Robert Spitzer, el DSM-III y la homosexualidad ‘desestigmatizada’

Robert Spitzer influyó de manera definitiva en la forma en que los trastornos mentales son clasificados hoy en día, y logró que la homosexualidad ya no fuera diagnosticada como una enfermedad.

El doctor Robert L. Spitzer, es indudablemente uno de los psiquiatras más influyentes de su generación. Dentro del ámbito clínico, dirigió un movimiento importante para categorizar de manera más rigurosa los trastornos mentales para el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM) de la Asociación Americana de Psiquiatría. De esta manera, el trabajo de Spitzer proporcionó a la psiquiatría su primer conjunto de estándares rigurosos para describir enfermedades en este campo, ofreciendo un marco para el diagnóstico, la investigación y las decisiones legales, al tiempo que sirvió como un lenguaje común para el eterno debate social sobre dónde trazar la línea entre el comportamiento normal y anormal (Carey, 2015; Starr, 2015).

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No obstante, su impacto trasciende más allá de la mera clasificación de enfermedades mentales. Quizás su legado más duradero radica en su exitoso esfuerzo por dejar de tratar la homosexualidad como una enfermedad. Como miembro de la APA, Spitzer desempeñó un papel crucial en el proceso que llevó a la eliminación del diagnóstico de homosexualidad de los DSM en 1973, un hito significativo en la historia de la psiquiatría y los derechos LGBTQ+ (Drescher, 2003).

A continuación, analizaremos la vida y obra de Robert Spitzer, con el fin de comprender mejor la manera en que este psiquiatra americano transformó la comprensión y el tratamiento de los trastornos mentales y la diversidad sexual, de manera definitiva.

¿Quién fue Robert Spitzer?

Robert Leopold Spitzer nació en 1932, en White Plains, Nueva York.

Desde temprana edad, Spitzer mostró interés por la psicología y la psiquiatría. Durante la escuela secundaria, se involucró en sesiones de análisis por cinco dólares, aunque pronto se volvió escéptico hacia el psicoanálisis debido a experiencias con terapias poco convencionales, como el ‘acumulador de orgón’ propuesto por Wilhelm Reich. Esta desconfianza hacia el psicoanálisis lo acompañaría a lo largo de su vida profesional.

Después de obtener su título de bachiller en psicología en la Universidad de Cornell, y su doctorado en medicina en la Escuela de Medicina de la Universidad de Nueva York en 1957, Spitzer continuó su formación médica de manera convencional.

A lo largo de su residencia y formación como psiquiatra, Spitzer se destacó por su enfoque multifacético. Por un lado, publicó tres artículos en una revista altamente calificada mientras aún era estudiante de medicina. Además, combinó su entrenamiento clínico con una beca de investigación en biometría y se capacitó en procesamiento de datos y programación informática. A pesar de su temprana inclinación hacia el psicoanálisis, Spitzer se distanció gradualmente de esta disciplina, explorando la terapia conductual, e involucrándose cada vez más en la evaluación de tratamientos psiquiátricos. Esta transición lo llevó a una carrera prolífica en la Universidad de Columbia, donde pasó la mayor parte de su vida profesional.

La carrera de Robert Spitzer se caracterizó por desafiar las normas establecidas e involucrarse en polémicas, que le ganaron tanto el reconocimiento, como el rechazo de diversos sectores de la sociedad. Un rasgo del que siempre se expresó orgulloso.

Finalmente, en 2015, Spitzer muere de una complicación cardiaca tras haber padecido Parkinson por varios años (Drescher, 2003; Starr, 2015; Vemana, 2015).

Eliminación de la homosexualidad como un trastorno mental

El papel de Robert Spitzer en la ‘desestigmatización’ de la homosexualidad como una enfermedad fue un hito crucial en la historia de la psiquiatría y los derechos LGBTQ+.

El primer paso en este proceso se produjo después de los disturbios de Stonewall, en 1969, cuando activistas gais protestaron contra las terapias inhumanas utilizadas para ‘curar’ la homosexualidad. A pesar de que Spitzer inicialmente creía que la homosexualidad era una enfermedad, se comprometió a escuchar a los activistas y a considerar sus argumentos. Esta experiencia lo llevó a cuestionar sus propias creencias y a abrirse a la posibilidad de un cambio.

En 1973, Spitzer organizó un panel en la conferencia de la APA en Honolulu, donde se presentaron argumentos tanto a favor como en contra de la inclusión de la homosexualidad como una enfermedad en el DSM-II. Después de este debate, Spitzer se convenció de que la homosexualidad no debía ser considerada una enfermedad si las y los homosexuales estaban felices con su orientación sexual.

