Dentro de la neurología y la neuropsicología, en ocasiones se presentan casos de muy baja prevalencia, considerados raros, no solo por la poca cantidad de personas que lo presentan, sino también por el conjunto de síntomas y signos. Uno ejemplo es el síndrome del acento extranjero, del cual se han reportado cerca de 100 casos en el último siglo (Mato et. al, 2018). En este las personas presentan un cambio en su acento no correspondiente con su lugar de residencia; es como si una persona latina un día comenzara a hablar como alguien nativo de España, o una persona estadounidense desarrollara involuntariamente un acento londinense.
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¿Qué es el Síndrome del Acento Extranjero?
En 1907, Pierre Marie describió por primera vez un síndrome neuropsicológico en una paciente parisina, quien después de sufrir un accidente cerebrovascular, comenzó a hablar con acento alsaciano. En este síndrome se reporta una alta presencia de déficits segmentarios y prosódicos, pero con parámetros fonológicos y reglas gramaticales del lenguaje materno dentro de la normalidad (Buentello-Garcia, et. al, 2011; Sosa, et.al, 2017).
De acuerdo con Buentello-Garcia y colaboradores (2011), el síndrome del acento extranjero puede caracterizarse clínicamente por los siguientes déficits:
- Segmentarios: alteración en los tiempos de pronunciación de las vocales o cambios y errores en la pronunciación de las consonantes.
- Prosódicos: cambios en el ritmo y entonación en palabras y frases, con una disminución en los tiempos de pronunciación entre sílabas o pobre transición entre palabras. Lo anterior se presenta junto con la inversión en la tonalidad de la frase e inserción de vocales.
- Anosognosia: desconocimiento de las alteraciones por parte del paciente.
¿Qué ocurre en el cerebro?
En la mayoría de los casos, este síndrome se presenta tras una lesión cerebral adquirida, secundaria a un trauma craneoencefálico, un evento cerebrovascular, esclerosis múltiple o similares. Con un daño predominante en el hemisferio dominante para el lenguaje; suele involucrar áreas frontales temporales y parietales y áreas subcorticales del hemisferio izquierdo, como el giro precentral y postcentral, área premotora, área motora suplementaria, cerebelo y ganglios basales (Buentello-Garcia, et. al, 2011). Sin embargo, existen reportes según los cuales, el síndrome no se asocia con una lesión específica, sino que puede ser producido por lesiones de pequeño tamaño en áreas corticales o subcorticales, como por ejemplo en los ganglios basales (Sosa, et.al, 2017).
¿Es un trastorno psiquiátrico o neurológico?
Aunque suele identificarse como una alteración neurológica, se ha presentado en algunos pacientes con trastornos psiquiátricos como esquizofrénica y trastorno conversivo, así como trastornos de ansiedad, trastornos de personalidad, trastorno obsesivo compulsivo, depresión y alexitimia (Buentello-Garcia, et. al, 2011). Sin embargo, aunque pueda que las alteraciones neurológicas no sean evidentes en las imágenes diagnósticas, debe tenerse en cuenta que quizá existan correlatos neuronales en las enfermedades psiquiátricas, junto con las alteraciones secundarias al tratamiento farmacológico.
En el año 2010 se presentó una clasificación en tres categorías para síndrome del acento extranjero (Vares, 2014):
- Neurogénico: los cambios son provocados por un daño en el sistema nervioso central, generalmente en áreas relacionadas con el lenguaje, mencionadas anteriormente.
- Psicogénico: cuando los cambios se presentan en pacientes que tienen algún tipo de alteración emocional o comportamental, y no se reporta ningún daño cerebral.
