La relación entre el perfeccionismo y la procrastinación ha sido objeto de creciente interés en diversos ámbitos, como la psicología, la gestión laboral, y especialmente la educación. La aparente conexión entre estos fenómenos plantea interrogantes fundamentales sobre el vínculo que puede existir entre la búsqueda implacable de la excelencia y la tendencia a posponer tareas. A medida que investigadores e investigadoras exploran esta relación en entornos académicos, laborales y clínicos, emergen patrones contradictorios que sugieren una relación compleja entre estas dos dimensiones, que amerita ser analizada de forma más detallada.
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A continuación, se examinarán las corrientes de investigación más comunes en torno a la intersección entre perfeccionismo y procrastinación, destacando cómo la conceptualización, la forma en que son analizadas estas variables y el ámbito en que son estudiadas, influyen significativamente en los resultados obtenidos.
¿Qué entendemos por perfeccionismo?
El perfeccionismo puede definirse como la tendencia a establecer estándares elevados para el desempeño personal, acompañada de una evaluación excesivamente crítica de uno mismo o misma y una preocupación persistente por cometer errores (Galarregi, Keegan, 2012). De esta forma, la autosuperación se convierte en un desafío constante y la autorreflexión crítica se convierte en la norma.
Históricamente, el perfeccionismo fue inicialmente concebido como un rasgo caracterológico negativo o perjudicial, describiendo a las personas perfeccionistas como aquellas cuyos estándares elevados se encuentran más allá de lo alcanzable, impulsándolas hacia metas aparentemente inaccesibles. Sin embargo, perspectivas más recientes han propuesto categorías dentro de esta dimensión. Por ejemplo, Hamachek identificó dos facetas: el ‘perfeccionismo normal’, caracterizado por la búsqueda de metas elevadas en armonía con una tolerancia razonable hacia los errores, y el ‘perfeccionismo neurótico’ o negativo, que se manifiesta con la imposición de metas irrealistas y una autoevaluación excesivamente crítica, dificultando la satisfacción incluso ante logros notables. La investigación contemporánea ha ampliado esta dualidad, proponiendo diversas clasificaciones para estas dos caras del perfeccionismo, como esfuerzos positivos y preocupaciones desadaptativas, perfeccionismo adaptativo y desadaptativo, entre otras (Galarregi, Keegan, 2012).
Un componente clave del perfeccionismo es la autocrítica, donde la persona se juzga negativamente, siendo este un estilo cognitivo de personalidad multidimensional. En su aspecto funcional, la autocrítica impulsa la evaluación objetiva del comportamiento, permitiendo la identificación y corrección de errores. Sin embargo, en su forma disfuncional, la autocrítica conduce a la desvalorización de los logros y a la percepción distorsionada de los éxitos como fracasos (Cid, 2015).
Así, el perfeccionismo, lejos de ser una entidad unitaria, revela su complejidad a través de diversas facetas, manifestándose tanto en formas saludables como perjudiciales. La comprensión de esta dualidad es crucial para entender mejor la relación entre el perfeccionismo y la procrastinación.
¿Qué es la procrastinación?
Considerada como un fenómeno psicológico, la procrastinación puede definirse como la tendencia a demorar tareas que deben completarse, dando lugar, generalmente, a un estado de insatisfacción o malestar subjetivo. Dicho malestar es secundario a la sucesión de comportamientos de aplazamiento, siendo las manifestaciones conductuales de la procrastinación las que provocan el ánimo negativo, y no al revés (Milgram, citado por Galarregi, Keegan, 2012).
Esta conducta de postergar actividades ha sido abordada desde diversas perspectivas y definiciones a lo largo del tiempo, proponiendo distintas clasificaciones dentro de este fenómeno. Algunos autores distinguen dos tipos de procrastinadores: situacionales y crónicos. En este sentido, la prevalencia varía según la generalización de los aplazamientos a distintas áreas. Por otro lado, también se identifican dos tipos de procrastinación crónica: ‘por activación’, donde la persona busca experimentar una sobrecarga de energía al esperar hasta el último momento; y ‘por evitación’, en la cual se posterga una tarea debido a su aversión y temor al fracaso. Estas perspectivas resaltan la complejidad de la procrastinación, ofreciendo un abordaje multidimensional (Galarregi, Keegan, 2012).