Para llegar a un compromiso, Spitzer propuso reemplazar la categoría de homosexualidad en el DSM-II con ‘homosexualidad egodistónica’, una condición en la que las personas están insatisfechas con su orientación sexual. Aunque este compromiso no eliminó por completo la estigmatización, representó un paso significativo hacia la eliminación de la homosexualidad como una enfermedad mental.

A partir de este logro, Spitzer trabajó arduamente para persuadir a los miembros de la Asociación Americana de Psiquiatría de aceptar el cambio, enfrentándose a la oposición de algunos colegas prominentes. Su estrategia política resultó exitosa, con la mayoría de los miembros votando a favor de la eliminación de la homosexualidad como una enfermedad mental (Drescher, 2003; Vemana, 2015).

El DSM-III y la clasificación de las enfermedades mentales

Nombrado presidente del Grupo de Trabajo sobre Nomenclatura y Estadísticas de la Asociación Americana de Psiquiatría en 1974, Spitzer asumió un papel de liderazgo en la elaboración del DSM-III, publicado en 1980. Este manual se convirtió en la clasificación autoritaria de los trastornos mentales para las y los profesionales de la salud mental, tanto en Estados Unidos como internacionalmente.

Su determinación fue fundamental en el proceso de elaboración del DSM-III. Convencido de la necesidad de establecer un lenguaje común para describir las enfermedades mentales, Spitzer lideró un esfuerzo sin precedentes para revisar y mejorar la clasificación existente. Para ello, reunió a psiquiatras comprometidos con el enfoque basado en datos y la descripción precisa de los trastornos mentales, resultando en una revisión exhaustiva y detallada del DSM.

Durante las caóticas reuniones del Grupo de Trabajo, se propusieron y debatieron nuevas clasificaciones de trastornos, muchas de las cuales fueron incorporadas directamente en el DSM-III. Antiguas condiciones ampliamente definidas fueron desglosadas en trastornos más específicos, adoptando términos clínicos en lugar de términos cargados de juicio. Este enfoque riguroso y basado en datos se reflejó en la inclusión de nuevas condiciones como el trastorno de pánico, la fobia social y el trastorno de ansiedad generalizada.

Spitzer se enfrentó a intensas controversias durante este proceso, especialmente en casos como la inclusión del tabaquismo como trastorno de dependencia. A pesar de las críticas y la resistencia de algunos sectores, Spitzer defendió firmemente sus decisiones, utilizando pruebas y argumentos convincentes para respaldar sus clasificaciones.

El impacto del DSM-III se extendió más allá de su publicación, sentando las bases para futuras revisiones y estableciendo un estándar para la clasificación de trastornos mentales basada en criterios rigurosos y bien definidos (Drescher, 2003; Vemana, 2015).

Estudio sobre las ‘terapias de conversión’

A principios de siglo, la cancelación por motivos políticos de un simposio que enfrentaría grupos en favor y en contra de las ‘terapias de conversión’, despertó el interés del Spitzer en este tema; decidiendo investigar los efectos de estos procesos, en aquellas y aquellos que eran sometidos a ellas. Una resolución que ensombrecería la carrera del psiquiatra americano.

El estudio se tituló: ‘Can Some Gay Men and Lesbians Change Their Sexual Orientation?’, y se presentó en la reunión anual de la APA, en 2001. En él, Spitzer argumentaba que, algunos individuos que se sometieron a ‘terapias reparativas’ afirmaron haber experimentado un cambio de orientación sexual, de predominantemente homosexual, a predominantemente heterosexual (Spitzer, 2003). Sin embargo, esta investigación recibió críticas significativas, tanto por su metodología como por sus conclusiones.

Además, la APA emitió un comunicado oficial desaprobando el estudio de Spitzer, señalando que no había sido revisado por pares y afirmando que no existía evidencia científica publicada que respaldara la eficacia de la ‘terapia reparativa’. A pesar de esto, el estudio fue finalmente publicado en Archives of Sexual Behavior dos años después, generando controversia y críticas adicionales.

En una entrevista realizada en 2012, Spitzer admitió haber pedido la retractación del estudio, afirmando que estaba de acuerdo con sus críticos, pero que el editor declinó su solicitud. También se disculpó públicamente por el mismo, describiéndolo como su único arrepentimiento profesional (Vemana, 2015).

Desafortunadamente, desde su creación, el estudio de Spitzer ha sido malinterpretado en ocasiones para respaldar agendas políticas y discriminación contra la comunidad LGBTQ+ (Drescher, 2003).

