El conocido como ‘síndrome de Procusto‘, comúnmente vinculado al ámbito organizacional, alude a una situación donde el éxito, la diferencia y la individualidad son inhibidas, reprimidas o castigadas, debido a que determinada persona o personas -a las que se les atribuye tal síndrome- la consideran una amenaza para el orden vigente en una organización, o para sus propios intereses individuales. En algunos ámbitos se ha tratado de definir esta manifestación como una afección psicológica determinada. No obstante, el ‘síndrome de Procusto’ no constituye una entidad clínica asentada en ningún tipo de manual diagnóstico; sino que se trata de una clasificación informal extraída de la psicología popular y que describe un fenómeno complejo explicable por medio de acciones sistemáticas dentro de una organización.
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El mito de la cama de Procusto
Los términos ‘síndrome de Procusto’ y ‘lecho de Procusto’ están inspirados en la mitología griega.
Procusto era un posadero que se mostraba amable y complaciente con los viajeros que llegaban a su casa; a quienes les ofrecía comida y hospedaje. Cuando llegaba la hora de dormir, los invitaba cortésmente a descansar en su cama de hierro. Sin embargo, cuando estos se quedaban dormidos, los amordazaba, y ataba sus miembros a los extremos de la cama, para luego verificar si sus cuerpos se ajustaban a la misma.
Si los viajeros eran demasiado grandes, les cortaba los pies, brazos o cabeza para que se adecuaran al tamaño del lecho. Si ocurría lo contrario, y eran demasiado chicos, les desencajaba las articulaciones y rompía los huesos de las extremidades con un martillo de herrero y las estiraba hasta que su cuerpo se ajustara al tamaño de la cama. De cualquier forma, ningún huésped cumplía las especificaciones de Procusto, por lo que mataba de esta forma a cualquier infortunado que tuviera la mala suerte de refugiarse en su casa.
Eventualmente, el héroe griego Teseo lo engañó para que se acostara en su propia cama, lo ató y lo mató de la misma forma en que asesinaba a sus víctimas.
Esta historia ha sido retomada por muchos autores y críticos sociales como una analogía para denunciar la intolerancia hacia lo diferente, el conformismo, la obsesión con la uniformidad y la actitud negativa de algunas personas hacia el éxito de los demás (Aguilera, Hernández, Rodríguez, 2020).
El ‘síndrome de Procusto’ como actitud personal
Como ya se ha comentado, algunos autores y autoras pretenden describir el ‘síndrome de Procusto’ como una forma de afección mental con criterios clínicos propios. No obstante, tal designación no tiene ningún tipo de sustento, ni reconocimiento científico a nivel institucional o académico. Cuando se dice que un hombre o mujer ‘padece’ el ‘síndrome de Procusto’, normalmente se alude a que dicha persona experimenta rechazo hacia aquellos individuos que tienen características diferentes -o superiores- a las suyas, motivada por el miedo a ser, de algún modo, superada. Esta situación se observa más comúnmente en el entorno laboral; pero también se encuentra presente en otros ámbitos, como el académico o el deportivo (Aguilera, Hernández, Rodríguez, 2020).
Las personas con este patrón de comportamiento no reconocen una realidad diferente a la suya, por lo que suelen defender que las ideas ajenas son erróneas o peligrosas. De esta manera, boicotear directa o indirectamente a sus colegas para evitar ser superados. Por este motivo, son descritos como personas intolerantes, egoístas y ambiciosas que suelen echar por tierra cualquier iniciativa que no surja de su parte (Aguilera, Hernández, Rodríguez, 2020; Silvera, 2021).
Es en este aspecto donde la analogía de la cama de Procusto tiene lugar. En el sentido de «cortar la cabeza» de cualquiera que se atreva a destacar.
Características
Algunos autores se han esforzado por recopilar y sistematizar ciertos rasgos característicos del llamado ‘síndrome de Procusto’. Entre ellos, se encontrarían:
- Sensación de frustración constante
- Poco control de las emociones
- Baja autoestima
- Inestabilidad emocional
- Hipersensibilidad a la crítica
- Acaparamiento de tareas
- Necesidad exagerada por sobresalir
- Suelen tomar decisiones irracionales
- Restan valor a iniciativas que favorezcan a todo el grupo
- Gastan demasiada energía en limitar las capacidades de los demás
- Reaccionan de manera negativa a cualquier idea que no sea propia
(Aguilera, Hernández, Rodríguez, 2020).
