El mindfulness y las distintas prácticas de meditación surgidas alrededor de este concepto, son tendencias cada día más presentes en la vida moderna. Sus promotores y defensores consideran que estas técnicas son beneficiosas para la respuesta inmune, la salud mental, el dolor crónico y el insomnio (Creswell, 2017; Brandmeyer, Delorme, Wahbéh, 2019). Por tal motivo, distintos trabajos han analizado los cambios fisiológicos que acompañan a dichas prácticas, con el fin de comprender mejor este fenómeno y comprobar sus supuestas bondades. Como parte de dichos estudios, se destacan los trabajos en neurociencia en torno a las alteraciones que sufren ciertas estructuras cerebrales en personas que acceden al mindfulness a través de la meditación. De acuerdo a estos trabajos, existen cambios objetivos en el cerebro de aquellos individuos que meditan de forma habitual, lo que constituiría una evidencia en favor de esta práctica cada vez más popular.
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¿Qué es el mindfulness o meditación?
El mindfulness es definido como un ‘estado mental‘ en el que el individuo pone atención a la propia experiencia del presente, viviendo el momento sin emitir juicios. Según sus practicantes, la forma de llegar a él sería a través de la meditación y la disciplina (Baer, 2003).
Independientemente de su uso indiscriminado por aficionados y pseudoterapeutas, estqs técnicas han sido empleadas por distintos profesionales como una estrategia complementaria para atender diferentes afecciones físicas y psicológicas, tales como el dolor o el estrés. Este tipo de manejo terapéutico suele estar sustentado por distintos estudios clínicos que evalúan el relativo éxito de su uso bajo determinadas circunstancias; así como las reacciones fisiológicas que este trance produce en el organismo (Creswell, 2017).
La meditación es un proceso de autorregulación intencional de la propia atención al momento que se vive. Existen distintas prácticas de este tipo, cuyo diseño depende del objetivo que se pretenda alcanzar. Algunas alientan a los practicantes a poner atención a las experiencias internas del presente; mientras que otras buscan la concentración en aspectos ambientales como imágenes o sonidos (Baer, 2003).
Cambios provocados por la meditación o mindfulness según la neurociencia
Distintos trabajos en neurociencia han aportado evidencias que apuntan a que el estado de meditación y mindfulness provoca determinados cambios observables y medibles en el cerebro cuando se realiza de forma constante. Entre los hallazgos más importantes encontramos los siguientes:
- La práctica regular de técnicas de meditación se encuentra relacionada con poca actividad en la red neuronal por defecto; la cual, está implicada en la regulación de la atención y las emociones. Específicamente, el pensamiento relacionado con uno mismo y la deambulación mental.
- Se ha comprobado que las regiones del córtex prefrontal y la ínsula anterior derecha, estructuras relacionadas con la habilidad para dirigir y modular la atención y la conducta de manera voluntaria, son más gruesas en personas con experiencia en meditación que en sujetos que no realizan esta práctica.
- Entre las personas que meditan de forma habitual, aquellas de mayor edad presentan mayor grosor en el córtex prefrontal.
- Se ha encontrado mayor grosor en las regiones anteriores del cerebro localizadas en áreas frontales y temporales, en personas que practican meditación de forma regular.
- El hipocampo, estructura del sistema límbico involucrada en la emoción y la memoria, muestra mayor cantidad de materia gris en personas que meditan.
- La actividad electroencefalográfica de personas con instrucción en meditación, es distinta de aquella registrada por personas que no realizan esta actividad; presentando oscilaciones de gran amplitud en la banda de frecuencias gama.
(Hölzel, et,al 2010; Congleton, Hölzel, Lazar, 2015).
Cabe señalar que los hallazgos más sólidos en neurociencia en el ámbito de la meditación y la experiencia mindfulness, son aquellos relacionados con la plasticidad neuronal. Esto es, la capacidad del sistema nervioso para transformar su organización estructural, como un mecanismo de adaptación.
Los resultados de la neurociencia y su interpretación en la meditación o mindfulness
Los resultados obtenidos por los diversos estudios en neurociencia sobre los efectos que la meditación y el mindfulness tienen en la función y estructura del cerebro, han brindado a los defensores y promotores de estas disciplinas.
herramientas para justificar sus prácticas. De esta forma, es posible observar la elaboración de distintas teorías que buscan señalar relaciones directas entre los datos obtenidos y los supuestos beneficios de la meditación.