- Mixta: cuando la causa es neurogénica, pero el paciente desarrolla todo un conjunto de características de personalidad nuevas. Esto implicaría la construcción de una identidad más coherente con su nuevo acento, todo como producto del efecto emocional por la alteración en el habla. Se ha descrito el caso de una paciente norteamericana, quien tras un evento cerebral izquierdo desarrolló un acento extranjero inglés. Poco después, la mujer comenzó a emplear expresiones y coloquialismos propios del inglés británico. Este hecho fue calificado como una necesidad de ajustarse a su nueva pronunciación.
Además, en algunos casos, el acento extranjero también se presenta durante el desarrollo; en comorbilidad con trastornos específicos del lenguaje como disfasia, dislexia o disartria (Berthier, et. al, 2016).
En el ámbito de funcionamiento cognitivo, las evaluaciones neuropsicológicas muestran resultados variables, con diferentes perfiles. Esto indicaría que, por lo general, en los pacientes con síndrome del acento extranjero no hay sintomatología cognitiva directamente relacionada con las alteraciones del habla. No obstante, estos podrían arrojar luz acerca de las áreas afectadas (Berthier, et. al, 2016).
Abordaje del síndrome del acento extranjero
El tiempo de presentación de los síntomas puede tener una duración entre meses y años, o desaparecer de forma espontánea o progresiva (Buentello-Garcia, et. al, 2011).
La intervención inicialmente se centra en tratar la causa a nivel orgánico o psiquiátrico, con el fin de recuperar y proteger áreas que se hayan visto afectadas y generen otros déficits. Directamente en relación con el síndrome del acento extranjero, con el fin de favorecer la recuperación del paciente y su calidad de vida, se han reportado intervenciones basadas en el modelo cognitivo conductual, entrenamientos con biofeedback e intervención por fonoaudiología(Jones, et. al, 2011).
Como se puede observar, este es un síndrome que confirma lo complejo del funcionamiento cerebral. Además, ratifica que el cerebro no está divido en áreas asociadas directamente con una función, sino que se coordina para que se realicen las diferentes conductas, siendo este el motivo por el cual muchos de las alteraciones cognitivas, conductuales y neurológicas no pueden ubicarse anatómicamente, junto con la dificultad que esto genera para su tratamiento. Por esta razón, los tratamientos lejos de ser estrategias generalizables, se establecen acorde con las características de cada paciente, su sintomatología y los resultados de una evaluación previa.
Referencias:
- Berthier, M. L., Roé-Vellvé, N., Moreno-Torres, I., Falcon, C., Thurnhofer-Hemsi, K., Paredes-Pacheco, J., … Dávila, G. (2016). Mild Developmental Foreign Accent Syndrome and Psychiatric Comorbidity: Altered White Matter Integrity in Speech and Emotion Regulation Networks. Frontiers in Human Neuroscience, 10 (1), 339- 340. Recuperado de: psycnet.apa.org
- Buentello-García, R. M., Martínez-Rosas, A. R., Cisneros-Franco, J. M., y Alonso-Vanegas, M. A. (2011). Síndrome del acento extranjero. Arch Neurocien Mex, 16 (3), 167-169.
- Jones, H., Story, T., Collins, T., DeJoy, D., y Edwards, C. (2011). Multidisciplinary assessment and diagnosis of conversion disorder in a patient with foreign accent syndrome. Behavioural Neurology, 24 (1), 245-255. Recuperdo de: www.researchgate.net
- Mato, R., Ricart, R. C., Sotomayor, M., y Mendez, T. (2018). Sindrome del acento extranjero. GeroInfo, 13 (1), 1-8.
- Sosa, F., Bustamante, J., Rodríguez, F., Argañaraz, R., Rubino, P., y Lambre, J. (2017). Remisión de aneurisma luego de exéresis de MAV con aparición de síndrome del acento extranjero. Surgical Neurology International, 8 (1), 1-4. Recuperado de: www.ncbi.nlm.nih.gov
- Vares, E. (2014). Un nuevo caso de síndrome del acento extranjero ligado al desarrollo. Revista de logopedia, fonatría y audiología, 35 (2), 77-83.