos filtrar la información sensorial y focalizar su atención en estímulos relevantes, maximizando su eficacia adaptativa en contextos dinámicos y complejos (Rankin et al., 2009).
Ejemplos de habituación en la vida cotidiana
Como ya se comentó, la habituación es un proceso que nos facilita la adaptación en diversos contextos cotidianos, ya que las y los individuos disminuyen sus respuestas a estímulos frecuentes e inofensivos. En el ámbito de la vida diaria, las personas experimentan habituación en situaciones tan comunes como el sonido constante de aparatos eléctricos (ventiladores, calefactores) o el ruido de fondo en espacios urbanos. Otro ejemplo de habituación ocurre cuando dejamos de notar el olor de un lugar o el aroma de nuestra propia loción después de unos minutos. Así mismo, en el ámbito laboral, las y los trabajadores que desempeñan sus tareas en entornos ruidosos, como fábricas o aeropuertos, suelen mostrar una disminución en su sensibilidad al ruido tras períodos prolongados de exposición (Siddle, 1991).
En el contexto de las relaciones interpersonales, es posible observar algunos ejemplos de habituación cuando las personas se habitúan a los gestos, manías o hábitos de sus seres más cercanos, dejando de percibir o reaccionar a ciertos comportamientos que, en una fase inicial, podían ser más llamativos. Este proceso es esencial para la adaptación, ya que permite a las y los individuos conservar recursos cognitivos y enfocar su atención en estímulos nuevos o potencialmente relevantes. De esta manera, la habituación se presenta como una herramienta adaptativa crucial en la vida cotidiana, que optimiza la respuesta ante la sobrecarga sensorial y permite un mejor enfoque en eventos inesperados o novedosos.
Ejemplos del estudio de la habituación en animales
Algunos estudios sobre habituación en animales han brindado información valiosa sobre los mecanismos y adaptaciones biológicas que subyacen a este proceso. Por ejemplo, ciertas investigaciones en ratas han demostrado que, ante ruidos repetitivos no asociados a consecuencias, estos animales disminuyen gradualmente su respuesta de sobresalto. En este sentido, se ha documentado cómo las ratas expuestas repetidamente a un ruido suave mostraban una menor reacción con cada exposición, indicando un proceso de habituación que favorece su adaptación al entorno (Leaton, Supple, 1986).
Por otro lado, estudios realizados en la aplysia californica, un molusco común en investigaciones neurobiológicas, también han resultado cruciales para entender la habituación. De esta manera, se ha examinado la respuesta de este organismo a estímulos táctiles, descubriendo que las neuronas de la aplysia disminuían progresivamente su actividad tras la repetición de estímulos sin consecuencias. Así mismo, los estudios en este tipo de babosa también revelaron el papel de ciertos neurotransmisores y vías neuronales que regulan la habituación, un hallazgo que ha impulsado la comprensión de los mecanismos subyacentes en organismos más complejos (Carew, Hawkins, Kandel, 1983).
De esta forma, es posible observar que los modelos animales permiten extrapolar conocimientos al comportamiento humano, sugiriendo que los mecanismos neuronales de habituación son similares en distintos niveles evolutivos. La habituación, por tanto, es un fenómeno adaptativo que, en los animales, ayuda a conservar energía y a priorizar estímulos novedosos, facilitando una interacción más eficaz con su entorno inmediato.
Ejemplos del estudio de la habituación en seres humanos
En humanos, el proceso de habituación se manifiesta en contextos diversos y se ha estudiado a través de múltiples enfoques, como la psicología experimental y la neuroimagen. Relacionado con esto, algunas investigaciones han mostrado que las personas tienden a reducir su respuesta emocional a estímulos repetitivos, como imágenes o sonidos impactantes, tras una exposición prolongada.
En este sentido, un estudio encontró que, tras varias exposiciones a imágenes de alto contenido emocional, las y los participantes experimentaban una respuesta emocional reducida, lo cual indicaba un proceso de habituación. Al realizar estudios de neuroimagen, las y los investigadores observaron que la repetición de estímulos visuales producía una disminución en la actividad de la amígdala, una región cerebral vinculada a la respuesta emocional, lo cual demuestra un cambio en el procesamiento neural asociado a la habituación (Breiter et al., 1996; Grillon, Baas, 2003).
