La ciudad es el espacio de socialización por excelencia de las sociedades actuales. Desde el inicio del capitalismo ha habido una concentración masiva de población en torno a las ciudades. El conjunto de movimientos migratorios de zonas rurales hacia núcleos urbanos industriales que se inició en la segunda mitad del siglo XVIII fue bautizado como éxodo rural. Un movimiento migratorio que hoy en día aún sigue en cierta manera, ya que las tendencias de la mayoría de países en su movilidad interior sigue siendo la concentración de la población hacia los núcleos urbanos (Bladimir, 2005). En este sentido, la sociología urbana se erige como una herramienta fundamental para el estudio de la vida, la convivencia y los procesos de socialización en las ciudades.
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La sociología urbana y el surgimiento del urbanismo moderno
Los estudios urbanos trasladan el surgimiento del urbanismo moderno hacia los años posteriores a la Segunda Guerra Mundial. Después de la catástrofe generada en cuanto a destrucción de ciudades y espacios urbanos, surgió una demanda disparada de viviendas en los países más afectados por dicho conflicto bélico: Francia, Alemania, Gran Bretaña y la Unión Soviética (Busquet, 2014).
La sociología urbana tuvo un amplio abanico de objetos de estudio a partir de esta época, pues se lanzaron gran cantidad de proyectos urbanísticos a escala masiva para cubrir la gran demanda de vivienda descrita.
De esta forma, la solución de los estados para enfrentarse a dicha demanda provocada no solo por la destrucción sino también por el denominado Baby Boom de los años cincuenta y sesenta, fue apostar por la construcción de grandes bloques de viviendas de bajo coste, buscando así eficiencia, eficacia y poder hacer llegar a gran parte de la población una vivienda (Busquet, 2014).
Sin embargo, como la sociología urbana estudiaría en las próximas décadas, estos proyectos urbanísticos de modelos generales de viviendas traerían problemáticas sociales en cuanto a convivencia, socialización y pérdida de lazos comunitarios (Busquet, 2014).
Dos casos de estudio de la sociología urbana
Grands ensembles franceses
Los denominados grands ensembles franceses es uno de los casos más conocidos estudiado por la sociología urbana. Este modelo de urbanismo se empezó a construir sobre los años 50 y 60, siendo también adoptado por la Unión Soviética. Los grands ensembles consistían en la construcción de grandes bloques verticales; los denominados edificios colmena. Un estilo arquitectónico que también se adoptó por muchas otras ciudades del mundo para el diseño y construcción de los barrios obreros de la segunda mitad del siglo XX (Busquet, 2014).
El conocido sociólogo urbano Chombart de Lauwe, realizó exhaustivos estudios sobre estos espacios urbanos, advirtiendo de como este ejemplo de urbanismo tenía todas las características para convertirse en un gueto. Chombart de Lauwe argumentó en su investigación urbana como estos bloques ofrecían un enclave aislado y descontextualizado, eliminando los espacios sociales y las redes de vecindad, sobre todo a causa de su disposición vertical e individualizadora que podía provocar una percepción de desarraigo social (Kaës, 2009).
Estos edificios fueron habitados en Francia en un primer lugar por las clases medias y bajas de la ciudad. No obstante, con el paso del tiempo, la gente que pudo se mudó a zonas mejores y, como apuntaba Chombart de Lauwe, se acabaron convirtiendo en guetos, donde las clases más precarizadas y de origen inmigrante se fueron asentando en un contexto de aislamiento, estigmatización y abandono social por parte del resto de la sociedad (Kaës, 2009).
No es en vano apuntar como en la actualidad, Francia presenta una gran problemática en cuanto a dichos espacios, los cuales se han convertido en enclaves urbanos sumergidos en problemáticas como la criminalidad, vandalismo, tráfico de drogas, desempleo, pobreza, exclusión social y falta de servicios públicos (Kaës, 2009).
Suburbio norteamericano
Por otro lado, existe otro ejemplo altamente estudiado por la sociología urbana; el suburbio norteamericano. Una operación urbanística del mismo carácter que los Grands ensembles iniciada en Estados Unidos también en los años cincuenta y sesenta. Lo curioso de este modelo urbanístico es que, aunque totalmente contrario al modelo europeo, también generó problemáticas sociales graves (Busquet, 2014).
El suburbio norteamericano se caracterizaba por las casas individuales, adosados de planta baja que formaban un gran grupo de viviendas unifamiliares y que ocupaban una basta cantidad de terreno a nivel horizontal. Precisamente esta disposición hacía que muchas de estas ciudades se tuvieran que hacer alejadas de los centros de trabajo, siendo por tanto el automóvil una pieza fundamental para el funcionamiento de la vida social, económica y productiva (Mawromatis, 2002).