Desde la teoría del aprendizaje, se argumenta que la procrastinación se mantiene por reforzamiento negativo, donde la persona evita situaciones aversivas. Por otro lado, el enfoque cognitivo-conductual destaca las distorsiones de pensamiento que acompañan a los procrastinadores, como el negativismo hacia sí mismo y distorsiones relacionadas con la autoimagen. En términos motivacionales, la procrastinación se ha interpretado como una lucha entre tareas, donde la persona evita una tarea aversiva sustituyéndola por otra con refuerzo más inmediato. Asimismo, se ha explorado la procrastinación desde un punto de vista positivo, sugiriendo que algunas personas la experimentan como un emocionante desafío, sintiendo que trabajan mejor bajo presión (Cid, 2015).
¿Cómo se relacionan el perfeccionismo y la procrastinación?
La relación entre el perfeccionismo y la procrastinación ha sido objeto de debate y análisis en la literatura científica. Por un lado, algunos investigadores concluyen que hay poca asociación entre estos fenómenos. Sin embargo, otras investigaciones sugieren que los procrastinadores exhiben características cognitivas asociadas con el perfeccionismo, como la tendencia a enfatizar la importancia del éxito constante y autoimponerse exigencias poco realistas. Así mismo, existen autores que incluso sugieren que la procrastinación puede ser una expresión del perfeccionismo (Cid, 2015). La realidad, en este sentido, es que la relación entre perfeccionismo y procrastinación es extremadamente compleja, y depende de cómo se conceptualizan estas dimensiones en los estudios y del contexto en el que son examinadas.
Al analizar estos trabajos es posible darnos cuenta que la naturaleza adaptativa o ‘maladaptativa’ del perfeccionismo, así como la presencia de ansiedad, parecen jugar un papel crucial en la dinámica entre estas dos variables. De esta manera, se ha observado que el perfeccionismo desadaptativo, caracterizado por altos estándares y autoexigencias poco realistas, puede incrementar la ansiedad en situaciones de desempeño, activando sentimientos negativos y convirtiendo las tareas en estímulos aversivos. Esta ansiedad puede generar una conducta evitativa, como la procrastinación, que consiste en el aplazamiento transitorio de tareas generadoras de ansiedad (Furlan, Martínez, 2022).
Por otro lado, aunque la procrastinación se relaciona positivamente con aspectos maladaptativos del perfeccionismo; los aspectos adaptativos de este fenómeno pueden tener una relación negativa o nula con la procrastinación, ya que las y los perfeccionistas adaptativos buscan el logro, esperan el éxito y experimentan orgullo al alcanzar sus metas, demostrando habilidades de autorregulación y gestión del tiempo efectivas (Kurtovic, Vrdoljak, Idzanovic, 2019).
Perfeccionismo y procrastinación en el ámbito académico
El perfeccionismo y la procrastinación son fenómenos ampliamente estudiados en el ámbito académico, y su interrelación puede tener profundas implicaciones para el rendimiento y el bienestar de las y los estudiantes.
La procrastinación académica es un fenómeno común entre estudiantes universitarios, afectando a aproximadamente entre el 70% y el 95% de esta población. Este comportamiento se manifiesta en diversas actividades académicas, como la preparación para exámenes, la escritura de ensayos y la lectura semanal. Este fenómeno se asocia con el miedo al fracaso y la aversión a las tareas académicas (Galarregi, Keegan, 2012). En este sentido, la ansiedad ante los exámenes, alimentada por creencias perfeccionistas, puede generar un círculo vicioso donde la procrastinación aumenta la preocupación por el fracaso, dificultando el éxito en la evaluación. Este fenómeno se refleja en la elevada ansiedad experimentada por estudiantes que procrastinan al final del semestre (Furlan, Martínez, 2022).