Valor del trabajo de Robert Spitzer

El trabajo de Robert Spitzer ha dejado un legado significativo en la ciencia, la atención clínica de los trastornos mentales y la sociedad en general. A pesar de las numerosas controversias en las que estuvo involucrado, Spitzer es considerado uno de los psiquiatras más influyentes del siglo XX.

Uno de sus logros más destacados fue la eliminación del término ‘homosexualidad’ del DSM-II en 1973, un hito histórico en la lucha contra la estigmatización psiquiátrica de la diferencia. De esta manera, su dedicación y determinación fueron fundamentales para abrir camino hacia la eliminación del estigma asociado a la homosexualidad, lo que eventualmente condujo a la legalización del matrimonio homosexual y a la criminalización de la discriminación contra las personas homosexuales, y eventualmente LGBTQ+. Sin su intervención, es posible que la homosexualidad aún fuera considerada un trastorno mental.

Además, Spitzer desempeñó un papel crucial en la revitalización de la psiquiatría en la década de 1970, en un momento en que la disciplina enfrentaba una crisis y críticas generalizadas. Su trabajo revolucionario culminó con la publicación del DSM-III, que buscaba establecer uniformidad en el diagnóstico de las enfermedades psiquiátricas. Antes de la llegada del DSM-III, estas guías diagnósticas tenían una influencia limitada, pero bajo el liderazgo de Spitzer, se convirtieron en herramientas fundamentales que moldearon la cultura y el mundo contemporáneo (Vemana, 2015).

Conclusión

En conclusión, la figura de Robert Spitzer emerge como una figura innegablemente influyente en el campo de la psiquiatría del siglo XX, cuyo legado perdurará por generaciones. De esta manera, sus contribuciones trascienden las divisiones y discrepancias, dejando un impacto indeleble en la atención clínica de los trastornos mentales y la sociedad en su conjunto.

Desde su liderazgo en la eliminación de la homosexualidad como trastorno mental, hasta su papel fundamental en la creación del DSM-III, Spitzer desafió las normas establecidas y buscó unificar la comprensión y el abordaje de los trastornos psiquiátricos. Su trabajo incansable allanó el camino hacia la igualdad y la justicia social para las personas LGBTQ+, mientras que su visión transformadora revolucionó la práctica de la psiquiatría, estableciendo estándares rigurosos y un lenguaje común para el diagnóstico y tratamiento de las enfermedades mentales.

Aunque su carrera estuvo marcada por altibajos y críticas, el legado de Spitzer perdura como un recordatorio de la importancia de la dedicación, la perseverancia y el compromiso con el avance del conocimiento y el bienestar humano. Su trabajo continúa inspirando a las generaciones futuras a desafiar las convenciones, buscar la verdad científica y abogar por la igualdad y la inclusión en todas las facetas de la vida. En última instancia, Robert Spitzer será recordado como un pionero audaz cuya influencia perdura más allá de su tiempo.

Referencias:

  • Carey, B. (2015). Robert Spitzer, 83, Dies; Psychiatrist Set Rigorous Standards for Diagnosis. The New York Times. nytimes.com
  • Drescher, J. (2003). An interview with Robert L. Spitzer, MD. Journal of Gay & Lesbian Mental Health, volumen (7), número (3), pp. 97-111. researchgate.net
  • Spitzer, R. (2003). Can Some Gay Men and Lesbians Change Their Sexual Orientation? 200 Participants Reporting a Change from Homosexual to Heterosexual Orientation. Archives of Sexual Behavior, volumen (32), pp. 403-417. springer.com
  • Starr, A. (2015). Psychiatrist Who Played Major Role in Destigmatizing Homosexuality Dies. NPR: The Two Way. npr.org
  • Vemana, N. (2015). Robert Spitzer. Telangana Journal of Psychiatry, volumen (1), número (1), pp. 59-62.journals.lww.com
R. Mauricio Sánchez
R. Mauricio Sánchez
Licenciado en Psicología por la Facultad de Ciencias de la Conducta de la UAEMex (México). Experiencia docente y en atención clínica en entidades privadas y públicas, como el Instituto de la Seguridad Social. Editor adjunto y redactor especializado en Psicología en Mente y Ciencia.

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R. Mauricio Sánchez
R. Mauricio Sánchez
Licenciado en Psicología por la Facultad de Ciencias de la Conducta de la UAEMex (México). Experiencia docente y en atención clínica en entidades privadas y públicas, como el Instituto de la Seguridad Social. Editor adjunto y redactor especializado en Psicología en Mente y Ciencia.