Otra característica que no pasó desapercibida para la sociología urbana fue el diseño estandarizado y separado de los barrios dependiendo del nivel de renta. Es decir, había modelos estandarizados de viviendas dependiendo del nivel adquisitivo, esto propició una segregación radical a nivel económico, afectando de manera directa a la segregación socioespacial de las comunidades; las personas ricas vivían con las ricas, la clase media con la clase media y la clase baja con la clase baja. La heterogeneidad se vio gravemente afectada por este hecho (Mawromatis, 2002).
Además, los espacios públicos se vieron sustituidos por los centros comerciales, lugares que pasaron a ser el centro de socialización por excelencia de la sociedad norteamericana. La sociología urbana estudió como este modelo urbano y su socialización derivada era clave para entender la consolidación del modo de vida americano, donde el papel del trabajador recaía sobre el hombre y el de las funciones domésticas y del hogar recaía sobre la mujer (Jane Jacobs, 1978).
Los White Americans y la segregación étnica
La propia sociología urbana apuntaba como a causa de esta disposición en los espacios urbanos había surgido una identidad colectiva o grupal que antes no existía, los denominados White Americans, los cuales se diferenciaban de manera clara sobre las comunidades afroamericanas y posteriormente de latinoamericanas. Este proceso descrito es clave para entender como la fisionomía urbana acaba afectando y condicionando los problemas de convivencia que se pueden desarrollar en un futuro.
No en vano, Estados Unidos es uno de los países desarrollados con una problemática de convivencia étnica y cultural más agravada del mundo (Jane Jacobs, 1978).
El peligro de un contexto social conflictivo entre las diferentes comunidades que eran separadas por dicho modelo urbano ya fue estudiado por la sociología urbana a partir del año 1960 hasta la actualidad.
Las aportaciones de la sociología urbana
En general, la sociología urbana ha avisado en sus estudios con un gran acierto cómo modelos urbanos de la tipología de los grands ensembles o el suburbio norteamericano pueden traer problemáticas asociadas a la destrucción de las comunidades y las redes de socialización. Además, existe la demanda por parte de la sociología urbana más crítica de la necesidad de abordar un urbanismo sostenible, el cual pueda recrear espacios de convivencia y pueda facilitar un acceso igualitario de servicios (Jane Jacobs, 1978).
La tendencia a retirarse de los espacios públicos hacia islas de uniformidad se convierte, con el tiempo, en el mayor obstáculo a la convivencia con la diferencia, porque hace que las aptitudes para el diálogo y la negociación languidezcan y se acaben perdiendo (Bauman, 2006: 105).
Conclusión
En definitiva, las ciudades y su fisionomía urbana demuestran cómo son un espacio practicado donde se pueden observar, estudiar y conocer los fenómenos sociales. Unos fenómenos sociales que en ocasiones derivan en problemáticas altamente ligadas a estos espacios urbanos, su arquitectura y sus condiciones espaciales, condiciones que influyen en nuestras sociedades de manera fundamental. Es precisamente por este motivo por el cual la sociología urbana se presenta como una de las subdisciplinas más interesantes de las ciencias sociales, pues sus estudios son muy útiles para la elaboración de espacios de convivencia y socialización a través de una gestión de los enclaves urbanos que tenga en cuenta una mirada psicosocial.
Referencias:
- Bladimir, G. Michel (2005). La historia de la ciudad… es la de sus espacios públicos. Arquitectura y Urbanismo, XXVI (1),7-15. redalyc.org
- Busquet, Grégory (2014). La sociología urbana francesa y la evolución de las políticas urbanas de los años 1960 a los años 1980: ¿Porosidades, impermeabilidades o afinidades electivas? EMPIRIA. Revista de Metodología de las Ciencias Sociales, (27),121-136. redalyc.org
- Jacobs, Jane (1978). Vida y Muerte de las grandes ciudades norteamericanas. Capitan Swing Libros S.L. Madrid.
- Mawromatis Pazderka, C. (2002). Movilidad en los suburbios dispersos y el Nuevo Urbanismo en los Estados Unidos de América: ¿Importación irreflexiva desde Chile? repositorio.uchile.cl
- Kaës, René (2006) “Vivir en grandes complejos (extracto)”. Cuadernos de investigación arquitectónica y urbana 24/25 | 2009, 161-172.
- Zygmunt Bauman (2006), Vida Líquida. Editorial Austral.