Así mismo, el perfeccionismo está presente en aproximadamente el 70% de la población universitaria. Las personas perfeccionistas se caracterizan por altos estándares de rendimiento, una excesiva preocupación por el éxito académico y el temor al fracaso. Esta búsqueda constante de la perfección puede llevar a comportamientos meticulosos en el estudio y a la postergación de situaciones de evaluación, afectando la autoeficacia académica (Furlan, Martínez, 2022).
Por su parte, la relación entre el perfeccionismo y la procrastinación se evidencia en varios estudios. Por un lado, la tendencia a posponer tareas se relaciona negativamente con la exigencia personal y la puntuación total de perfeccionismo. Sin embargo, hay diferencias entre perfeccionistas adaptativos y desadaptativos. Mientras que los primeros, con altos estándares y baja discrepancia, tienden a no postergar tareas, los segundos, con preocupación por los errores y dudas sobre las acciones, muestran una correlación positiva con la procrastinación académica (Piña, 2021).
Perfeccionismo y procrastinación en el trabajo
Contradiciendo a aquellas investigaciones que concluyen que la población estudiantil es la más propensa a procrastinar, existen otros estudios que señalan que las y los trabajadores exhiben una media de procrastinación más elevada que las y los estudiantes (Cid, 2015). Esta incompatibilidad de resultados podría deberse a las distintas demandas presentes en cada entorno, lo que llevaría a postergar distintos tipos de tareas.
Las y los estudiantes, al postergar tareas, no suelen poner en riesgo su sustento vital, a diferencia de las y los trabajadores que enfrentan consecuencias más inmediatas en su ámbito laboral. Esta distinción sugiere que, mientras que en la escuela es posible postergar actividades cotidianas, las personas podrían resistirse a procrastinar en el ámbito profesional, dada la posible amenaza de repercusiones adversas.
Así mismo, la extensa jornada de trabajo y los elevados niveles de estrés en el entorno laboral podrían ser factores influyentes en las conductas de procrastinación. De esta manera, el estrés laboral, a menudo, llevaría a postergar tareas cotidianas, priorizando el escaso tiempo libre disponible para el descanso (Cid, 2015).
De igual manera, la relación entre el perfeccionismo y la procrastinación en el ámbito laboral también se distingue de aquella presente en el área académica. Esto se debe a que el aplazamiento de tareas en personas que trabajan no suele deberse a dudas sobre la planificación, o por ansiedad sobre la ejecución. Por el contrario, la procrastinación en el trabajo suele adoptar un enfoque activo; priorizando tareas más urgentes y relevantes, y posponiendo actividades menos apremiantes (Cid, 2015). Es decir, procrastinando en lo menos importante, en favor del perfeccionamiento de lo más necesario.
Salud mental, perfeccionismo y procrastinación
La relación entre perfeccionismo, procrastinación y salud mental ha sido objeto de numerosos estudios que han revelado vínculos significativos con diversas problemáticas clínicas. En particular, el perfeccionismo se ha identificado como un factor de riesgo importante en el desarrollo de la depresión, evidenciando que a medida que los niveles de perfeccionismo aumentan, la asociación con la ansiedad y el ánimo depresivo se vuelve más sólida. De igual manera, dimensiones específicas de perfeccionismo han demostrado interactuar con el estrés general, contribuyendo al aumento de la sintomatología depresiva y el afecto negativo. Cabe señalar, además, que cuando el perfeccionismo se manifiesta de manera insana desde la infancia, puede generar dificultades manifiestas en la edad adulta, incluyendo ansiedad, depresión, trastornos alimenticios u obsesivos-compulsivos, agresividad e insomnio (Galarregi, Keegan, 2012; Piña, 2021)
Por su parte, la procrastinación ha sido asociada con diversas características de personalidad y problemas clínicos, como baja autoestima, falta de confianza, impulsividad y depresión. Este comportamiento, aunque común en la sociedad, afecta significativamente a un porcentaje sustancial de personas, quienes lo consideran un problema importante que les genera dificultades personales, laborales y económicas (Galarregi, Keegan, 2012; Cid, 2015).