Aunque los trabajos de investigación realizados sobre este tema han hecho uso de diversos instrumentos y metodologías en sus diseños; es posible distinguir dos tipos de resultados diferentes en ellos. Aquellos que destacan la sobreactividad o hipoactividad en una zona determinada, y aquellos que reportan el desarrollo o transformación de alguna estructura específica.
De esta manera, una mayor actividad registrada en la ínsula y el córtex prefrontal, estructuras relacionadas con el control de la atención, la memoria de trabajo y el razonamiento conceptual, en personas con hábitos de meditación; es interpretada como una evidencia de que la práctica del mindfulness tiene el potencial de incrementar la capacidad cognitiva y mejorar la atención (Brandmeyer, Delorme, Wahbéh, 2019).
Por otro lado, los estudios que destacan un aumento en la concentración de materia gris en regiones cerebrales como el córtex posterior, el hipocampo o el cerebelo; zonas relacionadas con procesos como la memoria, la regulación de emociones y el autocontrol; ligan dichos resultados con el desarrollo objetivo de estructuras orgánicas que soportan una mejor capacidad para tomar decisiones y hacer frente a condiciones cambiantes (Congleton, Hölzel, Lazar, 2015).
Precauciones en la interpretación de resultados
Como hemos podido observar, las nuevas herramientas de investigación, medición y diagnóstico de la neurociencia permiten un análisis más profundo de fenómenos como el estado de mindfulness y las técnicas de meditación que lo originan. Debido a ello, ahora se tiene mayor información sobre la manera en que esta práctica afecta a las personas a nivel biológico. No obstante, es necesario tomar con precaución estos datos y mantener una actitud crítica en la forma en que tal información es interpretada, evitando hacer relaciones de causalidad arbitrarias para justificar nuestras propias ideas sobre este tema.
Por un lado, es innegable que se ha correlacionado la meditación con cambios típicos, visibles, localizables y medibles en distintas áreas del cerebro y el sistema nervioso. No obstante, es indispensable ser prudentes al generar una cadena de conclusiones de dicho hecho. Decir que los sujetos experimentales que practicaban algún tipo de meditación presentaron diferencias específicas en su estructura cerebral, es una exposición de resultados comprobables; pero es muy difícil asilar todas las variables y diseñar investigaciones que permitan establecer causalidad. Asimismo, relacionar dichas zonas a las funciones asociadas -aún no enteramente determinadas- a estas estructuras, y exponer una posible influencia de la meditación en las mismas, es realizar una conclusión razonable. Sin embargo, el definir la meditación como una estrategia comprobada para el desarrollo de determinadas facultades y la atención de afecciones físicas y mentales, tal vez es dar un salto demasiado grande y aún no plenamente justificado.
Esta aseveración no implica negar las evidencias que tenemos ante nuestros ojos, ni subestimar las conclusiones de los diversos trabajos de investigación. Su intención es destacar la necesidad de más cantidad de trabajos de investigación que fortalezcan los resultados obtenidos, o en su caso, que encuentren explicaciones alternativas a los datos que nos arrojan las nuevas tecnologías.
Referencias:
- Baer, R. (2003) Mindfulness Training as a Clinical Intervention: A Conceptual and Empirical Review, American Psychology Association. Clinical Psychology: Science and Practice, volumen (10), número (2). onlinelibrary.wiley.com
- Brandmeyer, T., Delorme, A., Wahbéh, H. (2019) The neuroscience of meditation: classification, phenomenology correlates, and mechanisms. Progress in Brain Research, volumen (244). researchgate.net
- Congleton, C., Hölzel, B., Lazar, S. (2015) Mindfulness Can Literally Change Your Brain. Harvard Business Review. mindleader.org
- Creswell, J. (2017) Mindfulness Interventions, Annual Review of Psychology annualreviews.org
- Harrington, A., & Dunne, J. (2015) When mindfulness is therapy: Ethical qualms, historical perspectives. American Psychologist, volumen (70), número (7), pp. 621–631. dash.harvard.edu
- Hölzel, B., Carmody, J., Vangel, M., Congleton, C., Yerramsetti, S., Gard, T., Lazar, S. (2010) Mindfulness practice leads to increases in regional brain gray matter density. Psychiatry Research: Neuroimaging, volumen (191), número (1), pp. 36 – 43. ncbi.nlm.nih.gov