Es importante incidir nuevamente en que las características anteriores no son parte de una clasificación diagnóstica formal y que, la mayoría de síndromes psicológicos -o conjunto de signos clínicos- provienen de la psicología popular, y no científica. Estas manifestaciones pueden ser explicadas por muy diversos factores psicológicos y situacionales, entre los que se encuentran el historial de aprendizajes de la persona y el estilo organizacional de la propia entidad. Pero, en cualquier caso, constituyen en conjunto una actitud nociva y peligrosa en cualquier escenario que se presenten. De esta manera, al asumir que el llamado ‘síndrome de Procusto’ es una afección psicológica concreta, se corre el riesgo de patologizar un fenómeno de la vida cotidiana, que puede ser explicable en términos funcionales y conductuales, y justificar patrones de conducta que no deben ser tolerados, sino confrontados y erradicados.
El ‘síndrome de Procusto’ en las organizaciones
El ‘síndrome de Procusto’ no solo debe ser analizado como una manifestación individual. Este es un fenómeno que suele suceder dentro de una organización, afectando de una u otra forma a cada uno o una de sus miembros. En algunos casos, la actitud negativa hacia las nuevas iniciativas es un proceso sistemático, alentado por las mismas instituciones para defender y mantener los procesos y objetivos tradicionales dentro de las organizaciones (Young, 2018). Cuando esto sucede, el ‘síndrome de Procusto’ se suele manifestar de dos formas:
- No consciente: los directivos y mandos medios no escuchan las iniciativas de los demás, bajo la premisa de que sus ideas siempre serán las mejores, y que sus compañeros y subalternos son quienes deben adaptarse.
- Consciente: los directivos y mandos medios reconocen entre sus compañeros y subordinados aquellos que representan una amenaza para ellas o ellos, saboteándolos sistemáticamente.
(Marco, 2016).
Causas del ‘síndrome de Procusto’
Entre las causas más comunes de lo que coloquialmente se ha denominado ‘síndrome de Procusto’, se encuentran las siguientes:
- Miedo al cambio
- Conformismo
- Inseguridad sobre las propias capacidades
- Imposibilidad para reconocer las capacidades de otros
- Temor a ser sobrepasados o sobrepasadas
- Carencia de conocimientos y habilidades para gestionar el talento
- Desactualización de los objetivos
- Envidia
- Desactualización de las capacidades
(Aguilera, Hernández, Rodríguez, 2020).
Peligros y consecuencias del llamado ‘síndrome de Procusto’
Las dinámicas personales, profesionales y organizaciones propias del denominado popularmente como ‘síndrome de Procusto’ producen diversos efectos negativos en las entidades donde se presenta. Algunas de las consecuencias más notables en este sentido son:
- Incapacidad para reconocer como válidas las ideas de las y los demás
- Estancamiento en los objetivos de la organización
- Falta de actualización en los procesos
- Miedo al cambio
- Limitación de las capacidades, creatividad e iniciativa de los subordinados
- Rigidez en la toma de decisiones y resolución de problemas
- Falta de optimización de equipos y estrategias
- Deformación de resultados para adaptarlos a las expectativas y confirmar las propias hipótesis
- Demanda de niveles de calidad o perfección que no han sido alcanzados, o incluso son imposibles de alcanzar
- Diseño de productos que requieren la adaptación de las y los consumidores, en lugar de adaptarse ellos mismos a las personas
- Creación de un entorno de trabajo estresante y hostil
- Mala administración de los recursos humanos, al negarle a personas competentes y proactivas el acceso a proyectos donde su potencial podría ser mejor utilizado
- Mobbing o violencia en el trabajo
(Marco, 2016; Young, 2018; Aguilera, Hernández, Rodríguez, 2020).
La atención del ‘síndrome de Procusto’
El ‘síndrome de Procusto’ puede ser un obstáculo muy importante y peligroso para el funcionamiento, desarrollo y crecimiento de las empresas. Por este motivo, distintas organizaciones han diseñado planes la prevención y erradicación de este tipo de conductas y prácticas enraizadas en las empresas.
En este sentido, existen algunas medidas esenciales para impedir que este tipo de actitudes e interacciones improductivas y susceptibles de acoso laboral dañen el rendimiento de las organizaciones y de sus miembros.
- Identificar los casos donde la obstaculización y el sabotaje entre empleados sean parte de la dinámica de trabajo; con el fin de brindar atención y asesoría tanto a los agresores como a las víctimas de violencia.