Como ya se ha mencionado, en el ámbito académico, la procrastinación se asocia con niveles elevados de estrés, problemas de salud y un menor bienestar general. Las y los estudiantes que procrastinan experimentan niveles significativos de estrés psicológico y angustia, particularmente al enfrentar la presión de completar tareas en el último minuto, generando una discrepancia entre sus intenciones y acciones. Esta relación negativa entre la procrastinación y el bienestar psicológico se extiende también al ámbito laboral, donde se ha encontrado que la procrastinación impacta negativamente en el bienestar psicológico de las y los trabajadores, causando malestar y disminuyendo su sensación general de bienestar (Cid, 2015).
Utilidad del estudio del perfeccionismo y la procrastinación
La investigación sobre la relación entre el perfeccionismo y la procrastinación, y su impacto en el desempeño académico y el malestar psicológico, presenta una utilidad significativa en la comprensión de estas complejas dinámicas. El análisis de estas variables puede aportar valiosa información que contribuya a la discusión sobre la naturaleza multidimensional del perfeccionismo y la importancia de distinguir entre perfeccionistas adaptativos y desadaptativos (Galarregi, Keegan, 2012).
Además, al estudiar la relación entre el perfeccionismo y la procrastinación, se abren nuevas perspectivas para comprender cómo estos fenómenos interactúan y afectan a los individuos. La diferenciación entre sujetos perfeccionistas adaptativos, aquellos que establecen altos estándares, pero mantienen la flexibilidad, y perfeccionistas desadaptativos, quienes experimentan niveles elevados de ansiedad y malestar, puede ser crucial para diseñar intervenciones psicológicas específicas (Cid, 2015; Galarregi, Keegan, 2012).
El estudio de estas dimensiones en el desempeño académico ha demostrado ser muy valioso, ya que se ha encontrado que tanto el perfeccionismo como la procrastinación están asociados con problemas en el rendimiento escolar. Comprender cómo estos factores influyen en la productividad y el logro de metas en el contexto académico puede ser fundamental para el diseño de estrategias educativas más efectivas.
Por otro lado, al considerar que la procrastinación no es simplemente una elección consciente, sino que está asociada con emociones negativas como la ansiedad o el miedo al fracaso, se destaca la relevancia de explorar factores cognitivos que puedan explicar qué impulsa a los estudiantes a procrastinar. Así mismo, dimensiones como el perfeccionismo emergen como posibles variables que pueden prever la procrastinación, proporcionando un terreno fértil para intervenciones psicológicas específicas (Kurtovic, Vrdoljak, Idzanovic, 2019).
Referencias:
- Cid, M. (2015). Perfeccionismo, autorregulación, autoeficacia y bienestar psicológico en la procrastinación. Facultad de Ciencias Humanas y Sociales, Máster Universitario en Psicología General Sanitaria, Universidad Pontificia Comillas. repositorio.comillas.edu
- Furlan, L., Martínez, G. (2022). Intervención en un caso de ansiedad ante exámenes, perfeccionismo desadaptativo y procrastinación. Revista Digital de Investigación en Docencia Universitaria, volumen (17), número (1).scielo.org.pe
- Galarregi, M., Keegan, E. (2012). Perfeccionismo y procrastinación: relación con desempeño académico y malestar psicológico. Estado del arte. V Congreso Internacional de Investigación y Práctica Profesional en Psicología XIX Jornadas de Investigación VIII Encuentro de Investigadores en Psicología del MERCOSUR. Facultad de Psicología, Universidad de Buenos Aires. aacademica.org
- Kurtovic, A., Vrdoljak, G., Idzanovic, A. (2019). Predicting Procrastination: The Role of Academic Achievement, Self-efficacy and Perfectionism. International Journal of Educational Psychology: IJEP, volumen (8), número (1). dialnet.unirioja.es
- Piña, H. (2021). Procrastinación Académica, Perfeccionismo y Autoeficacia Académica en Estudiantes del C. U. UAEM Atlacomulco: Tesis. Universidad Autónoma del Estado de México Centro Universitario UAEM Atlacomulco. uaemex.mx
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