Así mismo, la habituación también es fundamental en el ámbito clínico, especialmente en terapias de desensibilización sistemática y en tratamientos de ansiedad y fobias. Mediante la exposición controlada a estímulos ansiógenos, las y los pacientes logran reducir su respuesta emocional y mejorar su adaptación. La habituación, entonces, juega un papel clave en el tratamiento de trastornos donde la exposición repetida a ciertos estímulos permite reducir la ansiedad o la respuesta emocional negativa (Antiny, Barlow, 2002).
La habituación como herramienta terapéutica
El estudio de la habituación ha tenido un impacto significativo en las áreas de la psicología conductual y educativa, donde este proceso es aplicado para mejorar la adaptación y el aprendizaje. En el contexto educativo, por ejemplo, las y los maestros pueden usar estrategias de habituación para ayudar a sus estudiantes a acostumbrarse a tareas repetitivas, como la práctica de ejercicios matemáticos, y disminuir la resistencia o el aburrimiento inicial (Bijou, 1995). Así mismo, en la terapia conductual, la habituación es un proceso clave en los tratamientos de exposición para fobias o trastornos de ansiedad, en los que las y los pacientes se enfrentan gradualmente a estímulos temidos hasta que estos pierden su poder emocional (Antony, Barlow, 2002).
Además, en el análisis funcional del comportamiento, la habituación es útil para entender cómo los estímulos constantes pierden su capacidad reforzante, lo que ayuda a ajustar intervenciones y reducir respuestas desadaptativas en contextos clínicos o educativos. De esta manera, este fenómeno se presenta como un proceso fundamental para optimizar el aprendizaje y ajustar respuestas conductuales de manera efectiva, promoviendo una mejor adaptación a las demandas del entorno (Antony, Barlow, 2002).
Importancia del estudio de la habituación para la psicología
Considerando todo lo anterior, es posible darnos cuenta lo fundamental que es estudiar la habituación para la psicología, ya que esto permite comprender cómo los organismos aprenden a responder de manera efectiva a un entorno cambiante.
La habituación representa un modelo de aprendizaje simple que ayuda a los investigadores a entender las bases biológicas y cognitivas de la adaptación y del procesamiento de estímulos. Además, el estudio de la habituación es relevante para la psicología clínica, en particular para el desarrollo de terapias de exposición y programas de desensibilización para tratar fobias, trastornos de ansiedad y otras condiciones relacionadas con la hiperreactividad emocional (Antony, Barlow, 2002).
Por otro lado, en la psicología social, la habituación también permite explorar cómo las personas pueden adaptarse a entornos con estímulos constantes y, en algunos casos, estresantes, favoreciendo un ajuste más saludable y una mejor calidad de vida. Así, el estudio de la habituación no solo contribuye al desarrollo de modelos de aprendizaje más precisos, sino que también es esencial para la creación de intervenciones terapéuticas y educativas más eficaces.
Referencias
- Antony, M., Barlow, D. (2002). Handbook of assessment and treatment planning for psychological disorders. The Guilford Press.
- Bijou, S. (1995). Behavior analysis of child development. Context Press.
- Breiter, H., Etcoff, N., Whalen, P., Kennedy, W., Rauch, S., Buckner, R., Strauss, M., Hyman, S., Rosen, B. (1996). Response and habituation of the human amygdala during visual processing of facial expression. Neuron, volumen (17), número (5), pp. 875-887. sciencedirect.com
- Carew, T., Hawkins, R., Kandel, E. (1983). Differential classical conditioning of a defensive withdrawal reflex in Aplysia californica. Science, volumen (219), número (4582), 397-400. pubmed.ncbi.
- Grillon, C., Baas, J. (2003). A review of the modulation of startle by affective states and its application in psychiatry. Clinical Neurophysiology, volumen (114), número (9), pp. 1557-1579. sciencedirect.com
- Leaton, R., Supple, W. (1986). Cerebellar Vermis: Essential for Long-Term Habituation of the Acoustic Startle Response. Science, volumen (232), número (4749), pp. 513-515. science.org
- Rankin, C., Abrams, T., Barry, R., Bhatnagar, S., Clayton, D., Colombo, J., Coppola, G., Geyer, M., Glanzman, D., Marsland, S., McSweeney, F., Wilson, D., Wu, C., Thompson, R. (2009). Habituation revisited: An updated and revised description of the behavioral characteristics of habituation. Neurobiology of Learning and Memory, volumen (92), número (2), pp. 135-138. sciencedirect.com
- Siddle, D. (1991). Orienting, habituation, and resource allocation: An associative analysis. Psychophysiology, volumen (28), número (3), pp. 245-259. onlinelibrary.wiley.com
Créditos de imagen de portada: Foto de Mikhail Nilov