Sueño y cerebro ¿Por qué necesitamos dormir?

El sueño, como proceso biológico, sigue suscitando un enorme interés. ¿Qué sabemos y qué nos queda por saber sobre el cerebro y el sueño?

Desde tiempos antiguos, cuando el ser humano comenzó a interesarse por sus procesos físicos y cognitivos, el sueño ha sido sujeto de múltiples preguntas y teorías; ya sea el acto de dormir, el contenido onírico, y más tarde, el papel del cerebro en el proceso fisiológico del sueño.

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Desarrollo de las teorías

Los griegos, egipcios, mayas y otras civilizaciones antiguas formularon sus teorías, muchas de ellas acercándose a lo mágico y místico. Incluso, se pensaba que se reducía y desaparecía la función cerebral (Aguilar et al, 2017). Freud por su parte, al publicar en 1900 su manual de interpretación de los sueños propuso una teoría según la cual, mediante los sueños, los seres humanos pueden explorar aquellos deseos inconscientes que no serían posibles de realizar en el mundo consiente (Sierra, 2009).

Sin embargo, con los avances en ciencia y tecnología, se han desarrollado herramientas que nos han permitido acercarnos mucho más a la realidad de lo que ocurre cuando dormimos, identificando correlatos entre el sueño y el cerebro. 

¿Qué es dormir?

Actualmente, se considera que dormir es un proceso fisiológico como cualquier otro, que tiene una vital importancia en la salud de cada individuo. Mientras dormimos, ocurren muchas cosas en nuestro cuerpo, por ejemplo: disminuye la conciencia y respuesta frente estímulos externos; además el sueño es un proceso fácilmente reversible, es decir, despertar es fácil; está estrechamente relacionado con la inmovilidad y la relajación muscular; se presenta de forma circadiana -ciclos diarios-; y la privación de sueño altera el funcionamiento emocional, físico y cognitivo (Lira y Custodio, 2018).

El sueño es considerado como uno de los estados fisiológicos del cuerpo, imprescindible para la vida humana, y, aunque implica una disminución de la alerta, constituye un espacio de integración completa de la actividad cerebral (Aguilar et al, 2017). Ha sido posible establecer las funciones del sueño, dentro de las que se encuentran: recuperación de energía, regulación de la actividad eléctrica en la corteza cerebral, eliminación de radicales libres, regulación de la temperatura, regulación de procesos endocrinos y metabólicos, homeóstasis sináptica, consolidación de la memoria, activación del sistema inmunológico, entre otras (Lira y Custodio, 2018). Es por estas razones que no dormir puede ser tan peligroso, pues se dejan de realizar procesos vitales que no se pueden llevar a cabo durante la vigilia.

Fases del sueño

En las noches, mientras dormimos, se pueden apreciar dos estados principales, cada uno de los cuales tiene un proceso fisiológico diferente. Tenemos una fase NREM -Not rapid eyes movement-, donde se pueden apreciar las ondas cerebrales lentas, y es fundamental para los procesos de memoria y aprendizaje; y una fase REM -Rapid eyes movement- siendo esta más corta, pero de mayor actividad cerebral y mayor nivel de ondas rápidas (Aguilar et al, 2017).

Estos dos estados se presentan durante diferentes fases. La primera de ellas es una transición de la vigilia al sueño. Luego, mientras se profundiza, disminuye la actividad cerebral, en donde aparecen patrones específicos de actividad que se denominan husos de sueño complejos K; en este momento disminuyen también la temperatura corporal y la frecuencia cardíaca. En la tercera fase y cuarta fase, se hacen mucho más lentas las ondas cerebrales, lo cual se conoce como sueño lento (NREM). Finalmente, en la quinta fase, aparece el sueño REM o sueño paradójico, denominado de esta forma porque se presenta una disminución significativa en el tono muscular, pero la respiración y ritmo cardiaco se incrementan, y puede haber activación genital (Carrillo et al, 2013).

Es en esta última etapa del sueño en la que soñamos, entendiendo los sueños como una actividad mental mientras estamos dormidos, en la que se presentan diversas sensaciones, que pueden llegar a ser improbables, y por lo general, van acompañadas de emociones (Trapu-Ustárroz, 2012). ¿Cuántas veces te has despertado enojado por algo que soñaste?, o por el contrario, ¿has tenido un gran día porque soñaste con algo que te hizo feliz?

Función del sueño

Se desconoce con certeza cual es la función de los sueños, sin embargo, en los últimos 100 años se han propuesto algunas teorías que intentan explicarlo (Trapu-Ustárroz, 2012):

  • Por medio de los sueños se pueden cumplir deseos que de forma consciente no es posible o sería inapropiado y contraproducente para el individuo.
  • Los sueños son la respuesta a una actividad neuronal aleatoria, carente de significado, y que cumple únicamente con un proceso fisiológico.
  • Los sueños contribuyen con los procesos de aprendizaje y memoria.
  • A través del sueño, el cerebro se libera de información poco útil.

Los sueños o ensueño: el contenido del sueño

Si recién en las últimas décadas hemos encontrado evidencias sobre los procesos que se desarrollan en el cerebro y que posibilitan el sueño; aún es incierta la función que desempeñan los sueños y el por qué de su contenido. En algunos estudios se ha llegado a afirmar que el contenido de los sueños siempre está relacionado con algo que percibimos de forma inconsciente -que no superó los filtros atencionales- en el día. Es decir, si vamos a poner gasolina a nuestro automóvil, es posible que, por un instante, miremos al conductor del coche de al lado, pero no lo registremos, y que este conductor aparezca en nuestro sueño pero pensemos que es desconocido. Por ahora, debemos esperar los resultados de los nuevos estudios que están aplicando la última tecnología disponible, como resonancias magnéticas funcionales, tractografías, tomografías, etc.

Mientras tanto, dulces sueños.

Referencias bibliográficas:

  • Aguilar, L. A. , Caballero, S., Ormera, V., Aquino, R., Yaya, E., Portuga, A., Gomez, J., Zavaleta, J. y Muñóz, A. (2017). Neurociencia del sueño: rol en los procesos de aprendizaje y calidad de vida. Apuntes ciencias sociales, 7 (2), 103-109. Recuperado de: pdfs.semanticscholar.org
  • Carrillo, P., Ramírez, J. y Magaña, K. (2013). Neurobiología del sueño y su importancia: antología para el estudiante universitario. Neurobiología del sueño, 56 (4), 5-15.
  • Lira, D. y Nilton, C. (2018). Los trastornos del sueño y su compleja relación con las funciones cognitivas. Revista Neuropsiquiatría 81 (1), 20-28
  • Sierra, M. L. (2009). Los sueños de Sigmund Freud. Historia y Grafía, 33, 85-111. Recuperado de: www.scielo.org.pe
  • Tirapu-Ustárroz, J. (2012). Neuropsicología de los sueños. Rev Neurol, 55 (2), 101-110.
Sandra Correa
Sandra Correa
Licenciada en Psicología por la Universidad El Bosque (Colombia). Máster en Neuropsicología clínica. Experiencia de trabajo como docente, neuropsicóloga y psicóloga clínica en diversas entidades y en centro propio. Redactora especializada en Neurociencias en Mente y Ciencia.

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Sandra Correa
Sandra Correa
Licenciada en Psicología por la Universidad El Bosque (Colombia). Máster en Neuropsicología clínica. Experiencia de trabajo como docente, neuropsicóloga y psicóloga clínica en diversas entidades y en centro propio. Redactora especializada en Neurociencias en Mente y Ciencia.