- Promover la flexibilidad en la toma de decisiones entre las y los ejecutivos y mandos medios.
- Brindar capacitación constante a las y los empleados de todos los niveles, con el fin de que ninguna persona vea desfasadas o desactualizadas sus capacidades y habilidades.
(Young, 2018; Aguilera, Hernández, Rodríguez, 2020).
Dificultades en el abordaje
Desafortunadamente, erradicar el fenómeno que se ha llamado ‘síndrome de Procusto’ no es una tarea sencilla. En primer lugar, el miedo al cambio y a la actualización, muchas veces proviene de los puestos con mayor jerarquía dentro de una organización. Por lo tanto, la limitación y castigo de las nuevas ideas suele ser una política tolerada, o incluso promovida proactivamente dentro de muchas instituciones.
Por otro lado, la actitud de competencia desleal que caracteriza al las manifestaciones que se conocen como ‘síndrome de Procusto’, y que ahora identificamos como un problema, es aún vista en muchos círculos como una característica normalizada, deseada en líderes y ejecutivos.
En este sentido, el llamado ‘síndrome de Procusto’ no puede ser visto solo como un problema comportamental que afecta a ciertas personas. Este es un fenómeno que forma parte de nuestra cultura de trabajo; por lo que su resolución dependerá de un cambio integral en los valores y filosofía que regulan dentro de nuestra sociedad la forma en que trabajamos y nos desarrollamos.
El ‘síndrome de Procusto’ es un constructo sin entidad clínica
En el ámbito de la salud mental, es esencial reconocer y abordar de manera adecuada los problemas psicológicos y sociales que afectan a las personas en su vida cotidiana. Sin embargo, existe un riesgo latente asociado a la tendencia de patologizar y crear categorías diagnósticas o pseudodiagnósticas que a menudo se manifiestan a través de la popularización de términos como el llamado ‘síndrome de Procusto’, sin valor explicativo, ni justificación científica, que además se utilizan para justificar comportamientos inadmisibles, como si se tratase de una enfermedad eximente de responsabilidad.
En este sentido, es cierto que algunos fenómenos pueden ser síntomas de problemas psicológicos o de trastornos reconocidos, pero la aplicación indiscriminada de diagnósticos puede llevar a un resultado paradójico. En lugar de ayudar a las personas a comprender y abordar sus problemas, puede desviar la atención hacia la búsqueda de etiquetas y síndromes, en detrimento de explorar las causas subyacentes de sus dificultades.
Además, la creación de términos que carecen de respaldo científico y validación empírica, como el ‘síndrome de Procusto’, puede socavar la credibilidad de la psicología como ciencia básica, y de la evaluación psicológica como metodología basada en evidencia. Además, la proliferación de estas categorías arbitrarias también es explotada con fines comerciales, promoviendo cursos, talleres e intervenciones psicoterapéuticas que carecen de fundamento científico real. Esto no solo desperdicia recursos económicos y tiempo, sino que también puede llevar a tratamientos ineficaces o incluso perjudiciales para las personas que buscan ayuda fidedigna.
Por tal motivo, es fundamental discernir entre la identificación responsable de problemas psicológicos y la patologización de la vida cotidiana. La psicología y la salud mental deben centrarse en ayudar a las personas a comprender y abordar los desafíos que enfrentan, en lugar de distraerse con etiquetas y categorías diagnósticas dudosas. Al concentrarse en los factores conductuales, contextuales, sociales y emocionales que subyacen a las dificultades, las y los profesionales de la psicología pueden proporcionar un apoyo más sólido y efectivo, promoviendo el bienestar real y duradero.
Referencias:
- Aguilera, G., Hernández, R., Rodríguez, R. (2020). Impacto laboral del síndrome de Procusto, en empresas familiares, Estado de Coahuila. Vincula Tégica EFAN. facpya.uanl.mx
- Marco, C. (2016). Procusto’s Syndrome: Dispense with who outstands. Excellence Management. excelencemanagement.wordpress.com
- Silvera, J. (2021). La práctica docente: una mirada desde los protagonistas. Instituto de Formación Docente de Rocha “Dr. Héctor Lorenzo y Losada”. cfe.edu.uy
- Young, P. (2018). Síndrome de Procusto en la Medicina. Revista Médica de Chile, volumen (146), número (7). scielo.cl